Crece la influencia de las mujeres kirguisas y kazajas

de Vladimir Rozanskij

En Kirguistán, ocupan muchas funciones administrativas. La historia de Meerim Moldalieva, una ex policía discapacitada, ahora diputada. Gulbar Samsalieva se ocupa de proyectos sociales. En Kazajistán, el movimiento Feminita lucha por los derechos de las mujeres y de las personas LGBT.

Moscú (AsiaNews) – Las mujeres de Asia Central han sido tradicionalmente muy silenciosas y sumisas, pero ahora empiezan a hacer oír su voz: en Kirguistán ocupan muchos puestos administrativos; en Kazajstán, las feministas protestan sin miedo ante la violencia de los hombres.

Por primera vez en la historia, las mujeres obtuvieron casi el 40% de los cargos en las elecciones administrativas celebradas el pasado mes de abril, según una encuesta de Currentime.tv del 30 de mayo. En parte, el resultado se logró gracias a la ley que les garantiza al menos un tercio de los escaños en juego. Sin embargo, la mayoría de los ganadores creen que su éxito se debe, ante todo, a sus propios méritos, y no a los "cupos femeninos" que marca la ley.

Currentime entrevistó a Meerim Moldalieva (foto 2), una ex policía de 27 años que vio cambiar su vida tras un grave accidente. "Estuve paralizada durante mucho tiempo", dice la mujer, "y ya no quería vivir. Recién después de un año aprendí a sentarme en una silla de ruedas, y entonces pensé: ¿Por qué voy a quedarme sentada? La silla no es para mí, soy fuerte, puedo hacerlo, debo levantarme y caminar". Ahora Meerim es diputada y preside el consejo de su pueblo natal en la región de Narinsk.

Moldalieva explica que le ayudó mucho "el hábito de trabajar entre la gente, y la formación” que recibió". Su campaña se llevó a cabo casi exclusivamente desde casa, utilizando las redes sociales. Tuvo que competir con hombres a los que se disponían a votar hasta los miembros de su propia familia.

Gulbar Samsalieva (foto 1) también participó en las elecciones del 11 de abril y ganó en la primera vuelta. Ex enfermera, Gulbar se preparó mucho para la contienda electoral; empezó dos años antes, participando en el "consejo de mujeres" de su pueblo. Los diputados masculinos hacían campaña para el campeonato nacional de fútbol. Mientras tanto, ella trabajaba en proyectos sociales y ayudaba a los más pobres durante la pandemia.

Durante el fin de semana del 29 y 30 de mayo, grupos feministas salieron a las calles de varias ciudades de Kazajistán para protestar contra las amenazas y la violencia. Las representantes del movimiento Feminita fueron agredidas, y golpeadas por sujetos desconocidos, para luego ser detenidas por la policía sin motivo alguno.

Una de las activistas, Žanar Sekerbaeva (foto 3), mostró los moretones de sus manos y las abrasiones, y relató el terror que vivió durante los días de las manifestaciones. Junto con una amiga, Gulzada Serzan, había decidido reunirse el 29 de mayo con un grupo de mujeres de Shymkent. Querían hablar de los derechos de la comunidad LGBT, pero varias docenas de hombres irrumpieron en el hotel donde iban a reunirse. Además de utilizar la violencia, exigieron que las dos mujeres abandonaran la ciudad inmediatamente. La intervención policial terminó con la detención de los dos activistas.

Luego de los hechos y por consejo de los mismos policías, Žanar y Gulzada abandonaron Shymkent, pero siguieron recibiendo amenazas en las redes sociales. Žanar tiene previsto volver a la ciudad de la que fue expulsada para hablar de los problemas de las mujeres: "Los ataques a los derechos de las mujeres y de las personas LGBT demuestran que hoy, más que nunca, es necesario hablar del tema abiertamente. Quiero enviar un mensaje: no nos detendrán aunque nos maten, habrá otras mujeres que ocuparán nuestro lugar. No les tenemos miedo, y hablaremos aún más alto de nuestros problemas".