Delhi a la caza de Amritpal Singh, líder del movimiento por el Jalistán
Prófugo desde hace casi una semana, el predicador sij lidera un grupo separatista en el estado indio de Punjab. La independencia jalistaní se remonta a la época de la separación de India y Pakistán. Una historia de enfrentamientos con el gobierno central. El rol de la diáspora.
Milán (AsiaNews) - Utilizó cinco vehículos diferentes en 12 horas para evitar ser capturado por la policía en el estado indio de Punjab, mientras estallaban disturbios frente a las sedes diplomáticas de Londres y San Francisco en protesta por las detenciones masivas de sus partidarios y la suspensión de Internet en todo el territorio punjabí. Amritpal Singh, supuesto predicador sij líder de un movimiento que reclama la independencia de Jalistán, lleva casi una semana prófugo. Pero no es tanto su figura la que goza de apoyo dentro y fuera del país, sino el movimiento jalistaní, que desde la independencia ha sobrevivido bajo diversas formas. Después de alcanzar su punto álgido en la década de 1980, antes de sufrir una violenta represión por parte de las autoridades de Delhi, hoy parece haber cobrado fuerza nuevamente.
Llamado "Bhindranwale 2.0", en honor de Jarnail Singh Bhindranwale, militante sij en quien el predicador dijo haberse inspirado, Amritpal Singh se había trasladado a Dubai para dedicarse al negocio familiar en el ámbito de los transportes. Regresó al Punjab el año pasado para tomar las riendas de una organización llamada Waris Punjab De (Herederos del Punjab) después de que su fundador, Deep Sidhu, falleciera en un accidente de tráfico. "Nuestro objetivo del Jalistán no debe verse como un mal y un tabú. Es una ideología y la ideología nunca muere. No se lo pedimos a Delhi", había declarado Singh el 24 de febrero. El día anterior, cientos de sus seguidores se habían enfrentado a las fuerzas de seguridad exigiendo la liberación de un miembro del movimiento detenido por un presunto delito de secuestro.
El movimiento por el Jalistán ha adoptado distintas formas a lo largo de los años, pero siempre exigió la creación de un Estado independiente en lo que hoy es el Punjab, región dividida entre India y Pakistán y que hoy alberga en su mayor parte a personas de confesión sij.
La lucha política por la autonomía comenzó con la independencia de India en 1947: durante la separación con Pakistán, el Punjab fue escenario de feroces enfrentamientos sectarios. Lahore y otros importantes lugares de culto sij, como Nankana Sahib, lugar de nacimiento de Guru Nanak, el fundador del sijismo, pasaron a Pakistán. Miles de musulmanes que se habían quedado varados en India se dirigieron hacia el nuevo Estado, mientras que hindúes y sijs tomaron la ruta opuesta. Poco después nació el movimiento Punjabi Suba, precursor del movimiento por el Jalistán: pedía la creación de un estado de habla pujabi.
Después de más de una década de protestas, en 1966 se redibujó la geografía de la India para reflejar las reivindicaciones del movimiento: Delhi dividió el territorio original en tres, creando Himachal Pradesh e Haryana, de mayoría hindú y de habla hindi, y Punjab, de mayoría sij y donde se habla principalmente punjabí.
Gracias a los logros del Punjabi Suba, en los años 70 la escena política estaba por entonces dominada por el Shiromani Akali Dal, un partido que en realidad nació en 1920, poco después del Congreso de Gandhi y su principal rival en el Punjab. En 1973, después de reunirse en la ciudad sagrada de Anandpur Sahib, el grupo le planteó a Delhi una serie de reivindicaciones, entre ellas la de un Punjab autónomo con su propia Constitución, pero imaginando que permanecería en la Federación India.
Sin embargo, dentro del partido también existía una corriente más radical, representada por Jarnail Singh Bhindranwale. El movimiento por el Jalistán pretendía, entre otras cosas, dar respuesta a los problemas socioeconómicos de la población rural, pero la popularidad que alcanzó Bhindranwale a principios de los ochenta se convirtió en un problema para el gobierno de Indira Gandhi, que, en lugar de negociar, decidió que se trataba de un movimiento secesionista. En 1984, el gobierno indio lanzó la Operación Estrella Azul contra el Templo Dorado de Amritsar, el lugar más sagrado para los sijs. El 6 de junio Bhindranwale fue asesinado y desde entonces se lo considera un mártir. Se calcula que entre 5.000 y 7.000 personas murieron en los enfrentamientos. El 31 de octubre del mismo año, Indira Gandhi es asesinada por dos guardaespaldas sijs. Además, según cálculos conservadores, al menos 8.000 sijs perdieron la vida en disturbios callejeros después del asesinato de la primera ministra del Congreso.
Según algunos observadores, quienes protestaron a favor de Singh en los últimos días no son más que una minoría de sijs que viven en el extranjero. Para el periodista experto Terry Milewski, en cambio, "la diáspora está formada principalmente por personas que no quieren vivir en la India. Entre ellos hay muchos que recuerdan los malos viejos tiempos de la década de 1980". Hoy "hay una pequeña minoría que se aferra al pasado, y esa pequeña minoría sigue siendo significativa no por el apoyo popular, sino más bien porque intentan mantener su propia influencia política con diversos partidos políticos de izquierda y derecha. Pueden reunir una masa de simpatizantes que votarán a los políticos que logren halagarlos".
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