Daegu: tensiones por la construcción de una mezquita
A pesar de la autorización judicial, los habitantes de la ciudad, bastión conservador, organizaron un banquete con platos de cerdo y colocaron cabezas de cerdo cortadas delante del edificio. Ya se había desatado la polémica tras la llegada de refugiados afganos y yemeníes . Una imagen del país que contrasta con el progresismo difundido por el K-pop.
Seúl (AsiaNews) - Detrás de la imagen de Corea del Sur como país progresista y muy abierto - difundida sobre todo gracias a las series de televisión y al género musical K-pop - se esconde a veces una realidad mucho más oscura, al menos para los inmigrantes procedentes de países islámicos.
Desde hace algún tiempo, la ciudad de Daegu es el centro de una polémica por la construcción de una mezquita que enfrenta a la comunidad musulmana local y a los residentes del distrito de Daehyeong-dong. Hace unos años, un grupo de estudiantes universitarios de la ciudad había empezado a utilizar una casa vacía del barrio como sala de oración, pero debido a las limitaciones de espacio, en septiembre de 2020 los jóvenes obtuvieron permiso del gobierno local para renovar el edificio y ampliarlo. Pocos meses después, sin embargo, las autoridades municipales cambiaron de opinión bajo la presión de los vecinos del barrio, que se habían quejado de la obra.
El asunto llegó a los tribunales y el juez de distrito falló a favor de los estudiantes musulmanes, solicitando a la administración que retirara la orden de paralizar las obras. En ese momento, los vecinos tomaron el asunto en sus manos y, después de perder también la apelación de 2022, bloquearon el acceso a las obras con sus autos y con pancartas antiislámicas.
Durante el último año, la comunidad de Daehyeong-dong estuvo sacudida por las tensiones: a pesar de que la ciudadanía apoyó activamente la libertad religiosa de los estudiantes, algunos residentes siguieron intimidando a la comunidad de creyentes. El mes pasado, ciudadanos contrarios a la construcción de la mezquita organizaron frente a las obras su segundo banquete público en un período de pocos meses, ofreciendo platos a base de cerdo y defendiendo su menú como un elemento esencial de la cultura coreana. Unos meses antes, habían colocado cabezas de cerdo cortadas frente a la entrada del edificio.
La islamofobia y la xenofobia son fenómenos que en los últimos años han demostrado tener profundas raíces en Corea del Sur: no sólo en la ciudad de Daegu, históricamente un bastión conservador, sino también en otras partes del país. En Ulsan, al sureste de la península coreana, el año pasado un grupo de padres protestó largamente contra la admisión en la escuela local de algunos niños afganos refugiados en Corea después de la reconquista talibana de Kabul. En 2018, por otra parte, la llegada de 500 refugiados de Yemen que huían de la guerra civil a la isla de Jeju avivó la polémica sobre la política de acogida, después de que se presentara a los refugiados como una amenaza para la sociedad surcoreana.
Aunque el rápido envejecimiento de la población haría aún más necesaria la inmigración para evitar la llamada "bomba demográfica", Corea del Sur sigue siendo un país donde la convivencia entre diferentes culturas es muy complicada.