Con la guerra en Ucrania se difunde la criminalidad en las ciudades rusas
Sacan convictos de las cárceles para luchar en territorio ucraniano. Muchos desertan para volver a la delincuencia. El papel de la agencia mercenaria Wagner. En Rusia utilizan armas militares para actos delictivos. El peligro de una nueva guerra entre cárteles del crimen organizado.
Moscú (AsiaNews)- Un efecto colateral de la guerra rusa contra Ucrania, para la cual también se reclutan y movilizan prisioneros sacados de cárceles y campos de concentración, es la difusión de la delincuencia en el país. Los convictos liberados y "condonados" no sólo atacan al enemigo ucraniano con masacres brutales en el campo de batalla, sino que toman cada vez más el control de los espacios sociales en Rusia.
En la región de Rostov un hombre sospechoso de haber atacado a las fuerzas del orden el pasado 6 de diciembre fue detenido en la ciudad de Novošakhtinsk. Según la fiscalía, un delincuente camuflado y armado con un fusil Kalashnikov abrió fuego contra una patrulla policial e hirió a un agente. Las autoridades de la ciudad han puesto en marcha un plan general de control denominado "Sirena", cerrando escuelas y jardines de infancia y estableciendo puestos de control en las calles de la ciudad. También se ha pedido a los ciudadanos que no salgan de su casa.
El canal "Baza" de Telegram informó que el hombre sigue en libertad pero ha sido identificado como el desertor Pavel Nikulin, de 38 años, quien debía cumplir varios años más en la prisión de Ufa, en Bashkortostán, donde fue enrolado en la compañía Wagner de mercenarios para ir a Ucrania. La oficina de prensa de Evgenij Prigozhin, fundador y jefe de Wagner, comunicó que se había abierto una investigación interna para verificar la participación de Nikulin en el acto terrorista.
El caso es que sólo en los últimos dos meses los reclutadores han sacado 23.000 prisioneros de cárceles y campos de concentración que posteriormente fueron enviados al frente, y muchos de ellos están fuera de control. En todo 2022 el volumen de delitos aumentó más de un 30%, con amplio uso de armas y explosivos suministrados por los militares, según datos del Ministerio del Interior. Los territorios más afectados por el fenómeno son los que están cerca de la frontera ucraniana como Rostov, junto con las regiones de Kursk y Belgorod.
El jurista Aleksej Fedjarov comentó esta situación ante los micrófonos de Currentime.tv, recordando que “las armas son estúpidas, cuando aprietas el gatillo disparan. Ya durante la guerra de Chechenia las fuerzas del orden tenían mucho cuidado de no entregar armas a la población, pero ahora la guerra se desarrolla en un territorio muy extenso e imposible de mantener bajo control, y muchos de sus efectivos se pierden en la niebla”. Suponen que una cantidad considerable de armas se revende en el mercado negro, y no se trata sólo de militares que vuelven de un período de combate reteniendo armas ilegalmente, sino que también operan grupos profesionales, cárteles del traficantes de armas, "para los cuales esta la guerra es una verdadera fiesta de bodas”.
Prigožin difunde mensajes de propaganda a favor de Wagner asegurando que en sus filas se respetan reglas muy estrictas contra los "prostupki", transgresiones como la deserción y el saqueo. Él mismo va a las cárceles a reclutar soldados para la empresa "dejando clara la responsabilidad que asumen", como repite a menudo en sus declaraciones públicas, y eso en el lenguaje de los presos significa que "alguien va a pagar", pero de todos modos tienen la oportunidad de escapar de la condena y reanudar sus vidas como criminales.
Como insiste Fedyarov, "es impensable que de cien 'zeki' [prisioneros] no haya entre 5 y 10 que traten de escapar... si contratan este tipo de gente no debería sorprendernos que aparezcan armas" aquí y allá en acciones delictivas, y si no se quedaran con las armas podría ser peor, porque tendrían que conseguirlas". Las fuerzas policiales no tienen capacidad para controlar esta situación, ni las que trabajan contra el crimen organizado ni las secciones antiterroristas, porque es una red que escapa a ambas definiciones, derivada de operaciones militares.
El gobierno había derrotado oficialmente al crimen organizado de viejo cuño durante la presidencia de Medvedev (2008-2012), cuando Putin era primer ministro, y luego desmanteló muchas estructuras de la lucha contra la mafia. Sin embargo, dice Fedjarov, "ahora habrá nuevos repartos del poder criminal, y el que gane controlará la situación en todo el país durante los próximos años".
Incluso entre los oligarcas se está produciendo una división en el sector financiero y comercial, pero "los delincuentes y los mafiosos no se limitarán a escenificar algunos suicidios de peces gordos del bando perdedor. Correrá mucha sangre rusa con las armas entregadas para luchar contra los ucranianos”.
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