Cotabato del Norte y el drama de los terremotos
P. Peter Geremia, misionero del PIME de 80 años, está comprometido en las operaciones de socorro. Ayer condujo una primera misión médica a un centro de evacuación en Makilala, una de las ciudades más afectadas por la gran actividad sísmica de fines de octubre. “Recemos para que Dios nos dé la fuerza y determinación hasta quien está luchando por sobrevivir”.
Kidapawan (AsiaNews) – La población de Kidapawan (Cotabato del Norte) y de las municipalidades circunstantes está en una desesperada necesidad de ayuda, a causa de la serie de terremotos que se abatió en el territorio. El saldo es de al menos 22 muertos, centenares de heridos y más de 24 mil evacuados de la tragedia. En esta región de la isla de Mindanao desarrolla su obra misionera el p. Peter Geremia, sacerdote de 80 años del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME) y líder del Inter-Cultural Organizations’ Network for Solidarity and Peace (ICON-SP). “También hoy, los temblores de asentamiento nos tienen alerta y estamos listos para escapar de las casas o edificios con los bienes de sobrevivencia más importantes. Nos estamos preparando para un proceso de rehabilitación a largo plazo, que puede durar meses o hasta años”, afirma el sacerdote. A continuación su testimonio sobre los dramáticos momentos vividos durante y después de los temblores. (Traducción a cargo de AsiaNews).
El pasado 16 de octubre, nuestro Obispo, todo el clero y una gran multitud se reunieron para la dedicación de la catedral de Kidapawan, renovada con pinturas, vitrales y un magnífico espectáculo de santos como si fuese una visión del paraíso. Después de una larguísima ceremonia, muchas personas se quedaron dentro de la iglesia para sacar fotos. Imprevistamente hacia las 7 de la tarde, se desencadenó un terremoto de magnitud 6,3 que obligó a todos a escapar en estado de pánico. Y sucedió un pequeño milagro el hecho que ninguno haya quedado aplastado o pisoteado...
El 29 de octubre, a las 9 de la mañana, fuimos afectados nuevamente por un temblor de magnitud 6,6. Me encontraba dentro del edificio ICON-SP, que temblaba como un gigante borracho que estaba por derrumbarse. Un grupo de mujeres tribales estaban trabajando en trabajos de sastrería: fuimos todos obligados a escapar y encontrar cobijo bajo los árboles. Las participantes en esa actividad corrieron a sus casas, preocupadas por sus familias. Siguieron temblores de asentamiento.
El 31 de octubre, el clero, el obispo y algunos valientes se reunieron en la diócesis para celebrar la Jornada de los mártires. Aún hacia las 9 de la mañana, un tercer shock todavía más fuerte de los precedentes nos obligó a guarecernos de nuevo bajo los árboles cerca del cementerio. Allí hemos tenido nuestra solemne misa recordando a los Mártires, rezando por su protección de las calamidades. Muchos piensan que Madre Naturaleza estuviese muy enojada con nosotros.
Desde entonces muchos temblores de asentamiento, muchas habitaciones se derrumbaron o quedaron averiadas; muchas personas tienen miedo de quedarse en casa y duermen al aire libre, aunque llueva… el hotel más alto de la ciudad de Kidapawan cayó hincado y no se puede levantar más porque el primer piso se derrumbó y el edificio podría derrumbarse en cualquier momento. Los hospitales han evacuado a sus pacientes, las escuelas interrumpieron sus lecciones y la mayor parte de los negocios y también algunas iglesias están cerradas temporalmente. Enormes deslizamientos de tierra aparecen alrededor del Monte Apo, como heridas abiertas (Foto 2). Diversas comunidades fueron obligados y se les aconsejó abandonar las casas en modo permanente, en vista de una transferencia a áreas más seguras. Miles de personas se refugiaron en los centros de evacuación, en espera de ayuda.
