04/04/2020, 13.21
SIRIA
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Damasco, la lucha contra el Covid-19 y los oportunismos políticos

de Pierre Balanian

A pesar de los 9 años de guerra, en la lucha contra el virus, Siria parece ser el país más eficiente entre las naciones árabes. Las acusaciones de la oposición, sobre el ocultamiento de casos de infecciones, fueron desmentidas por la OMS. El príncipe de los Emiratos telefonea a Assad para ofrecerle su amistad y ayuda. Algunas ciudades permanecen aisladas. Todos los hospitales del país han sido equipados para atender específicamente la epidemia. En Alepo, se pone en marcha la producción local de respiradores artificiales.

Damasco (AsiaNews)- Un terremoto de 4.7 grados de magnitud se produjo anoche a las 20:15 horas y aunque duró pocos segundos, aterrorizó a los habitantes de la costa situada entre el Líbano, el norte de Siria y Turquía.  El terremoto no causó daños; el epicentro fue en el mar, a unos 65 km de la ciudad siria de Latakia. Sin embargo, por pocos instantes, el temblor desvió el pensamiento del país, sumido en las medidas para combatir el Covid-19, cada vez más estrictas. 

En la lucha contra el virus, hasta el momento, Siria parece ser el país más eficiente del círculo de países árabes, pese a haber vivido 9 años de guerra, y de haber sufrido la destrucción de sus infraestructuras, hospitales, fábricas de medicamentos y equipamiento sanitario, las sanciones y el embargo de materiales y equipamiento médico. Desde el 31 de enero pasado, al día siguiente del anuncio de la Organizaciín Mundial de la Salud (OMS) que calificó el Covid-19 como “una emergencia que reviste preocupación mundial”, AsiaNews -presente en la frontera terrestre sirio-libanesa - pudo constatar que cada persona proveniente del Líbano era registrada y controlada por un equipo médico, cosa que no sucedía al lado de la frontera. Las peregrinaciones parroquiales de las iglesias católicas de Tartús y Latakia - que visitan a los cristianos en el Líbano - de los meses de febrero y marzo ya habían sido canceladas.  

En Siria, el primer caso positivo de Covid-19 fue el de una “veinteañera proveniente del exterior”. Así lo afirmó el pasado 16 de marzo el Ministro de Salud, el cristiano Nizar Yasdji, antes de impulsar las medidas preventivas. Cierre de las fronteras terrestres; un plazo de dos días para regresar al Líbano; encierro; toque de queda nocturno desde las 18:00 hasta las 06:00 horas; negocios cerrados, salvo los del rubro alimentario y las farmacias; se detiene la impresión de periódicos en formato papel; cierre de escuelas y universidades; se prohíben las asambleas públicas incluyendo aquellas relativas al culto; desinfectan las calles.  

Para evitar el hacinamiento en las cárceles, que las transformaría en focos de contaminación, el mismo 16 de marzo un decreto presidencial anunció una amnistía general para todos los delitos cometidos hasta la fecha, con la excepción de los delitos de especulación de moneda extranjera y los crímenes de lesa humanidad; las condenas a perpetua recibieron una reducción de 20 años. 

Los grupos de oposición, desde el exterior, enseguida subestimaron las medidas, expresando incredulidad y acusando al gobierno sirio de “censurar la verdadera dimensión” de la crisis y de ocultar “la cifra real de infectados”. 

La emisora televisiva siria Orient, anti-Assad a rajatabla, que transmite desde los Emiratos Árabes Unidos, acusó a Damasco por no haber interrumpido los vuelos de las compañías Iran Air y Mahan, que realizan trayectos desde y hacia Irán. La misma emisora informa  que son muchos los casos positivos registrados y censurados por el gobierno en Damasco, Homs, Latakia y Tartús. En tanto “en los territorios liberados por el régimen no se habría registrado ningún caso”. La impresión que uno tiene es que la amenaza sanitaria mundial es una competencia para fines políticos. 

