Decenas de arrestos y condenas: la represión de Teherán contra los cristianos
Ya se dictaron 25 condenas en 2022 frente a las 15 de 2021. En los primeros seis meses del año se efectuaron 58 arrestos (72 el año pasado). Teherán recurre a falsas acusaciones de violación de la seguridad nacional y espionaje para "silenciar" a las minorías. Especialmente perseguidos los conversos del Islam y los de habla persa. Se ha prohibido el ingreso de nuevos fieles a las comunidades.
Teherán (AsiaNews) - Pese a las proclamas de libertad religiosa, en Irán es cada vez más dura la represión del gobierno contra los cristianos (y otros) y este año se ha verificado una escalada de arrestos y condenas que ya superan al menos parcialmente las cifras de años anteriores. En 2022 los jueces impusieron 25 condenas frente a las 15 registradas en todo el 2021. En cuanto a los arrestos, en el primer semestre de este año las cifras hablan de 58 ciudadanos interrogados y encarcelados, con cifras que ya se acercan a las 72 detenciones totales del año anterior.
Activistas y ONG pro derechos humanos apelan a la comunidad internacional, que no puede "permanecer en silencio" mientras Teherán recurre a acusaciones espurias de violaciones "de la seguridad nacional y espionaje" para "silenciar a las minorías, expulsarlas u obligarlas a desplazarse". En la última década, explica Article18, que se especializa en documentar casos de violaciones de la libertad religiosa en Irán, el gobierno ha cerrado casi todas las iglesias de habla persa y las que quedan deben demostrar que "sus miembros eran cristianos antes de la revolución de 1979". Al mismo tiempo, está "estrictamente prohibido" el ingreso de nuevos fieles..
El último caso documentado se refieren a un hombre de 63 años arrestado a mediados de agosto (junto con su esposa), enfermo de Parkinson en estado avanzado, y otras dos personas de 58 y 48 años a principios de septiembre, todos encerrados en la tristemente célebre prisión de Evin, en las afueras la capital. Se los acusa de profesar la fe cristiana, aunque las autoridades iraníes reconocen que solo uno de los cuatro es un "verdadero cristiano": Joseph Shahbazian, de 58 años, de origen armenio y por tanto de "etnia cristiana". Mientras que los otros (Homayoun Zhaveh, su esposa Sara y Malihe Nazari) son persas, nacidos musulmanes y, a ojos del gobierno, lo siguen siendo. Sin posibilidad de conversión, ni libertad de culto.
Si los iraníes de origen armenio (y asirio) pueden celebrar, al menos parcialmente, los ritos de su fe en sus respectivas iglesias, no pueden, sin embargo, enseñar en el idioma local ni acoger en la comunidad a los que nacieron profesando el Islam. Esta represión condujo a una escalada de arrestos arbitrarios y provocó que numerosos grupos activistas y pro-derechos dieran la voz de alarma sobre la difícil situación de los cristianos, bahá'ís, ganabadíes y ateos en el país.
Las cifras referidas a los conversos son difíciles de verificar, aunque según algunos, al menos un millón de musulmanes han abrazado el cristianismo. Pero lo cierto es que no tienen un lugar de culto para reunirse y a menudo se ven obligados a rezar y hacer las celebraciones en casas particulares (iglesias domésticas), que tamién fueron objeto de allanamientos y registros por parte de la policía.
Incluso el propio líder supremo habló en 2010 de las "casas-iglesia", calificándolas de "falsas escuelas de misticismo" que deben ser destruidas y perseguidas porque son "enemigas del Islam [...] y su objetivo es socavar la religión en la sociedad". El ayatolá Ali Khamenei legitimó así las posteriores oleadas de arrestos que emprendieron las autoridades. Lo que está directamente relacionado con el caso de Joseph, Malihe, Homayoun y Sara, los últimos cristianos iraníes - uno reconocido, los otros no reconocidos - que fueron detenidos y acusados, y actualmente se encuentran en la cárcel por participar en una iglesia doméstica. Por este "delito" el primero deberá cumplir hasta 10 años de prisión, Sara ocho, Malihe seis y Homayoun dos.