Ciclón Mocha: Temen cientos de muertes entre los rohingya

Vientos de casi 250 kilómetros por hora derribaron torres de telecomunicaciones y arrasaron casas enteras. Antes del desastre ya había 6 millones de personas desplazadas entre el estado birmano de Rakhine y el campo de refugiados de Cox's Bazar, en Bangladés, que necesitaban ayuda humanitaria. La Iglesia local se ha movilizado para enviar ayuda. En los días previos, tropas del ejército obligaron a miles de civiles a escapar bajo la lluvia.

Rangún (AsiaNews/Agencias) - Cientos de personas podrían haber muerto tras el paso del ciclón Mocha que arrasó el 14 de mayo la ciudad de Sittwe, capital del estado birmano occidental de Rakhine, y el campo de refugiados de Cox's Bazar en Bangladés, donde se encuentran alojados desde 2017 cerca de un millón de musulmanes de la etnia rohingya que huyeron de la violencia del ejército birmano. Aunque se evacuaron cerca de 400.000 personas, más de 2 millones han sufrido el impacto de lo que los expertos consideran uno de los peores desastres climáticos que ha sufrido la región en los últimos tiempos.

La junta golpista de Myanmar, que llevó a cabo un golpe de estado el 1 de febrero de 2021 y lleva más de dos años luchando contra las fuerzas de resistencia por el control del país, declaró a Rakhine zona de catástrofe cuando se registraron vientos de casi 250 kilómetros por hora que derribaron torres de telecomunicaciones y destruyeron casas enteras. La organización Partners Relief and Development denunció que entre las personas alojadas en los campos de refugiados de Rakhine hay cientos de muertos y Aung Kyaw Moe, activista rohingya y asesora del Ministerio de Derechos Humanos del Gobierno de Unidad Nacional en el exilio -compuesto en su mayoría por ex diputados del gobierno anterior que fue derrocado por el golpe- escribió en Twitter que solo en Sittwe hubo 400 víctimas. Los funcionarios de Bangladés no han informado víctimas en los campos de refugiados de Cox's Bazar, pero las comunicaciones todavía no se han restablecido por completo.

“Los primeros informes sugieren que los daños son cuantiosos y que las necesidades de las comunidades ya vulnerables, especialmente las personas desplazadas, serán elevadas”, dice un documento de la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA). Antes de que llegara el ciclón, 6 millones de personas, entre ellas 1,2 millones desplazados por conflictos étnicos, necesitaban ayuda humanitaria.

La Iglesia local ha enviado ayuda a las poblaciones afectadas por el ciclón: “Hemos mandado arroz, aceite, cebollas y lonas impermeables a 40 familias que quedaron sin casa en el municipio de Kyaukpyu. Utilizamos la colecta de cuaresma para responder a la emergencia”, explicó el padre Nereus Tun Min, director de la organización caritativa católica Karuna Pyay. “Las comunicaciones siguen interrumpidas en Sittwe y Kyauktaw. También es difícil llegar debido a los problemas de transporte”, agregó el sacerdote.

Cientos de personas que se habían refugiado en lugares elevados de Myanmar regresaron ayer a sus hogares, pero lo que complica la situación en Rakhine, subraya Naciones Unidas, es la presencia de artefactos explosivos debido a la guerra civil, porque los derrumbes e inundaciones pueden haber desplazado minas terrestres y otros explosivos a zonas que antes se consideraban seguras.

En los últimos días, las incursiones de la junta militar han obligado a cerca de 16 mil personas a huir bajo las lluvias torrenciales. Antes de llegar a Rakhine, el ciclón Mocha inundó las zonas de Myanmar donde el ejército lucha contra los bastiones de la resistencia antigolpista. En la región norteña de Sagaing, “las columnas militares no han dejado de atacar aldeas desde que comenzó la tormenta el 12 de mayo. El sábado las fuerzas del régimen ocuparon la aldea de Min Ma, obligando a los habitantes a huir a la selva bajo la lluvia torrencial”, contó un rescatista a The Irrawaddy.