Covid-19, la mordaza de Beijing a sus propios científicos
La censura oficial frustra la investigación de la OMS sobre los orígenes del coronavirus. Los científicos chinos recibieron instrucciones del régimen sobre la manera de tratar el tema de la pandemia. Está prohibido el intercambio de información con el extranjero. Se retiraron los estudios no autorizados. Otro duro golpe a la credibilidad científica del país.
Beijing (AsiaNews) - El pedido de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que se realice una nueva investigación en China sobre los orígenes del Covid-19 vuelve a centrar la atención de la comunidad internacional sobre la integridad de la investigación científica china. Al presentar los resultados finales de la misión de investigación de la OMS en Wuhan, donde apareció el coronavirus a fines de 2019, el director de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, planteó la necesidad de realizar nuevos estudios para descartar que la pandemia haya tenido origen en un laboratorio de la capital de Hubei.
Tedros le pidió a Beijing que compartiera la información solicitada de una manera más completa y oportuna. Esto requiere un mayor intercambio entre los expertos independientes de la OMS y los científicos chinos. El problema es que, desde que estalló la emergencia sanitaria, China ha silenciado a sus propios investigadores.
El régimen ha hecho lo mismo con todos los ciudadanos que dieron la alarma sanitaria en los albores de la crisis o que intentaron arrojar luz sobre lo sucedido. Entre ellos, Li Wenliang, el médico que luego murió de Covid, o la Dra. Ai Fen, quien primero desapareció y luego fue alejada de su trabajo. La bloguera Zhang Zhan y otros periodistas terminaron en la cárcel por sus reportajes desde Wuhan. El jurista Xu Zhangrun cayó en desgracia por criticar el manejo de la pandemia por parte de Xi Jinping. Por la misma denuncia, el abogado de derechos humanos Xu Zhiyong se encuentra en prisión acusado de subversión.
La censura del Estado sobre los orígenes del Covid resulta evidente en una circular del 25 de febrero de 2020, que después llegó a manos de Associated Press. Allí se informa a los estudiosos chinos que cualquier nuevo proyecto de investigación debe ser "avalado y aprobado" en forma centralizada por la Comisión Nacional de Salud.
La directiva prohíbe a los científicos transmitir "información sobre la epidemia de Covid-19", así como datos, muestras biológicas y agentes patógenos relacionados con la misma a otras instituciones o personas. La circular del gobierno también ordena que los artículos sobre el tema presentados en revistas científicas, o publicados como anticipos, sin autorización del Estado, sean rápidamente retirados y reescritos de acuerdo con las nuevas indicaciones.
Un caso llamativo de retiro fue un estudio anticipado en ResearchGate por Botao Xiao y Lei Xiao, dos biólogos de la Universidad Tecnológica del Sur de China. En su trabajo, Botao y Lei decían que a 280 metros del mercado húmedo de Huanan (en Wuhan) se encuentran dos laboratorios. Revisando la historia de las dos estructuras, los autores plantearon la hipótesis de que es muy probable que el coronavirus haya tenido origen en uno de ellos.
El artículo, informa Le Monde, ha desaparecido de la web, al igual que los perfiles de ambos investigadores en ResearchGate. El periódico francés recuerda una advertencia contenida en la circular oficial acerca de que "cualquier persona que viole las indicaciones será tratado con severidad".
La represión de la investigación universitaria libre sobre el coronavirus supone un nuevo golpe contra la credibilidad internacional de la producción científica china. Según una encuesta publicada ayer en Nature, desde enero de 2020 revistas científicas de diversos orígenes han retirado 370 artículos de producción china. Se acusa a los autores de plagio o de haber presentado datos e información falsa. Recientemente, las autoridades de Beijing absolvieron a algunos científicos de los cargos de mala conducta. La investigación se inició cuando llegaron las denuncias de falsificación procedentes de la comunidad científica extranjera.