08/03/2025, 13.27
SIRIA
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Cientos de muertos alauitas. P. Karakach: “Demasiados intereses, el clima vuelve a ser pesado”

de P.. Bahjat Karakach *

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos habla de más de 500 víctimas en los últimos dos días. El testimonio del párroco franciscano de Alepo: “A pesar de las innumerables voces que piden un gobierno que represente a todos los componentes de la sociedad siria, no se ven acciones concretas. Las armas amenazan con destruir lo que queda de nuestra esperanza”.

 

Las noticias que siguen llegando desde la región costera de Siria, sumida nuevamente en la violencia en las últimas horas, son dramáticas. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos - una ONG con sede en el Reino Unido que denuncia constantemente las masacres llevadas a cabo por el ejército de Asad desde 2011 - "las fuerzas de seguridad y grupos aliados mataron a 311 civiles alauitas" desde que comenzaron los enfrentamientos el jueves, lo que eleva el saldo total de muertos a 524 personas, incluidos 213 agentes de seguridad y milicianos. Sobre esta gravísima situación en la Siria sin paz, publicamos el testimonio del P. Bahjat Karakach, franciscano, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís en Alepo.

Queridos amigos,

me pongo nuevamente en contacto con ustedes después de casi un mes para contarles lo que estamos viviendo en este mismo momento en Siria. De hecho, desde el 6 de marzo la situación ha empeorado gravemente y hoy el país vive un clima muy pesado.

En los últimos días la tensión ha aumentado en varias zonas, tanto en el sur, en la ciudad de Suwayda, como en Jaramana, un suburbio de Damasco, ambas de mayoría drusa; pero también en las ciudades costeras de mayoría alauita, sobre todo en Jable. Se registraron varios actos de violencia hasta que hace dos días estalló una “resistencia” armada contra las fuerzas oficiales, rechazada por una gran parte de la población, por presuntos actos de violencia y venganza contra civiles de las minorías. Se habla además de una verdadera acción militar organizada por partidarios del antiguo régimen, apoyada por fuerzas regionales que tendrían interés en crear y mantener un estado de caos en Siria: por un lado Israel, que avanza en territorios sirios y toma posesión de ellos, tratando de presentarse como defensor de los drusos frente a las fuerzas gubernamentales, a las que considera "milicias terroristas"; por el otro lado Irán, que parece no querer aceptar la pérdida del poder que tenía en Siria en los tiempos de Asad; sin olvidar el papel de Rusia, que sigue siendo ambiguo.

Una vez más los sirios están al borde de la guerra civil, por eso estamos realmente preocupados. Algunas voces acusan a la comunidad internacional de no asumir plenamente sus responsabilidades hacia Oriente Medio en general y Siria en particular, que sigue siendo un territorio donde se enfrentan las grandes potencias que buscan, cada una, asegurarse una tajada del pastel. Otras voces acusan al nuevo gobierno de Al-Sharaa de que, más allá de las hermosas promesas, todavía no ha tomado medidas serias para garantizar juicios públicos y justos contra los criminales de guerra, lo que ha dado vía libre a quienes quieren hacer justicia por su propia mano y ha permitido que aquellos que quieren organizarse para "volver a liberar Siria" actúen sin impedimentos. Otra culpa del nuevo presidente sería mantener el statu quo de su gobierno, que se formó inmediatamente después de la caída del antiguo régimen y se mantiene en el poder más allá del mandato establecido de tres meses. Un gobierno formado por personas con poca experiencia política, todas pertenecientes al ex Hay'at Tahrir al-Sham (HTS), representantes de un pensamiento político de carácter fuertemente religioso.

A pesar de las innumerables voces, tanto fuera como dentro del país, que afirman que para mantener la estabilidad en Siria se requiere un gobierno que represente a todos los componentes de la sociedad, todavía no se ha visto ninguna acción concreta en esa dirección.

Se quiso complacer a los observadores con medio día de “diálogo nacional”, en el que se decidiría el destino del país. Los participantes redactaron ​​un documento final que hasta ahora ha quedado en el papel. Todos esperaban el 1 de marzo, fecha en la que debía formarse un nuevo gobierno de transición, un objetivo incumplido que dejó a muchos decepcionados, mientras los sirios esperan una palabra clara de sus autoridades, una palabra que explique lo que tienen en mente. Lamentablemente los gobernantes siguen tratando al pueblo como un “rebaño” y no como un igual. Este silencio, apenas soportado, sólo lo rompen las armas, que amenazan con destruir lo que queda de nuestra esperanza.

Aquí la gente está cansada y nosotros ya no sabemos qué decir ni cómo infundir valor para afrontar lo que viene... Por eso les pido oraciones, las necesitamos muchos, elevémoslas al buen Dios que también sabe hacer milagros.

* párroco de la iglesia de San Francisco de Asís en Alepo

 

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