Colombo: las promesas del nuevo Presidente Dissanayake

de Melani Manel Perera

La victoria del líder del partido de inspiración marxista, de 55 años, marca una ruptura con las «dinastías» que habían dominado la política local, en continuidad con las reivindicaciones de Aragayala, el movimiento que derrocó a Rajapaksa. En la campaña electoral se comprometió a revisar la política de austeridad impuesta por el Fondo Monetario Internacional, pero también a reabrir la investigación sobre los atentados de Semana Santa de 2019. Reacciones de India y China al resultado de los comicios.

Colombo (AsiaNews) - Tal y como anticipaban los sondeos, Anura Kumara Dissanayake ha sido elegido noveno presidente de Sri Lanka. Líder de inspiración marxista a la cabeza de una coalición de izquierdas llamada Poder Popular Nacional, obtuvo 5,74 millones de votos (42%), frente a los 4,54 millones (32%) del líder de la oposición, Sajith Premadasa. El presidente saliente, Ranil Wickremesinghe, nombrado en 2022 para hacer frente a la crisis económica tras la huida de Gotabaya Rajapaksa, recibió menos del 20% de los votos. Con una participación cercana al 79%, por primera vez en la historia del país fue necesario un segundo recuento de papeletas después de que ningún candidato obtuviera al menos el 50% de los votos necesarios para ser elegido en la primera vuelta. Los votantes de Sri Lanka escriben los nombres de tres candidatos por orden de preferencia: si no hay mayoría, se tienen en cuenta la segunda y posiblemente la tercera opción de los votantes.

Dissanayake, de 55 años, lidera desde 2008 el Janatha Vimukti Peramuna (JVP o Frente Popular de Liberación), un partido marxista-leninista prochino que entre las décadas de 1970 y 1980, y sobre todo tras la firma del acuerdo indo-srilankés en 1987, inició una lucha armada contra el gobierno por la creación de un Estado socialista cingalés. Tras licenciarse en Física, Dissanayake entró en política precisamente durante esos años, por los que pidió perdón en 2014, suavizando poco a poco la postura del partido.

"Debemos crear una nueva cultura política limpia", dijo durante la ceremonia de investidura, que ya ha tenido lugar hoy: "Ya he dicho que no soy un mago, soy un ciudadano corriente. Hay cosas que sé y cosas que no sé. Mi principal objetivo es reunir a quienes tienen los conocimientos y las capacidades para ayudar a levantar el país". Dissanayake recibió una bendición budista al final de su discurso, pronunciado únicamente en lengua cingalesa. Representantes de las otras religiones presentes en Sri Lanka, islam, hinduismo y cristianismo, también estuvieron presentes durante la toma de posesión.

La elección de Dissanayake es vista por expertos y comentaristas como una ruptura con las figuras (y familias) «tradicionales» que han dominado la política de Sri Lanka hasta ahora. El vástago de la familia Rajapaksa, que figuraba entre los 38 candidatos presidenciales, recibió menos del 3% de los votos. Mahendran Thiruvarangan, profesor de la Universidad de Jaffna, calificó de «positivos» los resultados electorales: «El NPP es una formación política que representa algunas de las reivindicaciones fundamentales del Aragayala [el movimiento de protesta que provocó la dimisión del ex presidente Gotabaya Rajapaksa hace dos años]. Su victoria es motivo de optimismo».

Durante la campaña electoral, Dissanayake había declarado que, en caso de victoria, disolvería el Parlamento (donde el JVP tiene actualmente sólo tres escaños) para reflejar la voluntad del pueblo. También prometió que pondría en marcha una investigación sobre los atentados de Semana Santa de 2019, insinuando que si el Gobierno ha evitado hacerlo hasta ahora es porque temía revelar «sus responsabilidades».

«No se trata sólo de esta investigación», añadió. «Los políticos que prometieron acabar con la corrupción se han dedicado a la corrupción; los que prometieron crear una Sri Lanka libre de deudas no han hecho más que empeorar la carga de la deuda; la gente que prometió reforzar la ley la ha incumplido».

De hecho, bajo la presidencia de Ranil Wickremesinghe, la inflación ha bajado al 0,5% desde más del 70% en 2022, y se espera que aumente ligeramente en 2024, aunque una cuarta parte de la población (22 millones de personas) sigue viviendo en la pobreza y muy endeudada. El presidente saliente, al felicitar a Dissanayake por su victoria, no dejó de señalar: «He cumplido con éxito la responsabilidad que la historia ha puesto sobre mis hombros. He conseguido salvar a mi patria de la bancarrota en el corto espacio de dos años», declaró.

Dissanayake y otros miembros del JVP prometieron entonces revisar los criterios impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que, a cambio de políticas de austeridad, garantizó un préstamo de unos 3.000 millones de dólares. Sin embargo, algunos expertos económicos expresaron su preocupación, temiendo que un cambio de rumbo en las políticas económicas pudiera entorpecer la senda de la recuperación.

Los jefes de gobierno más importantes de la región se apresuraron a felicitar a Dissanayake: el primer ministro indio, Narendra Modi, declaró en X que Sri Lanka «ocupa un lugar especial en la política india de Vecindad Primero», mientras que el presidente chino, Xi Jinping, subrayó que estaba dispuesto a colaborar para fomentar la tradicional amistad entre ambos países, reforzando la confianza política mutua y la cooperación en cuanto a los proyectos de desarrollo de la Iniciativa de la Belt and Road.

En los últimos años, la contienda geopolítica entre India y China se ha manifestado a menudo en inversiones rivales en infraestructuras de Sri Lanka. Pocos días antes de ser elegido, Dissanayake había declarado que cancelaría el proyecto de energía eólica del Grupo Adani, una inversión de más de 440 millones para la construcción de parques eólicos en el país que venderían la energía producida a 8,26 céntimos por kilovatio-hora a los srilankeses. Un proyecto que también ha sido criticado por su impacto medioambiental y su «falta de transparencia», que está siendo examinado por el Tribunal Supremo de Sri Lanka.