Crisis ucraniana: es difícil que Beijing "salve" a Moscú de las sanciones occidentales
Al igual que con Crimea, los chinos no reconocerán a las dos repúblicas separatistas del Donbass ucraniano. China no puede compensar el suministro de gas ruso a Europa. Beijing sigue siendo reacio a seguir al Kremlin en sus esfuerzos de "desdolarización". Para los chinos, los ricos mercados de Estados Unidos y Europa son demasiado importantes.
Roma (AsiaNews) - Parece difícil que China pueda "salvar" a Rusia de las fuertes sanciones occidentales impuestas por las acciones agresivas de Moscú contra Ucrania. De momento el problema no se plantea: las medidas punitivas que impusieron ayer EEUU, la UE, el Reino Unido y otros aliados occidentales tras el reconocimiento ruso de las repúblicas separatistas (Donetsk y Lugansk) en el Donbass ucraniano son demasiado suaves, y no puede preocupar al Kremlin.
La situación sería distinta si hay una acción armada de Moscú en territorio ucraniano. Como ya prometió, el bloque occidental está dispuesto a responder con sanciones más duras. Sobre la mesa está la exclusión de Rusia del Swift -el sistema de pago internacional controlado por Washington- y del dólar. También se está estudiando prohibir a los bancos rusos que operen en los mercados financieros occidentales así como restringir la venta de alta tecnología, especialmente de microchips. El arma más importante sigue siendo suspender la compra de gas y petróleo rusos, la principal fuente de riqueza de Moscú.
Los últimos movimientos de Vladimir Putin están creando cierta incomodidad a Beijing. Al igual que con la anexión rusa de Crimea en 2014, el gobierno chino no reconocerá a las repúblicas separatistas en el Donbass ucraniano. Según varios analistas, lo más probable es que China no desafíe las sanciones occidentales contra el Kremlin, sino que trate de ayudar a su "cuasi-aliado" ruso de forma indirecta. Un ejemplo sería el acuerdo del 18 de febrero para que China compre carbón a Rusia.
La "ayuda energética" parece ser la forma más efectiva para que China mitigue el impacto de las restricciones occidentales sobre Rusia. A principios de febrero, en vísperas del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, las dos potencias acordaron suministrar anualmente al gigante chino 10.000 millones de metros cúbicos (bcm) adicionales de gas ruso durante 10 años. Sin embargo, en caso de interrupción del suministro a Europa, las compras chinas no podrán compensar las pérdidas rusas, al menos a corto y mediano plazo. En 2021 los países europeos compraron 168 bcm de gas a Rusia y los chinos llegaron a 16,5 bcm.
La excesiva dependencia de la venta de materias primas a China también podría frustrar los esfuerzos de Moscú para modernizar su economía, que en gran medida sigue teniendo la estructura económica de un país en vías de desarrollo. A pesar de las proclamas de cercanía y cooperación estratégica -en clave antiestadounidense y antioccidental- entre ambos países, Rusia no consigue diversificar el comercio con su socio chino. Como señala el South China Morning Post, el año pasado las exportaciones agrícolas rusas a China se detuvieron en 3.500 millones de dólares, lejos de los 52.800 millones de dólares de las ventas de energía.
Los rusos y los chinos han cerrado sus nuevos contratos de energía denominándolos en euros, una manera de reducir la dependencia de su relación comercial con el dólar. Sin embargo, la medida corre el riesgo de exponer a Moscú a las sanciones europeas. Aunque el Kremlin ha disminuido el uso de la moneda estadounidense en las transacciones con China en los últimos años, sigue siendo vulnerable. Según el Atlantic Council, en 2020 el 65,3% de las exportaciones rusas al mercado chino se pagaron en euros y el 22,7% en dólares. Sin embargo, el 60% de las exportaciones chinas a Rusia siguen estando denominadas en dólares.
Beijing sigue pidiendo una solución diplomática a la crisis ruso-ucraniana. Es evidente que a los dirigentes chinos les resulta difícil elegir entre los mercados ricos de EE. UU. y Europa, y el apoyo a Putin. En 2020, el primer año de la pandemia, China tuvo un intercambio comercial de 646 mil millones de dólares con la UE y 583,7 mil millones con EE.UU.. Con Rusia apenas superó los 102 mil millones. Cabe preguntarse qué ventaja estratégica podría empujar a Beijing a aceptar dolorosas pérdidas inmediatas para ponerse abiertamente a favor de Putin contra Occidente.
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