El mismo 16 de marzo, otra fuente opositora a Assad, como es el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde Londres, afirmaba la existencia de 128 casos positivos y el deceso de una enfermera afectada por el coronavirus por atender a los pacientes. El Observatorio habló de otros 15 casos, censurados por las Fuerzas de seguridad, al este de la localidad de Deir El Zor.  Sin embargo, el representante de la OMS en Damasco, Neama Sayed Abd, ha desmentido estas fuentes y ha confirmado los datos brindados por el gobierno de Damasco. Quizás aprovechando el relajamiento de las presiones de EEUU, que también se baten en la lucha contra el Covid-19, el 27 de marzo pasado, el príncipe Mohammad Ben Zayed Al Nahyan (Emiratos Árabes Unidos) telefoneó al presidente sirio Bashar Assad pidiéndole olvidar el pasado y afirmando que “la Siria árabe no afrontará sola” esta pandemia. 

 

Ciudades aisladas

En el país, marcado por una larga guerra, la difusión del virus podría tener consecuencias catastróficas. Ayer, las cifras oficiales daban cuenta de 16 casos positivos. Es por eso que las medidas adoptadas van en aumento; hasta el 16 de abril estará prohibido desplazarse de una provincia a otra; también se prohibe la exportación de cítricos, legumbres secas y productos desinfectantes, como el cloro. Se procura mantener bajos los precios al consumidor, implementando medidas para combatir la especulación. 

Bashar Al Jaafari, el embajador sirio en la ONU, ha solicitado a la comunidad internacional que se levanten las sanciones, sobre todo aquellas que rigen sobre los medicamentos y el instrumental médico. Una fuente de AsiaNews ha comentado que todos los hospitales públicos de Damasco han sido destinados exclusivamente a la lucha contra el Covid-19 y que se ha vuelto casi imposible recibir atención médica por otras dolencias.

La ciudad de Sayidda Zeinab, próxima a Damasco, se encuentra aislada desde hace dos días, tras descubrirse un caso positivo. En esta ciudad se encuentra el santuario y la tumba de la hija del Imán Hussein, y constituye una meta de peregrinación para los chiítas de todo el mundo. 

Aislamiento que también rige para los habitantes de un edificio en Baldar Mnin, en el interior de Damasco, donde ha surgido un caso positivo. Las Fuerzas del orden dictaron el aislamiento de la población por 14 días, garantizado a todos la disponibilidad de productos alimentarios y desinfectantes.  

Desde el exterior, la oposición critica las medidas “represivas del Régimen”. Desde el Líbano, donde los casos están en aumento, muchos sirios, aunque también muchos extranjeros, tratan de llegar clandestinamente hasta Siria, por considerarla más segura , en vista de la pandemia. Ayer, la estación de radio Al Madina, de Hama, transmitió la noticia de que 10 trabajadores africanos clandestinos, que huyeron del Líbano hacia Siria, fueron detenidos en los inmediaciones de Hama. Fueron llevados a un centro médico para realizarles controles de salud y luego proceder a su encierro. Como medida adicional para evitar la difusión del Covid-19, se ha instituido una línea gratuita, el número 193, para denunciar anónimamente cualquier ingreso clandestino en el territorio de Siria, ya que se ha prohibido la entrada de extranjeros y las fronteras están clausuradas. En tanto, la Cámara de Comercio de Alepo ayer anunció que ha logrado producir respiradores artificiales fabricados localmente (foto 2). La TV siria ha transmitido las imágenes de estudiantes universitarios de Medicina que distribuyen gratuitamente a la población las máscaras que se producen en Siria. Todos, musulmanes y cristianos, ruegan a Dios, esperando ansiosamente los resultados de estos sacrificios, con la esperanza de alcanzar el pico de la pandemia con el menor daño posible en término de vidas humanas. 

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