Cumple 40 años el Centro de Estudios del Espíritu Santo, un puente hacia la Iglesia en China

de Sergio Ticozzi

Fue fundado en 1980 por el entonces obispo de Hong Kong, Monseñor Giovanni Battista Wu Cheng-Chung, el Centro ha construido relaciones con China, reunido información y promovido estudios, ayudas y amistad con la Iglesia y la sociedad chinas. Las perspectivas para el futuro con una orientación más académica.

Hong Kong (AsiaNews) - Este año se celebra el 40 aniversario del Holy Spirit Study Centre (Centro de Estudios del Espíritu Santo) de Hong Kong, fundado el 1 de octubre de 1980. La iniciativa fue fruto de la previsora solicitud de monseñor Juan Bautista Wu Cheng-Chung (cardenal desde 1988, 1925-2002) por la Iglesia en China, que en aquel momento estaba comenzando una política de liberalización y apertura al mundo. Monseñor Wu confió la responsabilidad al padre John Tong Hon (actual Administrador Apostólico de Hong Kong, obispo de Hong Kong entre 2009 y 2017 y cardenal desde 2012) con la cooperación de miembros de la Sociedad Misionera Maryknoll, los padres Peter Barry y Elmer Wurth, y del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, el padre Angelo S. Lazzarotto. La Sociedad de Maryknoll ha jugado un papel muy importante en la historia y desarrollo del Centro, tanto por el aporte de personal adicional como por el apoyo financiero. Otras congregaciones religiosas de Hong Kong, tanto masculinas como femeninas, también proporcionaron posteriormente personal operativo.

El objetivo inicial era múltiple: seguir los acontecimientos de la Iglesia en China, ofrecer ayuda financiera para apoyar su renacimiento y reanudar las actividades, reunir información sobre su situación para transmitirla a los que estaban interesados en China por diversas razones (religiosas, turísticas o económicas). El objetivo de estas actividades era construir un puente entre la Iglesia católica en China y otras comunidades chinas y, sobre todo, con la Iglesia universal, promoviendo una misión de reconciliación.

Algunas actividades que se llevaron a cabo con este fin fueron: distribuir en China textos litúrgicos, publicaciones y artículos religioso; fomentar las visitas recíprocas con el clero chino; subvencionar proyectos de construcción (iglesias y conventos) y de formación religiosa en diversas diócesis y congregaciones chinas (mediante la búsqueda de agencias de ayuda para asegurar los subsidios); publicar la revista Tripod (en chino e inglés), el suplemento Dios ama a China y Puente con China en los semanarios católicos de Hong Kong, y otras publicaciones; organizar mensualmente el Ricci Meeting, un encuentro de actualización y convivencia con las personas involucradas en el apostolado en y hacia China; ofrecer cursos y conferencias en diversas instituciones; asesorar y guiar grupos de extranjeros en sus visitas o peregrinaciones a China, etc.

Con el paso del tiempo y los cambios en las condiciones sociales de China y Hong Kong, las actividades del Centro también se fueron adaptando, aunque no interrumpió las anteriores. Los proyectos de ayuda, por ejemplo, se focalizaron sobre todo en el ámbito de la evangelización y la formación humana y religiosa de los católicos, tanto del clero como de los fieles, con especial atención a las generaciones más jóvenes. Gracias a la mayor facilidad para desplazarse, el Centro comenzó a organizar cursos de corta duración en Hong Kong con la ayuda de otras instituciones (de una o dos semanas, dadas las restricciones de los permisos) sobre temas específicos para grupos calificados de católicos de China.

En la actualidad, es necesario tomar en cuenta diversos cambios: la información sobre China y la Iglesia proviene de múltiples fuentes periodísticas y electrónicas, así como del contacto directo de muchos visitantes; en el clero y las congregaciones de religiosas chinas, gracias a los estudios en el extranjero, han aumentado los especialistas en diversos temas como teología, Biblia y espiritualidad, y ahora pueden organizar iniciativas y cursos de formación in situ; la Santa Sede ha entablado conversaciones directas con las autoridades chinas con el fin de resolver el problema de la reconciliación entre el sector oficial y el extraoficial de la Iglesia, lo que ha llevado a la politización de la instancia, etc. Considerando estos nuevos elementos, el Centro ha decidido avanzar hacia un servicio más académico, continuando las otras actividades mientras resulten útiles. Por lo tanto, se propone poner un mayor acento en la investigación y el estudio de los problemas y desafíos que la Iglesia en China enfrenta actualmente, más que proporcionar información y noticias breves.

Con este fin, está desarrollando una cooperación más estrecha con el Holy Spirit Seminary College, para integrarse al mismo como instituto de investigación específico sobre la Iglesia en China. También se ha decidido reducir Tripod a dos números anuales pero con un contenido más académico. Se espera que este nuevo enfoque de intereses facilite los contactos y la cooperación con el mundo intelectual de China, en vista de un arraigo más profundo de la fe cristiana en su cultura. También resultaría en una mayor consonancia con la orientación de sinización de la religión que están persiguiendo las autoridades chinas y permitiría que el Centro continúe su función de puente entre la Iglesia Católica en China y la Iglesia universal.

El Centro no puede dejar de expresar su sincero agradecimiento a todas las personas, instituciones, congregaciones religiosas y agencias benefactoras que han contribuido y permitido su trabajo en estos 40 años.