Coronavirus, la Iglesia maronita ataca a una minoría contraria a la comunión en la mano
El país luchando contra la emergencia Covid-19; el gobierno corre para cubrirse con medidas restrictivas. La Iglesia hizo obligatoria la comunión en la mano, en espera que termine la epidemia. Un rito contemplado también entre los primeros cristianos, pero al cual se oponen una corriente tradicionalista. El incidente de Ajaltoun.
Beirut (AsiaNews) - En el medio de la Cuaresma, un período de intensas oraciones litúrgicas, las precauciones y las medidas de contenimiento contra la difusión de la epidemia de coronavirus se enfrentan contra costumbres bien radicadas en las iglesias del Líbano.
La decisión de la Iglesia maronita de hacer obligatoria la comunión en la mano, tomada el 4 de marzo, sorprendió a los fieles, que se adaptaron, a veces resignados y la toman por lo que es, una medida provisoria, en la espera que termine la epidemia. Sin embargo, la decisión fue rechazada decididamente por una corriente tradicionalista porque está “en contra de su verdadera fe”. Sus seguidores piden que no sea obligatoria, rechazando el hecho que algunas parroquias, como respuesta a los pedidos del gobierno, decidieron suspender todas las misas y las actividades de grupo como coros, excursiones, las fiestas, las ferias, muestras y concursos.
Los griegos católicos han autorizado la comunión en la mano, si bien dejándola facultativa. En el arzobispado greco-católico de Beirut, el domingo pasado se formaron dos filas de fieles, con el arzobispo Georges Bacouni que en el momento de la comunión dejó la libre elección entre la comunión tradicional y aquella en la mano. “La mayor parte de los fieles-precisó el arzobispo por teléfono-eligieron tomar la comunión como siempre”. Sin embargo, otros gestos litúrgicos como el de abrazar el Evangelio o los íconos y el gesto de la paz se evitaron y los fieles trataban, en lo posible mantener una cierta distancia entre ellos.
Junto a los greco-católicos, una comunidad patriarcal ligada a Damasco recomendó ayer por la tarde una colaboración total con las autoridades civiles en la lucha contra el coronavirus. En la práctica se suspendieron todas las actividades menos las misas, a las cuales los fieles pueden participar en modo libre. En todo caso están previstos momentos determinados y preestablecidos para la comunión. En otras palabras, esta comunión será concedida en modo independiente respecto a la función religiosa o será separada de ésta, pero sobre este punto el texto resulta bastante vago.
Escándalo en Ajaltoun
En seno a la Iglesia maronita, se verificó un incidente durante la misa dominical del 8 de marzo en la iglesia de Mar Zakhia (san Nicolás) en Ajaltoun (Kesrouan). Insensibles a las recomendaciones del sacerdote, los fieles se opusieron en modo decisivo al carácter obligatorio de la comunión en la mano. “Nosotros somos la Iglesia” gritaron los rebeldes, en respuesta al cura que les pedía obediencia a la Iglesia. El altercado con el celebrante llevó a la suspensión de la función religiosa.
En un mensaje dirigido a los fieles de la diócesis el día después del episodio, el obispo de Jbeil, Mons. Michel Aoun pidió que la comunión en las manos sea “recibida en espíritu de obediencia” y que esa “no es una novedad, sino más bien una de las costumbres más antiguas de la Iglesia”.
El obispo citó a este propósito dos textos de San Cirilo de Jerusalén y de Teodoro de Mopsuestia. “Sobre el modo en el cual se recibe la santa eucaristía durante la misa- observó el obispo- San Cirilo de Jerusalén (387 d.C) escribió: ‘Cuando te acerques (al altar), haz de tu mano izquierda un trono para tu derecha, porque es él que debe recibir al Rey y recibe el cuerpo de Cristo en la palma de la mano diciendo, Amén. Después de haber tocado tus ojos para santificarlos con el cuerpo santo, recibe la comunión’”. y es en términos muy similares que se expresa Teodoro de Mopsuestia (428 d. C) para explicar cómo acercarse a la hostia consagrada.
Un redescubrimiento de Vaticano II
“Es el redescubrimiento de estos textos de los patriarcas, en tiempos del Concilio Vaticano II, que llevó a los padres conciliares a hacer revivir esta modalidad antigua de tomar la comunión en la Iglesia occidental” explicó el obispo de Jbeil. Nosotros pedimos a los fieles de atenerse a esta medida [...] tanto más que esta puede beneficiar de una base teórica confirmada también por nuestras tradiciones maronitas, en las cuales encontramos una clara huella del himno de acción de gracias cantado después de la comunión:
“He aquí que recibí tu Cuerpo Santo,
Que tu fuego no me devore;
Puedan mis ojos que lo han tocado,
Contemplar tu amor”
Si bien el patriarca maronita, el Card. Bechara Raï, haya tenido un encuentro con sus vicarios para examinar las consecuencias pastorales de este incidente, el obispo de Sarba, Mons. Paul Rouhana, no se detuvo. En un mensaje más bien largo, se dijo sorprendido ´por el hecho que “esta simple medida de prevención [...] pueda causar un desorden tan grande y sea explotada como manifiesto de un grupo de opositores a su aplicación, que comprenden entre los otros religiosos y laicos fautores de una campaña en nombre de la defensa del dogma y de la pureza de la fe”.
“Entonces renuevo-continúa el obispo en su mensaje- el carácter obligatorio de esta medida, que no permite ninguna excepción por cualquier pretexto, hasta que no haya una vacuna contra este virus”. Haciéndolo facultativo “estaría en contradicción con las medidas de prevención que lo han hecho necesario”.
Continuando en su exhortación, el obispo de Sarba se dijo también “inquieto, en el plano eclesial, en el ver a sacerdotes y laicos, en particular aquellos que gravitan en la órbita del movimiento sacerdotal mariano (fundado por el sacerdote italiano p Stefano Gobbi en 1072) hacer circular en modo público textos según el cual la comunión en la mano es por su naturaleza contraria a la fe”. Y que, agrega, “estas medidas [...] manifiestan una falta de fe y disminuyen la potencia del Dios presente en el sacramento de la comunión, en el curar el alma y el cuerpo”.
Fe y razón
“En una época-afirma indignado el obispo- en el cual el país precipitó en una crisis económica y financiera y debe afrontar las consecuencias de la pestilencia llamada coronavirus, estas personas que se oponen a la comunión en la mano [...] no dudaron en decir que la obediencia a la Iglesia en materia es una obediencia al pecado’ y una ‘caída en las redes del diablo’”. Y explicar que, con tales propósitos, los fieles se están alejando de la enseñanza de la Iglesia sobre la fe y la razón. A los ojos de la fe católica, prosiguió, “para lograr dominar la Creación bajo la mirada de Dios, es esencial que el hombre busque asiduamente, por medio de una razón iluminada por la fe, las leyes que gobiernan la vida humana y el mundo en el cual vive”.
Ilustrando un poco mejor la propia posición, el obispo Paul Rouhana nos exhorta a rechazar que “un pequeño grupo con una visión de de parte y parcial dichos sobre su ley a la gran Iglesia”. Para el obispo de Sarba, la “Iglesia afronta una corriente integrista o fundamentalista y muy activa en las redes sociales, sabiendo que el fundamentalismo s agarra a un elemento de la fe o lo amplifica al punto de sofocar la totalidad”. Mons. Rouhanna concluye en modo categórico que esta corriente minoritaria “debe ser alineada y cumplir un gesto de fidelidad a la gran Iglesia, que debe asegurar la unidad de su enseñanza”.
05/12/2016 17:00
16/11/2021 13:40