Condena de 13 años de trabajos forzados para Jurij Dmitriev, el historiador de las fosas comunes de Sandarmokh
El hombre estudiaba las ejecuciones sumarias de prisioneros de las islas Solovki durante la era de Lenin y Stalin. Sus investigaciones no fueron del agrado de la autoridades ni de los servicios secretos. La sentencia es vista como la “victoria total del mal”. Los sostenedores lo definen como un “prisionero político”.
Moscú (AsiaNews) - Jurij Dmitriev, el historiador ruso famoso por sus investigaciones sobre las masacres de Stalin, fue condenado a 13 años de reclusión en un campo de de trabajo forzado, acusado de abuso de menores.
La sentencia fue emitida el 29 de septiembre por el Tribunal supremo de Karelia, la Finlandia rusa. La corte modificó una condena previa, emitida en Petrozavodsk, que dictaba tres años y medio de privación de la libertad para el historiador ruso. Para la prensa rusa, la decisión marca “la victoria total del mal”, en vista del significado, claramente político, de la sentencia.
En solo tres días, el tribunal regional desestimó el pronunciamento de una corte local, sosteniendo que tras haber revisado todos los detalles del caso, halló pruebas contundentes de la culpabilidad de Dmitriev. Lo cierto es que nadie ha podido acceder a dichas pruebas. La arbitrariedad de los jueces provocó un gran estruendo: la condena anterior parecía absolutamente infundada, por lo que se aguardaba la excarcelación y la plena rehabiliración del historiador, pero sucedió lo contrario.
Jurij Dmitriev es famoso por sus investigaciones sobre las fosas comunes de Sandarmokh, la zona de bosques en el norte de Karelia donde tuvieron lugar las ejecuciones sumarias de los prisioneros de las islas Solovki en 1937, al momento de clausurar el primer campo de concentración leniniano y posteriormente estaliniano. En ese lugar perdieron la vida numerosos miembros del clero de varias comunidades religiosas, y entre ellos, el famoso teólogo Pavel Florenskij. Las investigaciones del historiador no fueron del agrado de las autoridades ni de los servicios secretos, que en los últimos años buscaron todas las formas posibles de detener cualquier profundización en el tema. La condena de Dmitriev, de 64 años de edad, ha sido definida como “una condena a muerte de la persona y de la verdad histórica”, un “nuevo fusilamiento” en el corazón mismo de la memoria del país, tal como afirmó una diputada de la república de Karelia, Emilia Slabunova.
Los jueces habrían secundado el deseo de venganza de los servicios de inteligencia, frente al excesivo activismo de Dmitriev, que en los últimos años jamás se detuvo en su búsqueda de la verdad. Ni siquiera vaciló cuando trataron de impedirle el reconocimiento de los restos humanos de Sandarmokh, invocando el secreto de Estado y afirmando que se trata de militares soviéticos sepultados por acciones de guerra, y no de prisioneros de los campos de concentración. El día de la sentencia, en el palacio del Tribunal Supremo también fue arrestado un colega y sostenedor de Dmitriev, Anatolij Razumov, cuando brindaba entrevistas a los periodistas, exhibiendo un cartel: “No permitamos que se repita lo de Sandarmokh”.
Jurij Dmitriev, apodado el “custodio de la historia”, dirige la asociación Memorial de Karelia, que recoge documentos del período del gran terror estalinista, y precisamente en Sandarmokh él había organizado un gesto en memoria de las víctimas de las Solovki. En los alrededores de las fosas comunes, colocó sobre los árboles del bosque los nombres de las víctimas, cuyo reconocimiento se dificultaba a través de los restos exhumados. Dmitriev publicó varios volúmenes de documentos y memorias, con los nombres y las biografías de miles de víctimas.
Fue arrestado en diciembre del 2016, acusado de varios cargos, entre ellos, de abuso sexual, involucrando a su hija adoptiva menor de edad. En la computadora del historiador se hallaron fotografías de pornografía infantil, cuya proveniencia es harto dudosa. En el 2018, el tribunal de la ciudad de Petrozavodsk había absuelto en primera instancia al historiador, exonerándolo de todas las acusaciones, gracias a la intercesión de muchos intelectuales rusos, especialmente de la escritora Ljudmila Ulitskaja, y de gran parte de la opinión pública. Aún así, el tribunal regional cuestionó la sentencia y ordenó revisar el caso con la participación de otras secciones del tribunal, lo que culminó con una condena a tres años y medio de prisión. Ahora, la sentencia fue nuevamente invalidada. Los colegas y sostenedores de Dmitriev lo definen como un “prisionero político”.
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