Crisis del Golfo, analista de Al Jazeera y AsiaNews: peligra la estabilidad, pero Occidente sigue inerte
Un choque exacerbado por cuestiones políticas y personales en el cual se contraponen dos "visiones" de Oriente Medio. Doha quiere reformas y una mayor libertad; para Riad y Abu Dabi existen amenazas a las monarquías y su dominio. Qatar rechaza las pretensiones de los saudíes, que preparan nuevas sanciones. La escalada anormal de la disputa que borra la diplomacia y las relaciones internacionales.
Doha (AsiaNews) - Una fractura "agravada" por cuestiones "personales y políticas", que ve contraponerse dos "visiones distintas" de Oriente Medio y del mundo árabe: por un lado, Qatar que "cree en mayores reformas y libertades"; por el otro Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que consideran a los movimientos democráticos surgidos en los últimos años en la región como "una amenaza a las monarquías y su dominio". Esta es la lectura de la crisis entre Riad y Doha que hace el periodista británico y analista de origen árabe Jamal Elshayyal, principal corresponsal del canal satelital de Al Jazeera, enviado para que cubrir los acontecimientos más relevantes de los últimos cinco años: para las revueltas de la llamada Primavera árabe en Egipto, para cubrir Libia, Siria y Yemen en el incidente de la Freedom Flotilla; pasando por el golpe de Estado en El Cairo del 2013 hasta el frustrado golpe ocurrido en Turquía el año pasado. "Una crisis - añade - que puede poner en peligro la estabilidad y la seguridad de las últimas zonas tranquilas en el Oriente Medio, el Golfo, ante la inercia internacional".
De acuerdo con la acusación hecha por los saudíes y los emiratos, Qatar apoyaría a los movimientos extremistas islámicos autores de la violencia en el Oriente Medio y en Occidente y, sobre todo, mantendría relaciones diplomáticas y comerciales con Irán, el enemigo número uno de Riad. De hecho, algunos analistas creen que estamos presenciando la batalla final entre los wahabíes y los Hermanos Musulmanes por el dominio en el mundo islámico. A un mes de iniciado el conflicto, ayer, los ministros de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Egipto se reunieron en El Cairo y han votado a favor de la extensión de las "restricciones" diplomáticas y comerciales a Qatar. Una respuesta a la decisión del emir en Doha de rechazar el ultimátum de los vecinos árabes, definiéndo los 13 puntos demandados en la propuesta de las naciones del Golfo como “irrealistas e impracticables” - incluyendo el cierre de Al Jazeera.
Para los jefes de la diplomacia de la coalición árabe, Qatar no entiende "la seriedad y la gravedad de la situación". Riad amenaza con más medidas, que serán tomadas en el momento apropiado. "Lo estamos haciendo - dijo el ministro de Exteriores, Ahmed al-Jubeir - no para golpear a Qatar, sino para ayudarle." Fue seca la réplica de Doha, que habla de agresión e insulto hacia los líderes del país y su gente.
En declaraciones a AsiaNews desde la sede de Al Jazeera, emisora promotora de una campaña internacional por la libertad de la prensa, Jamal Elshayyal informa que desde hace tiempo se presencia una "marcada distancia" entre Qatar y el binomio Arabia Saudita-Emiratos. Un "gran diferencia" con las políticas actuales y que, en los últimos dos años, parecía haberse reducido al menos en la confrontación hacia Riad "tras la subida al trono del rey Salman, mientras que las divisiones con Abu Dabi" se han mantenido sin cambios. "Por supuesto -, añade el cronista (en la foto en La Meca) - la gravedad y la profundidad de la crisis puede haber generado sorpresa y asombro, ya que sólo dos días antes de que explotara, un ministro saudí había sido recibido con todos los honores en Doha, en el marco de un foro. Pero lo que es más sorprendente es la rápida escalada, una crisis imparable que no siguió los tiempos y formas practicados siempre en la diplomacia y en el contexto de las relaciones internacionales".
Si, por un lado, la visita del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y la reavivada alianza entre Riad y Washington, después de las dificultades con Obama, han relanzado las pretensiones de liderazgo de Arabia Saudita en la región, por el otro, emerge el temperamento "ardiente e impetuoso" de las nuevas generaciones. La lista impuesta a Qatar, que también prevé el cierre del canal satelital, "nos sorprendió y es rechazada enérgicamente al menos en lo que a nosotros respecta," continúa Jamal Elshayyal. "Es increíble - añade – que, en el siglo XXI, un gobierno solicite la eliminación de un canal de televisión, incluso de una red de satélites que por primera vez cuenta muchos hechos de la región y del mundo. Casi hace sonreír que la queja provenga de un país que ni siquiera permite conducir a las mujeres".
"Hemos recibido - continúa el periodista - la solidaridad de muchos colegas y de los medios de comunicación de todo el mundo, registrando numerosas adhesiones a la campaña en defensa de la libertad de prensa y de la libertad de pensamiento. No hacemos política, sino que damos información. Por otra parte, registramos con pesar el hecho de que ha habido poco apoyo de los gobiernos, incluso de los occidentales, y de la comunidad internacional. Nosotros esperábamos más atención por parte de las cancillerías de América y Europa contra las reclamaciones draconianas y abusivas ... pero nada se ha hecho para contrarrestarlas o estigmatizarlas."
El quid de la cuestión gira en torno a las diferentes visiones que Qatar y Arabia Saudita (junto con los Emiratos) tienen de los movimientos activos en la región desde hace mucho tiempo en lo que respecta al reclamo de reformas, modernidad, de una mayor democracia y de libertad. "Para Doha - explica - es de gran interés seguir estas tendencias y darles espacio, sin reprimirlas. La idea es encontrar una manera de favorecer un modelo democrático para el mundo árabe, que sea incluso diferente del reconocido en Occidente. Un camino hecho a base de pequeños pasos. Por el contrario, Abu Dabi y Riad creen que todo esto conforma una amenaza; por lo tanto, lo reprimen, lo cual también nos ha afectado, al ser hallados culpables de dar voz a los que no tienen voz".
Hasta ahora, la crisis diplomática y comercial no había tenido un gran impacto sobre el emirato, a excepción de un ligero aumento de los precios en el orden del 15% de algunos alimentos básicos, como la leche y los huevos. "Qatar - explica Jamal Elshayyal - tiene un producto interno bruto que figura entre los primeros del mundo y es capaz de absorber el choque. Además, la población se ha ceñido al país y esto se refiere no sólo a los ciudadanos, que son una parte pequeña, sino también a los trabajadores extranjeros. Se está extendiendo cada vez más la costumbre de poner una etiqueta en la parte trasera del coche con el hashtag #weareallqatar, que se ha extendido también a las redes sociales. Los gigantes del petróleo y el gas siguen haciendo negocios como antes, con lo cual la economía no experimenta repercusiones, mientras que Turquía ha tomado el lugar de los saudíes en el suministro - a un precio un poco más alto - de alimentos y artículos de primera necesidad". "El riesgo real - concluye el experto - es la amenaza a uno de los pocos rincones estables de la región. Creo que debe se un interés de todos, incluso de los gobiernos, desde Roma a Londres, de Teherán y de los países árabes, que esta crisis pueda resolverse en el menor tiempo posible, para evitar otro conflicto después de los de Libia, Irak y Siria". (DS)
17/12/2016 13:14
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