De Kenia a India: el compromiso de las escuelas católicas en la formación de los jóvenes
Mumbai (AsiaNews)- En Kenia los católicos están a la vanguardia en la formación académica de las nuevas generaciones. Es el sentido de la reflexión de Kevin de Souza, un africano de origen hindú, comparte con AsiaNews.El hombre es un ex estudiante de la Strathmore School, la primera escuela interracial fundada en 1958 en el país africano por el impulso y deseo de San Josemaría Escrivá. Refiere: “Era difícil entra en la escuela, dada la calidad de su enseñanza”. “Al final pasé los exámenes de inglés y matemáticas y fui admitido”.
Hoy, de Souza está en la India para enseñar a los muchachos y dirige el centro Opus Dei de Mumbai. Cuenta que en 1989, cerca de Nairobi, fue inaugurado el Kimlea Technical Training centre, una escuela enfocada en la formación de las mujeres en las zonas rurales. El proyecto nace por iniciativa de Mons. Alvaro del Portillo, que en aquél año, al visitar Kenia, entró en contacto con la pobreza de las zonas rurales. Desde que fue fundado, el Centro educó a más de doce mil muchachas, la mayor parte de las cuales hoy trabaja en las plantaciones de té y café.
El docente declara que recientemente fue inaugurada otra escuela de formación en un suburbio de Nairobi. Se trata del Eastlands College of Technology, un liceo técnico que puede hospedar hasta 800 estudiantes, en uno de los barrios más peligrosos de la capital y con más de un millón de habitantes.
El liceo está dirigido por el Strathmore Educational Trust, que tiene como objetivo el de apoyar a los distritos más pobres de África, para que las nuevas generaciones puedan gozar de una instrucción de calidad. Según las últimas estimaciones, la mitad de la población keniana (unos 40 millones) está por debajo de los 25 años, con una tasa de desocupación que alcanza el 80% de la fuerza de trabajo.
Por último, de Souza recuerda un detalle particular de su vocación laica, nacida cuando era joven y frecuentaba la escuela. “Mi madre quería que fuese a misa, pero yo no quería. Estando en el segundo año, noté que un compañero mío de clases iba a misa todos los días. No entendía cuál era el motivo de ese gesto. Entonces le pregunté si alguno de su familia estaba enfermo o si tenía problemas. En cambio, me sonrió y me dijo que lo que quería, y por eso iba a misa, era recibir cada día a Jesús. Esa respuesta cambió mi vida. No podía más oponerme a mi camino de fe”.
