Chinos huyen a Italia para no renunciar a su credo religioso
Una asociación estudia este fenómeno en aumento. Se convierten tras haber descubierto “una tendencia espiritual que antes les era desconocida”, abandonando el materialismo inculcado por el régimen comunista. Sólo unos pocos logran obtener protección internacional. Para las comisiones ellos no corren peligro quedándose en China, a pesar de las consabidas violaciones a los derechos humanos que allí se perpetran.
Roma (AsiaNews) – En los últimos cinco años se ha quintuplicado el número de chinos que huyen del país, “de manera casi indistinta”, por motivos religiosos. Ellos abandonan todo con tal de no renunciar a su fe, abrazada para huir del materialismo impuesto por el régimen. Quien lo subraya es el reporte publicado por la asociación italiana “En buen Derecho” (ABD), que desde hace años viene ocupándose de brindar asistencia legal a los refugiados y a quienes solicitan asilo en Italia.
Según las Global Trends del UNHCR (Alto Comisariado de la ONU para los refugiados), el número de chinos que ha solicitado asilo en el mundo se ha elevado, pasando de 10.617 solicitudes en el 2010, a 57.705 en el 2015.
Los solicitantes de asilo que han sido seguidos por ABD son miembros de 14 movimientos “pseudo-cristianos” que han sido proscriptos por el gobierno, la mayor parte de ellos vinculados al culto del “Almighty God”. La secta forma parte de aquellos cultos que Beijing considera “malvados”, y a cuyos miembros acusa de ser subversivos y violentos. En 2015, dos de ellos fueron ajusticiados por el homicidio de una mujer. Luego del hecho, cientos de fieles fueron arrestados. Además de las sectas y comunidades religiosas, China lleva adelante una campaña contra las comunidades clandestinas y los “cultos malvados”.
En el reporte se afirma que los chinos continúan con la actividad religiosa en Italia. Ellos raramente refieren sus experiencias pasadas a connacionales suyos, por temor a dar con espías, llegando al punto de requerir “traductores que sean exclusivamente de nacionalidad diferente a la china”.
Las historias recogidas por la asociación son dolorosas. María (nombre elegido por la señora a su llegada a Italia) cuenta que fue capturada en China cuando estaba evangelizando, y que fue llevada a una base militar donde la “quemaron con agua hirviendo” y le “clavaron cuchillas en el dorso de las manos”. Por su lado, G. fue “golpeado en la espalda con un palo, de un modo tan brutal que llegó a desvanecerse del dolor… porque se negaba a responder a las preguntas referidas a los responsables y a los fondos de la Iglesia doméstica”. Al no poder acudir a un hospital para ser atendido, G ahora padece una disfunción del 25% en su riñón izquierdo.
Al ser entrevistado por AsiaNews, uno de los autores del reporte que se desempeña en el equipo legal de ABD, Francesco Portoghese, cuenta que lo que congrega a los solicitantes de asilo es la “absoluta fidelidad al credo profesado”, prescindiendo de las diferencias en cuanto a motivos y modalidades de conversión.
“Algunos de ellos han abandonado a sus familias con tal de profesar libremente su religión, incluso a costas de renunciar a la compañía de su pareja e hijos”, afirma Portoghese. “Otros han renunciado a su carrera profesional y a la posibilidad de concluir sus estudios”. Para el operador de la asociación, esto demuestra “un espíritu de abnegación que casi parece de otra época”.
En el reporte, ABD cuenta que los solicitantes de asilo han pasado “de tener una concepción materialista de la realidad, como es la que caracteriza al régimen chino”, a “una tendencia espiritual que antes les era desconocida. Y es justamente esta tenacidad con la cual se persigue el ‘nuevo camino’ lo que está generando alarma en el gobierno”.
Para Portoghese, también “hay una dignidad y una discrecionalidad que puede ser comprendida sólo si se profundiza en cada situación individual. Es fundamental profundizar en sus historias para poder comprenderlos, porque ante una pregunta precisa, no siempre hay una respuesta precisa que sea aceptable en la sede de la comisión”.
Aunque el número de chinos que solicitan asilo es tupido, son pocos aquellos a los que se les reconoce el estatus de refugiado. La European Asylum Support Office (EASO) informa que “la nacionalidad china es una de las que tienen la tasa más baja de reconocimiento”.
Portoghese cuenta que en año 2016, sólo el 5% de los pedidos de asilo obtuvo el reconocimiento de estatus de refugiado. Es decir, hubo 13 respuestas positivas contra 264 negativas.
Para el empleado de la asociación, los motivos que dan lugar al rechazo son varios, siendo uno de ellos la novedad que representa este fenómeno, que jamás había llegado a niveles tan elevados: “Es necesario que se logre adquirir una orientación con respecto a este fenómeno, el cual aún debe ser investigado en profundidad”.
Entre las causas que la ABD enumera en relación a los rechazos se cuentan las “declaraciones incompletas o contradictorias, el escaso conocimiento que se tiene de los cultos que se afirma practicar y las dudas en torno a la huida del país”. Para verificar la elegibilidad para el asilo, los fugitivos chinos deben someterse a un coloquio oficial. En el reporte de ABD se critica el hecho de que en éste se utiliza una traducción “demasiado escueta, que por momentos resulta aproximativa y superficial”, en la cual las declaraciones de quienes solicitan asilo son tergiversadas, reportadas de manera incompleta y a veces ni siquiera registradas”.
Para la asociación resulta sorprendente que ni siquiera se tome en consideración la protección subsidiaria [protección que es reconocida para aquellos casos en los cuales, si bien no pueden ser enmarcados en los parámetros del asilo, igualmente se corre peligro de sufrir “graves daños”, ndr], “a pesar de que en China está prevista, y es aplicada de un modo totalmente arbitrario la pena de muerte, e incluso después de haber padecido torturas y trato inhumanos y degradantes…que han sido infligidos a los arrestados por motivos religiosos”.
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