05/11/2019, 14.32
CHINA-VATICANO
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Comunidades oficiales y subterráneas aplastadas por la sinización

de Li Ruohan

Iglesias cerradas en Jiangxi y en Fujian. Sacerdotes subterráneos son expulsados de las parroquias. Jóvenes con menos de 18 años echados de las iglesias. La sumisión a la cultura china de las expresiones religiosas, recuerda de cerca, a la política de los emperadores de la dinastía Qing. La autoridad del Papa debe estar bajo la sombra del emperador; la Iglesia es parte de las estructuras y debe obedecer a la autoridad del poder político.

 

Beijing (AsiaNews)- ¿Algo cambió para la Iglesia católica china después del acuerdo entre China y Vaticano? ¿La situación mejoró o empeoró? Para darme cuenta visité diversas diócesis del país y cuanto escribo aquí es el resumen de lo que sucede.

Hasta ahora el gobierno chino promueve la sinización [1], la sumisión a la cultura china de las expresiones religiosas, que recuerda de cerca a la política del emperador Kangxi al tiempo de la controversia de los ritos chinos.

Todas las religiones, sobre todo los católicos y los protestantes deben obedecer a esta política y seguirla. En la provincia de Fujian, la arquidiócesis de Fuzhou está experimentando persecución y violencia: casi todas las iglesias que pertenecen a las comunidades no oficiales fueron cerradas, especialmente en Fuqing; el gobierno continúa a forzar a los sacerdotes subterráneos a entrara en la Asociación patriótica. Ya según Pío XII (en su encíclica “Ad Apostolorum Principis”) decía que la finalidad de esta asociación es llevar poco a poco a abrazar las bases del materialismo ateo, negando a Dios y rechazando los principios religiosos. Todavía hoy ella es vista como contraria a la doctrina católica y a la conciencia de las personas.

También en Jiangxi se registran hechos de persecución, sobre todo en la diócesis de Yujiang. Las fuerzas del gobierno local a menudo entraron en las iglesias durante las celebraciones para sacar violentamente a los niños y jóvenes menores de 18 años. Tal prohibición es ya aplicada en toda China: está prohibida garantizar la educación religiosa a los menores de 18 años.

En esto, el gobierno combate contra las comunidades oficiales y subterráneas, si bien las más afectadas son las segundas. El gobierno también forzó a los sacerdotes no oficiales a dejar el ministerio y sus parroquias.

Ahora son considerados “lugares ilegales de culto” hasta en las casas privadas, por lo cual los católicos arriesgan multas y cárcel si se reúnen. Libros de oraciones, cantos litúrgicos y Biblias fueron secuestradas de las iglesias y se obliga a todos al izamiento de la bandera.

Algunas personalidades locales pensaban que la persecución en Jingxi y en Fujian sucedía porque aquí los católicos son una pequeña minoría. En tal sentido, la aplicación de los Nuevos reglamentos y de la sinización era una especie de test, para ver cuánta resistencia provocaba y para estudiar cómo destruirla.

Pero ya, los Nuevos reglamentos son aplicados en todo el país, también en lugares como Hebei y Shanxi, donde los católicos son un discreto porcentaje de la población.

Del acuerdo sino-vaticano en adelante la persecución no disminuyó, es más se volvió peor. El gobierno continúa soñando como si fuese al tiempo de la dinastía Qing: la autoridad del Papa debe estar bajo la sombra del emperador; la Iglesia es parte de las estructuras estatales y debe obedecer a la autoridad del poder político.

El gobierno piensa que el cristianismo sea sólo una religión extranjera y un elemento potencialmente peligroso. Si los cristianos quieren vivir en China deben aceptar los principios de la sinización. La finalidad es forzar a los cristianos, católicos y protestantes, a aceptar la autoridad del Estado más arriba de Dios y de la fe.

El Partido comunista sabe que las religiones no pueden ser destruidas en una noche. Esto es muy claro y evidente en un Documento del Comité central del Partido comunistas chino de 1982. En este se afirmaba: “Quien piensa que con el establecerse un sistema socialista con un cierto grado de progreso económico y cultural, las religiones morirán en breve período , no son realistas. Aquellos que se apoyan sobre decretos administrativos o sobre otras medidas coactivas para cancelar los pensamientos y las prácticas religiosas en un soplo, están todavía más distantes de una visión marxista de base hacia la cuestión religiosa. Ellos se equivocan completamente y producen daños considerables”. En práctica, la así llamada sinización es un nuevo intento de someter a todas las religiones, haciéndolos aceptar la ideología comunista y alentándolos a abandonar su fe. En nuestro comprometernos en el diálogo, deberemos aprender las lecciones de la historia.

[1] Tal política indica una referencia a la cultura china para expresar la propia fe, como también una sumisión total al Partido comunista chino. V. AsiaNews.it, 17/08/2018, “Una nueva prisión para la Iglesia en China: la sinización”.

 

 

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