Custodio de Tierra Santa: No hay contacto con el p. Azziz, franciscano secuestrado en Navidad
Jerusalén (AsiaNews) - "Nos dimos cuenta de que fue tomado por alguien, pero no somos capaces de decir quién sea y, sobre todo, aún no somos capaces de decir, incluso si él todavía está vivo. Si supiéramos quién lo secuestro, podríamos tener una confirmación, pero no sabemos esto hoy". Según lo confirma a AsiaNews el P. Pierbattista Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa, todavía es un misterio el destino del p. Dhiya Azziz, un franciscano de origen iraquí, párroco de Yacoubieh (en Siria), raptado el día antes de Nochebuena. "En estos días tratamos de iniciar el contacto - añade el Depositario, sin entrar en detalles para evitar comprometer el resultado - pero hasta ahora no es mucho más de lo que ya se ha dicho".
El P. Dhya Azziz nació en Mosul, la antigua Nínive, Iraq, el 10 de enero de 1974. Después de los estudios en el Instituto médico de su ciudad, abrazó la vida religiosa y después de su noviciado en Ain Karem, hizó la primera profesión de votos religiosos el 1 de abril de 2002.
En 2003 se trasladó a Egipto, donde permaneció durante varios años. En 2010, ella cae en la custodia y enviado a Ammán. Y luego, en Siria, Latakia. Se hace entonces disponible de forma voluntaria para ayudar a la comunidad Yacoubieh, en la región de Orontes (provincia de Idlib, distrito de Jisr al-Chougour), en un contexto de gran peligro y bajo el control de las milicias Jabhat al-Nusra.
Ya en julio pasado había sido objeto de un secuestro flash, que terminó de una manera positiva en unos días con su liberación. Al principio la sospecha se había centrado en los militantes del frente al-Nusra, una rama de Al Qaeda en Siria; Sin embargo, los líderes del movimiento han negado cualquier implicación. Con toda probabilidad habría sido tomada por otro grupo yihadista que espera obtener un gran rescate.
Sin embargo, esta vez la situación es muy diferente. según lo confirmado por el mismo p. Pizzaballa "Hemos identificado el área de la toma, y es un área de gran conflicto, la frontera entre los territorios bajo el control del gobierno y las fuerzas rebeldes. En esa zona hay muchos grupos activos, afiliados a muchas denominaciones diferentes y sin coordinación entre sí, cada uno va por cuenta propia, por lo que es difícil saber quién ha actuado".
El Custodio de Tierra Santa confía en la oración y la esperanza de "tener un poco de información, qué podamos saber". El sacerdote añade que "es la primera vez que nos encontramos en una situación tan extraña", porque en el pasado, en el caso del secuestro de los franciscanos u otros conocidos", siempre encontramos un punto de contacto. Esta vez, no, por supuesto que es una situación muy diferente a la de julio".
Recordando el año jubilar proclamado por el Papa Francisco, el p. Pizzaballa finalmente afirma que la región "está en extrema necesidad de la misericordia". "Está claro para cualquiera que conozca la zona - dijo el Custodio – que no se puede salir de esta espiral de odio, resentimiento, venganza, si no se tiene el coraje para seguir adelante, para perdonar y ser misericordiosos, de lo contrario, es un círculo vicioso para degradarse más y más".
Desde el inicio del conflicto sirio, grupos de milicianos y combatientes yihadistas han secuestrado varias figuras prominentes de la comunidad cristiana local. Entre ellos los dos obispos, el metropolita Boulos Yazigi (de la Iglesia ortodoxa de Antioquia) y el metropolita Mar Gregorios Youhanna Ibrahim (de la Iglesia siro-ortodoxa) secuestrados el 22 de abril de 2013. Y también el sacerdote p. Jacques Mourad, de la Iglesia siro-católica, durante cinco meses en manos del Estado Islámico (Daesh).
A ellos se suman el padre jesuita Paolo Dall'Oglio, sacerdote italiano raptado en Siria el 29 de julio 2013, y otros dos sacerdotes, junto con otros voluntarios laicos, entre ellos dos chicas italianas de poco m{as de veinte años, liberados a mediados de enero. También el año pasado, los milicianos secuestraron a un grupo de 13 monjas al norte de Damasco, en libertad después de unos pocos meses, en un intercambio de prisioneros.