Cuaresma en Karachi: la oración de los estudiantes por la paz y la estabilidad

de Shafique Khokhar

Ayer, un grupo de jóvenes asistió a la misa presidida por el arzobispo Mons. Travas. En su homilía pidió "penitencia y actos de sacrificio" como el ayuno para acercarse a Cristo. Pero llegaron nuevos elementos de tensión de parte de la política: en protesta, algunos aliados del ex primer ministro Imran Khan se entregaron a propósito a la policía para que los detuvieran.

Karachi (AsiaNews) - Un tiempo ideal para "rezar por la paz" en la región y en el mundo, por la "estabilidad" del país, para mostrar "consuelo y solidaridad" a los más desafortunados, para hacer gestos de "penitencia y sacrificio" que refuercen la fe. La Cuaresma es una oportunidad para renovarse, como subrayó ayer en su homilía el arzobispo de Karachi, monseñor Benny Mario Travas, celebrando la misa del Miércoles de Ceniza ante un grupo de estudiantes reunidos en la catedral de San Patricio. El periodo de preparación para la Pascua, añadió, es un tiempo propicio para "volver al Señor, confesarse y cambiar de vida" siguiendo los mandamientos.

“En estos días de Cuaresma", señaló el prelado en su reflexión, "debemos hacer penitencia y gestos de sacrificio" como el del "ayuno" que permite "experimentar en nuestra piel el dolor de Cristo". Una experiencia, añadió, que "nos permite acercarnos más a Dios" y estar más unidos "unos con otros". Mons. Travas concluyó su reflexión invocando la paz y la estabilidad en Pakistán, el mismo día en que el ambiente político del país se caldeó decididamente después de que algunos líderes del PTI (Pakistan Tehreek-e-Insaf) decidieran dejarse detener "a propósito" en señal de protesta.

Para aumentar la tensión, el 17 de febrero un grupo extremista atentó contra la sede de la policía de la ciudad, matando al menos a cuatro personas e hiriendo a otras catorce. A esto se suma la explosión de artefactos rudimentarios y disparos que llenaron el aire de humo en la zona situada entre el hospital Jinnah y el Sindhi Muslim. "Rezo por la paz", dijo una estudiante de segundo año, Myra Anastasia, dirigiéndose a los presentes, "y rezo por la prosperidad de nuestro Pakistán. La gente tiene enormes problemas, algunos no tienen ni para comer; mis padres me enseñaron a ahorrar dinero en estas fechas y ayudar a los pobres, para que puedan experimentar la alegría del Señor resucitado".

Para avivar la tensión en el país, justo al comienzo de la Cuaresma, algunos dirigentes del TPI decidieron entregarse "voluntariamente" a la policía de Lahore y dejarse detener de la forma más conocida como "Jail Bharo Tehreek". Shah Mahmood Qureshi, Asad Umar y Azam Swati, entre otros, acabaron esposados junto con otros miembros de segunda fila del partido y con sus simpatizantes, un total de unas ochenta personas. La base de la protesta, dijeron, era el ataque a los "derechos fundamentales" garantizados por la Constitución y el "desastre económico" derivado de las decisiones del actual gobierno.