Con un tono aplacado, la crisis entre Doha, Riad y Abu Dabi continúa, e incluso empeora
El ultimátum se concluyó en un nada de hecho. Los Hermanos Musulmanes -bien vistos por los EEUU y Gran Bretaña- son calificados como “organización terrorista”, incluso por Bahréin. Se acotan las pretensiones en relación al-Jazeera. El carácter independiente de Qatar y las miras de poder del príncipe de los Emiratos. El wahabismo va por la conquista de todo el Oriente Medio.
Riad (AsiaNews)- El ultimátum presentado a Qatar (que se extendió por 48 horas) caducó ayer con un nada en concreto y una conferencia de prensa casi carente de contenidos, realizada por los cuatro ministros de Relaciones Exteriores de los países acusadores: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto. Los periodistas que llegaron para escuchar cuáles serían las reacciones después de caducado el ultimátum y tras el rechazo de Qatar de someterse a las condiciones planteadas, se fueron del lugar con la mísera respuesta del ministro de Relaciones Exteriores de Bahréin, Khaled Ben Ahmed Al Khalifa: “Las decisiones que hay que tomar requieren tiempo”. Él también hizo saber que los cuatro países decidieron reunirse periódicamente para decidir qué hacer y que la próxima reunión se realizará en Manama, capital de Bahrén, el anillo más débil de la coalición anti-Qatar, cuyo reino sobrevive gracias a la acción militar de Arabia Saudita y de los Emiratos.
La única novedad registrada es que se decidió “reconocer como organización terrorista al Movimiento de los Hermanos Musulmanes, que pasa a ser considerado ilegal en los cuatro países, y que se procederá al arresto de todos sus miembros, simpatizantes, seguidores y defensores”. Pero, también en este caso, no se trata de ninguna novedad: semejante decisión afecta solamente a Bahrein, siendo que el Movimiento de los Hermanos Musulmanes ya era ilegal en Egipto y Arabia Saudita (desde 2013) y en los Emiratos Árabes Unidos (desde noviembre de 2014), mientras que los EEUU y Gran Bretaña se niegan a clasificar a los Ikhwan (Hermanos Musulmanes) como grupo terrorista.
Durante la conferencia de prensa conjunta de los cuatro ministros de Relaciones Exteriores igualmente pudo notarse una disminución del tono en las declaraciones y según indiscreciones provenientes de Riad, parecería ser que los cuatro países han llegado a la conclusión de que tendrán que revisar nuevamente las condiciones puestas, como, por ejemplo la que se refiere a al-Jazeera, canal del cual se pide la clausura. Bastaría un cambio de estilo en la redacción de la emisora, o, en realidad, que se abstuviera de criticar a la familia real saudita y a los Emiratos, o aplicar como pena la anulación de la autorización para emitir a través de los satélites de Nile Sat y Arab Sat (sanción que ya fuera aplicada contra la Tv de estado siria y Al Manar, la Tv de los Hezbollah).
Única condición que pasó siempre a hurtadillas, se refiere al último y único pensador, escritor y académico cristiano árabe de gran calibre y credibilidad todavía existente en el mundo islámico y que vive en Qatar y cuya expulsión es también pedida sin margen de tratativa, se trata de Azmin Antun Bshara, nacido en Nazaret en 1956, ex miembro de la Knesset israelí y partidario de la unidad árabe.
De todo se desprende que, una vez más, la crisis del Golfo y la lucha contra Qatar han dado un impulso a los wahabíes en su lucha por el dominio del mundo sunita y de las minorías no islámicas. La pregunta que muchos ahora se plantean es: ¿ y por qué en este momento? Y, ¿cuáles son las motivaciones de la imprevista supremacía de los wahabitas tefkiri sobre los Hermanos Musulmanes? ¿Y quién es el verdadero partidario del nuevo poder wahabita?
El motor de la crisis contra Qatar ha de ser visto no en Riad, sino en los Emiratos Árabes Unidos y precisamente en las manos de Mohamed Ben Zayed, príncipe de Abu Dabi, hijo del fundador de los Emiratos, hermano del actual príncipe de los Emiratos y heredero al trono, además de ser el ministro de Defensa de los Emiratos.
