Del sudeste asiático a Estados Unidos, las redes criminales chinas, una amenaza global
Un estudio del Instituto de la Paz de Estados Unidos revela. A partir de 2021 la creciente influencia de los grupos criminales afecta a la población y a la seguridad nacional de los distintos Estados. Para los expertos, es necesaria una mayor coordinación entre Beijing y Washington. Las redes criminales facturan 64.000 millones de dólares.
Bangkok (AsiaNews) - Un informe del United States Institute of Peace (Usip) analiza el origen y el tamaño de las redes criminales transnacionales, en su mayoría de origen chino, que utilizan las tecnologías de la información para sus actividades, las cuales se están expandiendo a nivel mundial. Hasta el punto que, a partir de 2021, la creciente influencia de los grupos del hampa ha llegado a amenazar directamente la seguridad de las personas y a suponer una creciente amenaza para la seguridad nacional de muchos países, entre ellos Estados Unidos.
"La delincuencia organizada es uno de los principales motores de los conflictos a escala mundial. Se aprovecha de la debilidad de las autoridades, de una aplicación descuidada de la ley y de una normativa inadecuada. Destruye el tejido social fortaleciendo y enriqueciendo a los grupos armados y alimentando los conflictos violentos. En Asia, los grupos delictivos apoyan a regímenes corruptos y peligrosos, desde Myanmar hasta Corea del Norte, convirtiéndose en una amenaza inmediata para la estabilidad regional", reza el informe final del Grupo de Estudios de Alto Nivel de la Usip sobre la Delincuencia Organizada Transnacional en el Sudeste Asiático. También destaca cómo "estas redes criminales utilizan su poder e influencia para desarrollar centros de ciberdelincuencia en la región, concentrados principalmente en Myanmar, Camboya y Laos, pero implicando a la mayoría de las demás naciones en sus operaciones e iniciativas fraudulentas".
El trabajo de los expertos vuelve a poner de relieve "cómo utilizan los grupos delictivos la tecnología avanzada, cómo se hacen con el control de gobiernos débiles y corruptos, cómo trafican ilegalmente con las personas a las que explotan y utilizan la tortura para presionar a las víctimas para que operen en empresas ilegales, cómo limpian los fondos robados y cómo intentan disfrazar sus delitos".
Los esfuerzos de contención y lucha requerirían -se subraya- un enfoque global que aborde las causas, los efectos, el alcance geográfico y los métodos operativos de las acciones delictivas, porque un enfoque diferente para cada país sería un fracaso, dada la capacidad de los grupos delictivos para desplazarse a través de las fronteras y escapar a la ley. Por eso señala la necesidad de coordinación entre Estados Unidos y China, como mayores víctimas de esta "industria", para no dejar más resquicios a las redes criminales.
El informe destaca en primer lugar el daño que la situación en el Sudeste Asiático supone para Estados Unidos. Por ejemplo, se calcula que ciudadanos estadounidenses y canadienses han perdido 3.000 millones y 350 millones de dólares, respectivamente, por estafas y fraudes originados en esta región de Asia. La detención de cuatro individuos afincados en Estados Unidos, presuntamente responsables de blanquear 80 millones de dólares mediante empresas fraudulentas en línea, confirmó que los grupos también actúan fuera de su zona de origen. Al señalar que los ciudadanos estadounidenses son actualmente los más expuestos a la actividad delictiva financiera, el Departamento de Justicia de Washington subrayó que las estafas en línea podrían unirse pronto a la propagación del fentanilo entre los principales riesgos que plantean las agresivas redes delictivas chinas. Se calcula que, a escala mundial, las estafas hicieron ganar a las redes delictivas 64.000 millones de dólares el año pasado, de los cuales 43.000 millones correspondieron al Sudeste Asiático, una suma equivalente al 40% del PIB combinado de Myanmar, Camboya y Laos.