Combatir al Estado islámico. Obama elige a los sauditas; el Vaticano elige a la Onu
Roma (AsiaNews)- No parece haya mucho entendimiento entre la Iglesia católica y Barack Obama sobre lo que habría que hacer en Irak. Mientras que el presidente Usa está por relanzar su programa de lucha contra el Estado islámico (Is), con una alianza de 40 Estados, teniendo como jefe a Washington, algunas personalidades vaticanas- después del Papa Francisco y mons. Tomasi- subrayan la importancia de pasar toda iniciativa a través de la Onu.
A pocas horas del anuncio de Obama (esta tarde a las 19, hora de Washington), el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación vaticana para las Iglesias orientales, encontrando a los obispos estadounidenses les pidió, "como ciudadanos americanos", que "sostengan y apoyen al rol de las Naciones Unidas, presentes particularmente en Nueva York, como órgano apropiado para las decisiones y las intervenciones concretas en materia que tengan que ver con las preocupaciones generales e internacionales".
El cardenal Sandri estaba en Washington para agradecer a la Iglesia de EEUU por el apoyo humanitario y social que ella da a las comunidades de Tierra Santa y sobre todo a las de Irak y Siria.
A principio de septiembre, también mons. Silvano María Tomasi, observador permanente de la Santa Sede junto a las Naciones Unidas, subrayó la urgencia de un compromiso internacional de "protección" hacia las minorías ofendidas de Irak tomadas "en buena fe", en el cuadro del derecho internacional y del derecho humanitario.
Venciendo la resistencia de una discreta parte de su electorado, que lo votó para hacer terminar las intervenciones militares en Irak y Afganistán, Obama hará una especie de discurso a la nación. No se conocen los detalles, pero se piensa que si bien excluirá la "tropas de tierra", él aprobará mayores ataques aéreos en Irak y quizás también en Siria, para bombardear los lugares de refugio del ex Isis. Es también probable que diversos países europeos y la Otan den también un gran apoyo en los ataques aéreos, además de ofrecer consejo y adestramiento militar.
En una entrevista dada algunos días atrás, Obama preanunció que "reduciremos poco a poco la capacidad de ellos; restringiremos el territorio que ellos (el Ei) controla; y al final los venceremos".
El plan prevé también un control de las fronteras internacionales para frenar el enrolamiento de jóvenes occidentales en las filas de los milicianos jihadistas; el compartir informaciones entre los Estados; una ayuda económica y militar a las milicias islamistas que combaten a Assad y que en el último año fueron siempre marginados y vencidos por el Isis.
A la alianza contra el SI participan los países de la Otan (también Turquía), y un gran número de países árabes: Arabia saudita, Barhein, Emiratos, Kuwait. El Qatar permanece ambiguo. El motivo: es uno de los mayores financiadores del SI, si bien es aliado de EEUU y permitiendo el uso de la base aérea de Udeid. El punto es que tal ambigüedad se extiende a todos los países árabes que en la lucha contra Assad han financiado a las milicias islámicas, pagando la jihad, ayudado a los milicianos para adiestrarse en sus fronteras (Turquía). Por no hablar de las armas vendidas por EEUU, Gran Bretaña, Francia, Alemania a los sauditas, al Qatar y a los Emiratos, que luego pasaron a las manos de la oposición islámica en Siria y por lo tanto a las manos del Si.
Desde este punto de vista, el plan de Obama arriesga de ser ineficaz: ante todo, porque excluyendo las tropas de tierra, es muy difícil ven cer una guerra contra los milicianos sólo con los ataques aéreos. En segundo lugar, es difícil combatir contra un ejército islámico teniendo como aliados justamente a sus financiadores económicos e ideológicos. En concreto, no se entiende por qué en esta lucha contra la cruel hegemonía del Is, se deban excluir Estados que tienen muchos motivos para contrastar su difusión: Siria, Irán, Rusia y quizás también China.
Ciertamente, Assad es un dictador, pero su naturaleza moral no es mejor ni peor que la de los reyes sauditas, o los de Kuwait, o del emir de Bahrein. Lo mismo se puede decir de Irán, cuya actitud hacia los cristianos es 1000 veces más tolerante que la de Arabia saudita.
Tales contradicciones y exclusiones hacen temer que esta alianza detrás de EEUU, servirá sólo para confirmar los intereses particulares de los aliados árabes: marginación de Irán, subversión de Assad, desmembramiento de Irak y Medio oriente. Todo teniendo como sicario a los EEUU y poniendo la liberación de Mosul y de Qaraqosh al último puesto de sus prioridades.
Hacer pasar a través de la Onu una intervención- debida- contra el ex Isis, podría en vez abrir una colaboración aún mayor en la comunidad internacional: hasta Egipto hizo saber a Obama que su compromiso militar está asegurado sólo con la Onu.
Los consejos del Papa, del cardenal Sandri, de mons. Tomasi no son sólo observaciones o exhortaciones espirituales, sino una buena política internacional para una guerra que no produzca más desastres, sino que pare realmente al agresor y ponga las bases para la paz en Medio oriente.
17/12/2016 13:14