Él es la mente que gobierna a todos los países del Golfo árabe, a excepción de Qatar, Omán y Yemen. El odio contra Doha proviene de la naturaleza independentista de Qatar, desde siempre amante de su propia autonomía a la hora de tomar decisiones, ya desde la era pasada cuando los qataríes eran simples pescadores de perlas que vagaban en los océanos asiáticos, comerciando sus perlas y desafiando a los piratas de los Emiratos. Qatar tiene un buen pasar, sucesos financieros, mediáticos (a través de al-Jazeera) y diplomáticos; es el único emirato que tiene óptimas relaciones con los amigos, pero también con los enemigos del Golfo (Irán, Rusia, China, Israel, etc.) Todo esto no es bien visto por los Emiratos Árabes Unidos que apuntan a ser el número uno de la región.
El deseo de venganza contra Qatar era algo que cavilaban desde hace decenios, cuando el 2 de diciembre de 1971, fueron creados los Emiratos Árabes Unidos a partir de la unión de los pequeños principados de aquellos que otrora fueran los Principados de la costa de Omán. Qatar fue invitado a formar parte de los Emiratos, pero Doha rechazó la propuesta eligiendo permanecer independiente, con veleidades por encima de su extensión geográfica, de 10.700 Km cuadrados.
La creación del Consejo de los países del Golfo, hace 36 años, logró aplacar las tensiones por años, pero la Primavera árabe y el apoyo de Qatar a la revuelta en Egipto, que depuso a Hosni Mubarak -amigo de la familia del Príncipe de los Emiratos- volvió a encender la rivalidad.
De aquí surge la excusa utilizada para la crisis, apoyada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes: Qatar apoya el terrorismo islámico. El ministerio sirio de Relaciones Exteriores calificó dicha acusación como “patética y cómica”, puesto que ninguno de los tres países es inmune a semejante acusación. Basta pensar en la nacionalidad de los atacantes de las dos Torres gemelas en Nueva York; a quien ha creado a los Talibanes, Al-Qaeda y al final Daesh con todas sus miríada de grupúsculos esparcidos en Siria, para darse cuenta de que Arabia saudita y los Emiratos son los últimos en poder endilgar semejante acusación. Basta ver los libros de fundamentalismo islámico dejados abandonados por los terroristas cuando escapaban de Irak y Siria, para darse cuenta de que el libro de texto de enseñanza dogmática más difundido entre los terroristas es el de Mohamed Ben Abdel Wahbad, fundador del wahabismo. Sin embargo, con la luz verde de los EEUU, se continúa apoyando al wahabismo.
También la visita de Trump a Riad hay que atribuirla a la habilidad de los Emiratos. Mohamed Ben Zayed de Abu Dabi supo jugar a tiempo, aprovechando el recambio de poder en la familia real de los Saud, fundadores del reino, de hijos a nietos. Terminada la generación de los hijos, con el último rey Salman ya enfermo y a punto de dejar el trono, se inició la lucha por el trono entre los más de 1500 nietos existentes. Entre los primeros clasificados estaban Mohamed ben Nayef, apoyado por Qatar y Mohamed ben Salman, que cumplirá 32 años en agosto, apoyado por los Emiratos. A Mohamed ben Salman, del cual se dice dispuesto a todo con tal de ser el próximo rey, se necesitaba obtener la victoria sobre tres condiciones: la confirmación y el apoyo de la familia Al Saud; la de los religiosos wahabitas y el consentimiento americano.
Mohamed Ben Zayed de Abu Dabi movilizó el lobby financiero y mediático de los Emiratos en los EEUU y logró convertir a Mohamed Ben Salman en heredero del trono. En cambio, el nuevo heredero al trono se alió plenamente con los Emiratos llevando consigo a Bahrein. Egipto se plegó, porque tiene sus motivos para luchar contra los Hermanos Musulmanes.
Con la derrota de Mohamed Ben Nayef sobre aquel al cual apuntaba Qatar, fue posible aislar a Doha desatando el ataque contra los Hermanos Musulmanes, como es deseado por los wahabitas en Arabia Saudita, ahora apoyados también -y con más firmeza- por Abu Dabi.
Queda la carta de Hamas (Hermanos Musulmanes) que apoya también a los grupos anti-ISIS en el Sinaí. ¿Logrará Egipto aferrar por el cuello a Hamas y a la Franja de Gaza, cercada y privada de corriente eléctrica en esta estación de verano?Convertirlos en aliados a través de la apertura del paso de Rafah, ahora que Qatar está aislado, podría ser una ocasión irrepetible. El paso está cerrado desde hace 100 días por el este, y los Emiratos Árabes ya llevan gastados millones de dólares para hacer que éste sea seguro y mantenerlo protegido.
El partido continúa, y el tira y afloja entre Abu Dabi y Qatar parece estar recién comenzando.
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