Cosas que no cambian en Asia Central
A pesar de la importancia que la región ha adquirido desde el punto de vista geopolítico en los cinco países que surgieron de las brumas soviéticas a principios de los años 90, persisten frenos al desarrollo, acentuados por una emigración cada vez más incierta y una economía sumergida, sometida a una corrupción generalizada y a organizaciones criminales.
Astana (AsiaNews) - En un momento de grandes cambios a nivel internacional, que convierte a Asia Central en una de las regiones cruciales de los nuevos equilibrios geopolíticos, los cinco países surgidos de las brumas soviéticas a principios de los años 90 siguen mostrando mucha resistencia al nuevo papel que exige la historia. A pesar de los intentos de apertura y los acuerdos internos y con los principales socios internacionales, persisten los peligros para la estabilidad y los frenos al desarrollo, una emigración cada vez más incierta y una economía sumergida, sometida a una corrupción generalizada y a organizaciones criminales.
Andrej Zakhvatov, de Radio Svoboda, ha intentado analizar los principales factores que siguen impidiendo a los centroasiáticos salir de esta frágil situación social y económica. Señala que las altas esferas del poder en estos países entienden muy bien que las principales amenazas al desarrollo no provienen del extremismo religioso o de la escasez de agua, dimensiones ciertamente sensibles, pero no tan intensas como el imparable crecimiento demográfico, que empuja a la emigración y al empleo a dificultades cada vez mayores.
Como recuerda Zakhvatov, las advertencias sobre el constante descenso de la renta per cápita sonaron ya en agosto de 2006, cuando se celebró en Tayikistán el primer foro interparlamentario «Tayikistán-Rusia: potencial para la cooperación interregional», en tiempos todavía pacíficos y constructivos, cuando la perspectiva de un gran mercado laboral unitario seguía abierta entre Moscú y Asia Central, con grandes empresas rusas, especialmente en el sector de la construcción, a la cabeza. Al descubrir entonces con asombro la novedad de Skype y la comunicación a larga distancia, los delegados apoyaron con entusiasmo las posibilidades de la tecnología para poner orden en el flujo de la migración laboral, lo que redundaría en el crecimiento económico.
Se propuso abrir cientos de «puntos de intermediación» en los cinco países, donde por pequeñas sumas sería posible conseguir trabajo en Rusia con todas las garantías necesarias, pero la iniciativa cayó pronto en el olvido. En los años siguientes se multiplicaron «sólo un montón de papeles firmados por burócratas bien pagados», señala el experto. Aunque el flujo continuo de emigrantes laborales, que comenzó inmediatamente después de la caída del imperio soviético, no ha dejado de aumentar, en los últimos años se ha ido haciendo cada vez más difícil.
El flujo de emigrantes a Rusia seguía una división bastante rígida: los mercados ya estaban ocupados por caucásicos, y los centroasiáticos se lanzaban a la construcción o, como mucho, a conducir taxis más o menos legales. Las limitaciones cada vez mayores del periodo bélico y la creciente xenofobia en Rusia empujan ahora la migración hacia otros países como Alemania, Gran Bretaña, Corea del Sur, Israel e incluso Estados Unidos con trayectos bastante aventureros, destinados hoy a cerrarse debido a las políticas de Trump.
Los gobiernos de los países centroasiáticos buscan frenéticamente nuevos acuerdos con Moscú para poder regular a los grupos de migrantes en las regiones rusas más necesitadas de mano de obra, superando los bloqueos fronterizos y aeroportuarios para los controles contra el extremismo y el terrorismo, garantizando el conocimiento del idioma, las leyes y la historia de Rusia, y los derechos de la policía rusa hacia los migrantes.
En Uzbekistán, están apareciendo publicaciones en la prensa oficial que sugieren formas de ahorrar dinero para invertirlo en trabajos internos dentro del país, e incluso se ha publicado un libro con 200 recomendaciones de posibles trabajos y ganancias, como el de las agencias funerarias para transportar a los muertos entre los países de la región. En Tayikistán, los empleos internos siguen siendo en gran medida «grises» y no oficiales, y en general se calcula que más del 20% de todo el trabajo no se declara en toda Asia Central. De este modo, los defraudadores y delincuentes siguen dominando los mercados, dejando a los ciudadanos sin vacaciones ni pensiones, y sin protección social, a la espera de un futuro prometedor que nunca parece acercarse.
13/02/2017 21:19
17/05/2023 13:00