Cortes de agua paralizan a Toyota. La precariedad de las infraestructuras japonesas
Una fuga en la represa de un canal, en la prefectura de Aichi, paralizó las plantas industriales durante varias horas. Para 2033, dos tercios de los conductos y puentes viales tendrán más de 50 años y no se está haciendo un buen mantenimiento. Entre 1996 y 2019, el gasto en obras públicas cayó un 40 %.
Tokio (AsiaNews) - La prefectura de Aichi es una de las zonas más importantes para la economía de Japón, así como la capital automotriz del país. El miércoles 18 de mayo el centro industrial de la ciudad de Toyota, donde tiene su sede la automotriz del mismo nombre, sufrió una preocupante reducción del agua corriente durante algunas horas, lo que obligó a algunas plantas a suspender la producción
El problema comenzó el domingo 15 cuando se notó una gran fuga en la presa del Canal Meiji en el río Yahagi, uno de los más importantes de la región. Desde la madrugada de este miércoles la infraestructura, que a través de la planta potabilizadora local abastece a 131 empresas repartidas en nueve municipios cercanos, dejó de bombear agua debido a un boquete que se formó en el lecho del río. Según las autoridades locales, es imposible saber cuánto tiempo demorará la reparación de la presa..
A falta de un embalse, la presa se vio obligada a interrumpir el suministro de agua tanto a los agricultores como a las plantas industriales de la zona. La mayoría de estas fábricas pertenecen a empresas controladas porToyota o a sus proveedores. Debido a la reducción del suministro de agua necesario para procesar los componentes, algunas líneas de montaje de la empresa automotriz suspendieron la producción.
La interrupción duró sólo unas horas y algunas empresas consiguieron mantener su producción utilizando agua subterránea. Actualmente, un sistema provisorio de bombeo ha logrado restablecer un nivel adecuado de suministro. Sin embargo, el episodio demuestra un problema de envejecimiento de las infraestructuras que resulta cada vez más evidente en Japón en los últimos años.
Según el ministerio, en 2033 el 62% de todas las infraestructuras de gestión de agua del país habrán superado los 50 años de vida, lo que suele considerarse la fecha de caducidad natural de estas instalaciones. Para esa fecha el 63 % de los puentes de viales y el 42 % de los túneles también habrán superado el mismo umbral. Las obras de mantenimiento y reparación suponen entonces un alto costo para las administraciones locales que se encargan de estas estructuras, como es el caso de la represa de Toyota. A menudo faltan los fondos y el personal necesario para revisar la infraestructura y realizar los trabajos necesarios para garantizar su seguridad.
En julio del año pasado, este falta de atención se convirtió en tragedia en Atami, prefectura de Shizuoka. El vertedero construido en la ladera de una montaña se derrumbó en el valle debido a las lluvias torrenciales del verano, engullendo la ciudad debajo y matando a 26 personas. Según consta en unos documentos consultados por el diario Asahi Shimbun, las autoridades locales conocían perfectamente el precario estado del terraplén, pero no ordenaron las obras que habrían sido necesarias para evitar el derrumbe.
En octubre, en la prefectura de Wakayama, 138 mil personas se quedaron sin agua corriente en sus casas durante unos 6 días. El puente por el que pasaban las cañerías que abastecían a la ciudad se derrumbó por la corrosión del metal y la administración municipal admitió haber subestimado el problema: “Si las inspecciones se hubieran hecho correctamente, todo esto se podría haber evitado”, dijo el alcalde.
Japón también ha prosperado gracias a la calidad de sus infraestructuras que han cubierto las necesidades del país. Sin embargo en este momento las inversiones en este rubro son una fracción de lo que fueron: entre 1996 y 2019, el gasto en obras públicas cayó un 40%. Revitalizar a Japón significa, entre otras cosas, resolver este problema, pero el tiempo de que dispone Tokio no es infinito.
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