Del cardenal Bo a la 'Oración global por China'
Expertos, políticos y académicos proponen una semana de oración por los perseguidos en China: católicos, protestantes, musulmanes, activistas de Hong Kong y presos de conciencia. La invitación tuvo su origen en la sugerencia del Card. Charles Maung Bo de hacer una “Semana de oración por la Iglesia”, según el modelo de la Jornada que dispuso Benedicto XVI en 2007 para la fiesta de Nuestra Señora de Sheshan.
Londres (AsiaNews) - Un grupo de cristianos laicos de seis continentes ha lanzado una campaña de "oración global por China" para pedir por la Iglesia y el pueblo chinos del 23 al 30 de mayo de 2021. La oración incluye también a los uigures perseguidos en Xinjiang, los presos de conciencia, los pastores protestantes, los activistas y las figuras destacadas de Hong Kong que se encuentran en la cárcel.
Entre los miembros de la comisión hay políticos como Chris Smith del Congreso de los Estados Unidos; Lord David Alton en Gran Bretaña; Garnett Genuis (Canadá); Kevin Andrews (Australia); académicos como Jane Adolphe y expertos como Nina Shea y Benedict Rogers. Y Andrew Bennett (de Canadá) es el portavoz.
La página web de la campaña es www.GlobalPrayerforChina.org y ofrece material sobre los presos políticos y religiosos, información sobre la situación de la libertad religiosa en China y herramientas para las homilías y vigilias que se realizarán durante la semana de mayo.
La campaña se inspira en un mensaje del Card. Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún (Myanmar) y presidente de la FABC (Federación de Conferencias Episcopales de Asia), quien el pasado mes de marzo propuso la idea de continuar durante una semana la Jornada Mundial de Oración por la Iglesia en China. Esa Jornada fue instituida por Benedicto XVI en 2007, y debía celebrarse el 24 de mayo de cada año, en la fiesta de Nuestra Señora de Sheshan, María Auxilio de los cristianos, que se venera en el santuario de Sheshan, cerca de Shanghai.
Explicando los motivos de esta semana de oración, el Card. Bo dijo: “Quiero expresar mi afecto por el pueblo de China, mi respeto por su antigua civilización y su extraordinario crecimiento económico; mi esperanza es que siga creciendo como potencia global y pueda convertirse en una fuerza del bien y protectora de los derechos de los más vulnerables y marginados del mundo”. Y concluyó: "Invito a los fieles ... a unirse al Papa Francisco, al Papa emérito Benedicto XVI y a toda la Iglesia para pedir - en palabras de Benedicto XVI - a la “Madre de China y de Asia” que ayude a los fieles, para que “nunca tengan miedo de hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús”, y “sean siempre testigos creíbles de ese amor, permaneciendo unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia”.
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