Continúan las manifestaciones en muchas ciudades iraníes. Mataron a un policía
Teherán (AsiaNews/Agencias) – Un policía iraní fue muerto y otros tres resultaron heridos en un enfrentamiento ocurrido ayer entre las fuerzas del orden y manifestantes que protestaban contra el gobierno, en la ciudad de Najafabad. Son éstas las últimas víctimas de los episodios de violencia vinculados a las manifestaciones, que desde hace cinco días se han difundido por todo el país, comenzando por Mashad, en el noreste, para luego replicarse en Kermanshah, Shahinshahr, Takestan, Zanjan, Toyeserkan, Nahavand y Teherán.
En total, hasta ahora fueron muertas 13 personas: dos manifestantes fueron muertos el 30 de diciembre; y ocho más, en varias ciudades, al día siguiente. Un padre y un hijo fueron muertos en Doroud: su automóvil fue embestido por un camión de bomberos que habían robado los manifestantes.
Las manifestaciones prosiguen a pesar del bloqueo operado por las autoridades sobre celulares y redes sociales como Telegram e Instagaram, que los manifestantes utilizan para comunicarse. En Teherán, la policía usó gases lacrimógenos para dispersar a cientos de personas reunidas en el barrio universitario, que gritaban eslóganes hostiles al gobierno. Al menos 200 personas fueron arrestadas en la capital; más de 200 en las otras ciudades.
Según ciertos expertos, las revueltas son provocadas por las medidas de austeridad que ha implementado el presidente Hassan Rouhani, las cuales comprenden la reducción de ayudas sociales y la suba de precios para los alimentos y el combustible.
Aunque de a fragmentos, las noticias provenientes de los perfiles de los manifestantes en las redes sociales hablan de miles de personas que reclaman soluciones para la desocupación juvenil. Pero también, que claman por el fin de dominio de los ayatolás y de sus privilegios, así como de las subvenciones iraníes a las guerras en Oriente Medio (Irak, Siria, Yemen).
En cambio, las noticias de los medios de Estado se refieren a grupos de unos pocos cientos de personas, instigados por fuerzas extranjeras, que se dejan llevar por la violencia destruyendo a su paso los edificios municipales, móviles policiales y bancos.
Estas manifestaciones son las primeras luego de otras mucho más amplias sucedidas en 2009, cuando fue reelecto Mahmoud Ahmadinejad, acusado de fraude. En aquel entonces, las manifestaciones, apodadas como de la Onda Verde, fueron suprimidas con sangre.
En un comunicado difundido en el día de ayer, Rouhani definió a los manifestantes como una “pequeña minoría que… insulta los valores sagrados y revolucionarios”. Él también ha prometido perseguir a aquellos que opten por la violencia, pero anteriormente había declarado que Irán debe brindar a la población “un espacio” para que ella pueda expresar sus “inquietudes”. De todas formas, subrayó, “criticar es totalmente distinto de utilizar la violencia”.
En una reunión con el gobierno llevada a cabo hace dos días, él dijo: “Somos una nación libre y basada en la Constitución y en los derechos de los ciudadanos; la gente es totalmente libre de expresar sus críticas e incluso de protestar”, pero también ha llamado a que las críticas y protestas conduzcan a un mejoramiento de las condiciones del país y de la vida del pueblo.
Los Guardias de la Revolución y las milicias Basej, las fuerzas conservadoras que dominan la economía y las fuerzas de seguridad del país, acusan a fuerzas extranjeras de estar detrás de las manifestaciones. Los medios estatales reportan las declaraciones del secretario del Consejo supremo de seguridad, para el cual “los hashtags y mensajes [en las redes sociales] a propósito de la situación iraní provienen de los Estados Unidos, del Reino Unido y de Arabia Saudita”.
Rouhani, que fue electo para un segundo mandato en mayo de 2017, ha permitido que el país pueda salir del aislamiento, logrando un acuerdo nuclear que condujo al levantamiento de muchas sanciones internacionales. Los iraníes esperaban que esto llevase a un mejoramiento de la situación económica, pero los frutos del acuerdo tardan en hacerse sentir, también por el hecho de que los Estados Unidos siguen manteniendo vigente la prohibición del uso del dólar en las transacciones financieras con Irán, lo cual lleva a suspender la firma de muchos contratos.
Las manifestaciones contra el gobierno fueron recibidas con satisfacción en los Estados Unidos, en Israel y en Arabia Saudita.
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