Li Qiang, secretario local del PCCh y aliado de Xi Jinping, bajo ataque por la gestión de la emergencia del Covid-19: era el favorito para suceder al primer ministro Li Keqiang. Existe el riesgo de que se produzcan disturbios si la crisis sanitaria se prolonga, lo que supondría graves repercusiones económicas. Con Xi debilitado, se abre un espacio para las facciones opositoras.

 

Beijing (AsiaNews)- La pandemia de Covid-19 en Shanghái reabre el juego político de cara al 20º Congreso del Partido Comunista Chino, que tendrá lugar en otoño. Hasta que estalló  la emergencia sanitaria en la megalópolis de 26 millones de habitantes, la posición del presidente chino Xi Jinping parecía inexpugnable, ahora está en riesgo de debilitarse.

Junto a la victoria contra la pobreza extrema, a Xi le gustaría exhibir la victoria contra el Covid-19, anunciada precipitadamente a mediados de 2020. Quizá tenga que replantear los cálculos: el coronavirus no se derrota por decreto y su persistencia amenaza los (discutibles) logros en la lucha contra la pobreza.

La primera víctima política ilustre del Covid en Shanghái parece ser Li Qiang. El secretario local del partido, un aliado de Xi, se consideraba como probable sucesor de Li Keqiang en el cargo de primer ministro. La crisis sanitaria en la megalópolis comercial y financiera del país habría irritado considerablemente a Xi y decretando la automática caída en desgracia de su ahora ex protegido.

Como señala Nikkei Asia, la "degradación" de Li Qiang se puede ver de manera concreta en la visita a Shanghái del viceprimer ministro Sun Chunlan para transmitir sobre el terreno las instrucciones de Xi: una especie de comisariado. Sun es responsable de las políticas nacionales anti-Covid, pero en la jerarquía del PCCh tiene el mismo nivel que Li Qiang, ya que ambos son miembros del Politburó.

Shanghái, donde se registra el 95% de los casos de contagio a nivel nacional, se encuentra en régimen de aislamiento hasta fines de abril. Los observadores denuncian que el enfoque draconiano para erradicar el coronavirus podría desencadenar una crisis humanitaria en la ciudad, ya que las autoridades tienen grandes dificultades para distribuir alimentos a la población. En la web circulan los primeros vídeos de protesta contra la política de “covid cero” de Xi, que muchos expertos consideran inflexible y de hecho poco práctica frente a la variante Omicron.

Los dirigentes temen que la emergencia sanitaria de Shanghái se extienda a otras partes del país, especialmente a las zonas rurales, donde la tasa de vacunación de los ancianos es más baja y los centros de salud suelen ser inadecuados.

Luego está el impacto económico, que afecta en igual medida a la producción, la logística y el consumo. Según un cálculo de Nomura que publica el Financial Review, las 23 ciudades chinas que están en confinamiento total o parcial representan el 13,6% de la población nacional y el 22% del producto interno bruto.

La combinación de severas restricciones personales y crisis económica podría desencadenar protestas nunca vistas desde Tiananmen en 1989: un escenario que aterroriza a Xi. La mezcla sería explosiva y pondría en entredicho su liderazgo o por lo menos debilitaría su posición, obligándolo a ceder puestos clave en la maquinaria del gobierno y del partido a miembros de otras facciones.

La mayoría de los analistas considera que la elección del nuevo primer ministro dará indicios sobre el grado de influencia que tendrá Xi después del Congreso. Con Li Qiang fuera del juego, en un escenario donde Xi estará debilitado, el liderazgo del gobierno podría pasar a manos de Hu Chunhua. Viceprimer ministro y miembro del Politburó, pertenece a la Juventud Comunista, la poderosa facción del PCCh vinculada al expresidente Hu Jintao y Li Keqiang, marginada por Xi en los últimos años.

Eventualmente, Xi y sus adversarios internos podrían encontrar un compromiso en la figura de Wang Yang, presidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, órgano que formaliza las decisiones ya tomadas por la cúpula. Wang no está vinculado a ningún grupo de poder o líder en particular y su candidatura sería evaluada en función de su desempeño.

El resultado de la lucha contra la pandemia tendrá un gran peso en el futuro político de Xi. Solo nuevas noticias dramáticas del frente de guerra ucraniano podrían tener una  influencia mayor en el equilibrio de poder posterior al 20º Congreso en China.

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