Comunicado de la Iglesia japonesa sobre la pena de muerte en Tokio y Myanmar

Ante la ejecución del detenido Tomohiro Kato - que tuvo lugar en las mismas horas que las de los disidentes birmanos - la Comisión de Justicia y Paz del episcopado japonés advirtió: "La violencia de la pena de muerte no puede construir nunca una sociedad pacífica. Es una barbarie que atenta contra los tiempos y crea más violencia".

Tokio (AsiaNews) - En Asia, la semana que acaba de terminar estuvo marcada por la ejecución de cuatro opositores políticos en Myanmar. Para la ex Birmania, se trata de las primeras ejecuciones de penas de muerte en más de treinta años. Pero en estos mismos días, las autoridades de Japón también ejecutaron a Tomohiro Kato, un hombre que había apuñalado a muerte a siete personas en 2008. En Singapur, la salida de la pandemia coincidió con un dramático número de ejecuciones: 5 en los últimos cinco meses.

En este contexto, nos parece significativo difunfir la nota publicada por el Consejo de Justicia y Paz de la Iglesia católica japonesa, ya que -a partir del caso local- propone una reflexión más amplia sobre el magisterio de la Iglesia respecto a la pena de muerte.

"Expresamos nuestro profundo dolor y nuestra enérgica protesta", se lee en el comunicado, "contra la ejecución de Tomohiro Kato, de 39 años, detenido en el centro de detención de Tokio, donde fue ejecutado el 26 de julio de 2022. Su preciosa vida fue arrebatada a manos del Estado". El Consejo recuerda que fue en un 26 de julio, pero en 2016, cuando Japón lloró a las víctimas de un asalto a una instalación para discapacitados en Sagamihara, un hecho que dejó 19 muertos. Fue "un caso de homicidio y lesiones sin precedentes". Rezamos por las víctimas y renovamos nuestra convicción de que nunca hay una vida que no merezca ser vivida". Dos años después, en 2018, también el 26 de julio, seis condenados a muerte vinculados al grupo terrorista Aum Shinrikyo fueron ejecutados juntos "Nos horroriza", comentaba la nota, "que el Estado haya elegido este mismo día y haya eliminado una vez más a una persona” porque, a su criterio, “es una vida que no es digna de ser vivida”.

"A la luz del Evangelio revelado por Jesucristo, la Iglesia Católica cree firmemente que la vida de toda persona es preciosa”, continúa el Consejo de Justicia y Paz. “Y que, por muy grave que sea el pecado cometido por una persona, su dignidad nunca se ve disminuida. A la luz de su misión de proteger toda la vida, no sólo enseña que la pena de muerte es un ataque inaceptable a la inviolabilidad y la dignidad de la persona, sino que expresa su determinación de trabajar por su abolición en todo el mundo. En un momento en que la aplicación rigurosa del sistema penal ha permitido evitar la reiteración de los delitos y garantizar la seguridad de la sociedad por medios distintos de la pena de muerte", escribe el órgano de la Iglesia católica japonesa, "creemos que la pena de muerte ha perdido su razón de ser, considerando el valor de la vida humana".

El documento también recuerda cómo en los últimos días "por primera vez en décadas" se ha aplicado la pena de muerte en Myanmar y cómo este hecho ha sido condenado por la comunidad internacional. "Tal y como ha declarado el gobierno japonés", escribe Justicia y Paz, es probable que esto "conduzca a un mayor aislamiento". Sin embargo, estamos "gravemente preocupados" por el hecho de que, mientras seguía hablando, el gobierno japonés siguió el mismo camino y cometió un acto escandaloso de autodegradación de su posición internacional. La violencia de la pena de muerte nunca podrá construir una sociedad pacífica. Es una barbarie que atenta contra los tiempos y crea más violencia"

“Hemos aprendido de Jesucristo la verdad de que toda vida es preciosa -concluye el texto-, alimentamos la esperanza de la conversión, del perdón y de la verdadera reconciliación. Porque aunque es difícil, no es en absoluto imposible. Al unísono con el Papa Francisco y la Iglesia católica de todo el mundo, y uniendo nuestros corazones y mentes con las personas de buena voluntad de todo el mundo que respetan los derechos humanos, seguiremos presionando para conseguir la abolición de la pena de muerte -un castigo cruel y sin compasión- y para una moratoria inmediata de las ejecuciones".