Cop 28, Guterres: los líderes deben curar la 'enfermedad'. Biden y Xi desairan el evento
El secretario general de la ONU recuerda el deshielo en la Antártida y en las cumbres de Nepal. Un "síntoma" del mal que afecta gravemente al clima". Emiratos, el anfitrión, ha destinado un fondo de 30 mil millones de dólares. El Secretario de Estado del Vaticano hablará en nombre del pontífice, obligado a ausentarse por problemas de salud. El medio ambiente es un tema de diálogo interreligioso.
Dubai (AsiaNews)- Los hielos se "derriten" desde la Antártida hasta Nepal, dos lugares "distantes entre sí" pero unidos "por una crisis común". Con un ejemplo fruto de una experiencia personal reciente, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, inauguró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (Cop 28), que se lleva a cabo entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en la Expo City Dubai, en Emiratos Árabes Unidos (EAU). "Los hielos polares y los glaciares [del Himalaya] están desapareciendo ante nuestros ojos, causando estragos en todo el mundo: desde aludes hasta inundaciones y elevación del nivel del mar", recordó el secretario general de la ONU, subrayando que se trata "sólo de un síntoma de la enfermedad que afecta gravemente al clima”.
Dejando de lado la polémica de ecologistas y ambientalistas por la atribución del evento al Emirato del Golfo - que basa gran parte de su riqueza en los hidrocarburos - en su discurso inaugural se dirigió a los "líderes mundiales" para recordarles que se trata de una "enfermedad" que "sólo ustedes pueden curar”. Empezando, siguió diciendo Guterres, por el aumento de las temperaturas muy por encima del fatídico límite de 1,5 grados. En la inauguración del evento, también habló hoy el anfitrión y presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohammed Bin Zayed, quien anunció la creación de un fondo de 30 mil millones de dólares para proporcionar "soluciones globales" a los problemas climáticos. El fondo está destinado a colmar el déficit de financiación de la lucha contra el cambio climático y apunta a estimular inversiones por 250 mil millones de dólares para 2030. Este fondo se suma al otro que se presentó ayer destinado a las pérdidas y daños, para ayudar a los países pobres a hacer frente a las consecuencias del cambio climático.
En el evento participan más de 70 mil personas entre jefes de Estado, funcionarios gubernamentales, industriales internacionales y representantes del sector privado. A ellos se suman académicos, expertos, jóvenes y actores no estatales para profundizar en los contenidos del Acuerdo de París. En esta convocatoria en Emiratos se trabajará para elaborar una síntesis que permita hacer un primer balance global. Sin embargo, cabe señalar algunas deserciones de muy alto nivel, comenzando por el presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo chino Xi Jinping (ambos, por cierto, entre los principales responsables de las emisiones nocivas y la contaminación), que no estarán presentes.
También estará ausente el Papa Francisco, quien debió renunciar a último momento por consejo de los médicos debido a sus recientes problemas de salud. El pontífice debía pronunciar mañana un discurso, seguido de numerosos encuentros bilaterales y el domingo 3 debía inaugurar el "Pabellón de la Fe". La estructura encarna y promueve los seis objetivos que determinaron su nacimiento, comenzando por ser fuente de inspiración para que los referentes religiosos sean a su vez agentes de cambio climático. Como anticipó ayer el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, el card. Pietro Parolin, secretario de Estado, representará al pontífice que ha prestado más atención que cualquier otro a las cuestiones medioambientales y climáticas. El Card. Parolin preside la delegación de la Santa Sede que ya se encuentra en Dubai y será el encargado de pronunciar el discurso del Papa. También deberá inaugurar el “Pabellón de la Fe” junto con el prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, Card. Ayuso Guixot, el .
Bajo el pontificado de Francisco la Iglesia ha dado gran importancia a las cuestiones medioambientales y al cambio climático que, según Mons. Paolo Martinelli, vicario apostólico del sur de Arabia (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen), han pasado a ser tema de "catequesis" en todos los aspectos. La ecología, el cuidado del planeta como "casa común", como la definió el Papa, también puede ser un terreno de misión y un elemento de diálogo y de encuentro con el Islam, sobre todo en una realidad de gran mayoría musulmana como la del Golfo. Estos temas son estudiados y observados con "gran interés" por los jóvenes, explica el prelado, especialmente "en la sociedad emiratí y en la vecina Omán", donde en la catequesis se da amplio espacio a la lectura y el estudio en profundidad de "los contenidos propuestos por la Laudato Sí". “Cuando se tratan los problemas climáticos, el aspecto interreligioso es un punto central y un factor de diálogo”, afirmó recientemente el vicario en una entrevista con AsiaNews, porque las religiones tienen “la tarea común de salvaguardar y promover la creación”.
Sin embargo, varios nubarrones se ciernen sobre la conferencia de la ONU, empezando por las guerras que están ensangrentando el planeta. Y si la COP 27 de Sharm el-Sheikh estuvo marcada por la guerra que lanzó Rusia en Ucrania (y todavía continúa), el acontecimiento en los Emiratos no se puede separar de la nueva crisis en Oriente Medio, ensangrentado por el conflicto entre Hamás e Israel. El tema de la guerra se relaciona con los problemas de la seguridad y la energía, porque en la región no sólo hay yacimientos de gas y pozos de petróleo, sino también fondos soberanos y cuestiones financieras. Pesan también los objetivos marcados por el Acuerdo Climático de París de 2015, que están muy lejos de haber sido alcanzados, con un balance global, ocho años después, que no es excesivo calificar como fracaso.
Por último, en la COP 28 también existirían problemas relacionados con la vigilancia y el espionaje a gran escala. En un informe que se publicó ayer, activistas de Human Rights Watch (HRW) señalan que funcionarios del gobierno, activistas y miembros de la sociedad civil, expertos medioambientales y líderes de opinión, estarán expuestos a una vigilancia definida como "intrusiva", sobre todo con respecto de las "voces críticas". “Las negociaciones que pretenden lograr el resultado ambicioso que el mundo necesita urgentemente para abordar el cambio climático - subraya en una nota HRW - no tienen probabilidades de tener éxito si los delegados no pueden comunicarse sin miedo”. Las negociaciones orientadas a lograr el ambicioso resultado que el mundo necesita para hacer frente al cambio climático - señala HRW en una nota - no tienen muchas probabilidades de tener éxito si los delegados no pueden comunicarse sin miedo. Las autoridades emiratíes han instalado una red que permite una "amplia vigilancia de las comunicaciones", y los participantes "están sujetos al control del gobierno en cuanto a sus publicaciones y comentarios en línea, a la interceptación de sus mensajes de texto y al escaneo del tráfico de su red". Considerando los "severos castigos" del gobierno de los EAU contra la disidencia, concluye la nota, esta vigilancia "constituye un riesgo para los participantes en la COP 28, particularmente para aquellos que critican a las autoridades".
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