Las autoridades de las 19 municipalidades de nuestra provincia, nuestro obispo y todas nuestras parroquias han movilizado a personas para brindar asistencia. Agua potable, comida, tiendas, ropa, etc. fueron llevadas a la sala de congresos de la diócesis e inmediatamente fue dispuesta su distribución. También muchos voluntarios y varios grupos provenientes de todo el país han adherido a las operaciones de socorro. Sin embargo, por el momento nos estamos preparando para las misiones médicas en muchos centros de evacuación y para las personas que duermen al aire libre.
El 2 de noviembre fui a un pueblo muy remoto en la municipalidad de Arakan, para la sepultura de 2 hermanos que murieron bajo una lluvia de piedras el 31 de octubre: Angelo Andy, de 22 años con un hijo de dos sobre su espalda, como los tribales están acostumbrados a llevar a sus niños; y su hermano menor, de 7 años. Sin algún preaviso, una lluvia de piedras descendió de la montaña. El equipo se salvamento encontró al hermano mayor que abrazaba al más joven. Ambos estaban muertos. Arrojado un poco más lejos de los 2, el niño estaba aún vivo y ahora está en el hospital en la esperanza que pueda sobrevivir. Muchas personas se reunieron alrededor de los 2 cadáveres. Recé para que el ejemplo del hermano mayor que trató de salvar al menor, pueda inspirarnos a ayudarnos recíprocamente en este momento de emergencia. Recé por el niño sobreviviente: él representa a todos los sobrevivientes que están luchando para superar las consecuencias de los terremotos. Aquella zona es considerada todavía como una zona crítica, en la cual los rebeldes del New People's Army (NPA) y los guerreros Bagani o tribales bajo los militares han combatido de reciente. Recé para que los 2 hermanos muertos y el pequeño sobreviviente pudiesen inspirar a todos nosotros a unirnos por la paz y para la protección de cada persona.
Ayer hemos conducido una primera misión médica en un centro de evacuación en Makilala. Un médico voluntario y nuestro equipo sanitario de Arakan están en capacidad de preparar remedios de emergencia e iniciar esta primera expedición. A causa de algunas dificultades en la coordinación con algunas autoridades locales, la actividad inició durante la tarde y se concluyó cuando ya estaba oscuro. ya que hay tantos pacientes que asistir, continuaremos desarrollando misiones médicas en los próximos días; no sólo en los centros de evacuación, sino también en zonas remotas en las cuales las personas están agrupados bajo los árboles, cerca de los deslizamientos o donde pueden tener algunos animales. Durante la misión médica, quedé impresionado por las historias de tantas víctimas sepultadas bajo las avalanchas. Una madre me contó que el 29 de octubre 4 personas, entre las cuales uno de sus hijos, estaban trabajando en una plantación de goma cuando de imprevisto sobre ellos se abatió una avalancha: la plantación desapareció y hasta ahora no pudimos recuperar los cuerpos. Un vecino declaró que otro trabajador fue sepultado debajo de los escombros, hasta cuando luchando logró salir con muchos moretones en todo el cuerpo. Otro residente narra sobre 2 motocicletas cargadas de jóvenes, que habían ido a aquella zona para jugar voleibol. las 2 motocicletas desaparecieron pero que se sentían las voces de los jóvenes pidiendo ayuda. no fue posible hacer nada, ni siquiera saber cuántos se encontraban en las motocicletas...
También, los temblores de asentamiento no tienen alerta y estamos listos para escapar de las casas o edificios con los bienes de sobrevivencia más importantes. Nos estamos preparando para un proceso de rehabilitación a largo plazo, que puede durar meses o hasta años. Pedimos a Dios no dé la fuerza y la determinación de poder alcanzar a muchas personas que luchan para sobrevivir. Rezamos también por todos aquellos que nos ayudan en este momento de calamidad.
11/12/2019 11:24
17/12/2016 13:14
04/10/2018 13:19