China envía barbijos a Italia, pero ahoga la libertad de prensa

de Bernardo Cervellera

Beijing donará 100.000 barbijos; 20.000 trajes protectores y 50.000 kits de diagnóstico. También estarían llegando al país 1000 ventiladores pulmonares para ayudar a respirar a los italianos enfermos de coronavirus. Sin embargo, China no debería ahogar la voz de médicos y periodistas que ya desde el mes de diciembre alertaban sobre un virus tan potente como el del SRAG (SARS). Italia también debería pedir como “regalo” la libertad de expresión para los chinos. El silencio del gobierno chino ha generado una pandemia.

Roma (AsiaNews) – Una lluvia de donaciones inunda Italia. Gracias a las buenas relaciones de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores y Beijing, pronto llegarán (gratis) 100.000 barbijos de última tecnología; 20.000 trajes protectores, más de 50.000 kits para el test de diagnóstico para coronavirus. Incluso más, “gracias a la amistad y a la solidaridad” con el Imperio del Medio, Italia podrá adquirir y recibir a la brevedad - a través de canales especiales - 1000 ventiladores pulmonares para ayudar a los enfermos de coronavirus a respirar.

En un momento de dramática emergencia como el que vive nuestro país, y con el temor de ver más enfermos en los próximos días, este tipo de pasos puede reducir el riesgo de un colapso en nuestras estructuras hospitalarias. Y es justo expresar un sincero agradecimiento al gobierno chino por todo ello.

Sin embargo, lo que perturba es toda la publicidad en torno a estas donaciones: la carta de XI Jinping, dirigida a nuestro presidente de la República, que exalta el “futuro que comparte” la humanidad; el coro a gritos de la embajada china en Roma, con el eslogan “¡Fuerza China e Italia!”; los vídeos de sujetos chinos desconocidos, que instan a Italia a “darse ánimo” para luego reanudar las actividades con mayor fuerza (“Itali jia you!”).

La avalancha de donaciones y las muestras de amistad perfilan una China que ha salido victoriosa del coronavirus, y que está dispuesta a ayudar al mundo entero, empezando por Italia. Sin embargo, la impresión que uno recibe es que con este espectáculo de amistad tan gritado, Beijing trata de colocarse una careta, para ocultar la responsabilidad que ha tenido -y que aún le compete - en la emergencia de coronavirus. Y no hablemos solamente de la venta de animales selváticos en el mercado de Wuhan: hablemos del silencio de las autoridades, que se prolongó por más de un mes, antes de lanzar la alarma.

Y precisamente mientras Beijing dona respiradores a Italia, debemos hablar, también y sobre todo, de la represión sistemática que los líderes chinos han aplicado con los médicos y periodistas que - ya en el mes de diciembre - ponían en guardia a hospitales, amigos y autoridades sobre una neumonía similar al SRAG (SARS), pero mucho más dañina.

Con gran valentía, en los últimos días en que Xi Jinping trata de mostrarse con aires de vencedor, los médicos de Wuhan denunciaron el silencio y la represión a los que fueron sometidos, así como las mentiras inventadas por las autoridades. Algunos, como el Dr. Li Wenliang y tanto otros, murieron por la misma enfermedad que denunciaron en su momento.

La Dra. Ai Fen, del Centro de Emergencias del Hospital Central de Wuhan, también tuvo el coraje de narrar ante un periódico sus continuos intentos de empujar a las autoridades metropolitanas, provinciales y hospitalarias, a tomar medidas contra el virus. Pero todo fue en vano. Probablemente, de haber escuchado el alerta de estos médicos, la epidemia de coronavirus jamás se habría convertido en una pandemia.

Ahora, estos doctores y muchos intelectuales exigen garantías para la libertad de expresión en China; pero lo único que reciben son amenazas y arrestos.

Pienso que las donaciones que China entrega a Italia serían motivo de un mayor agradecimiento, si Beijing y Xi Jinping regalan a su pueblo la libertad de expresión y de prensa. Harían un favor a su pueblo y al mundo entero. Y también pienso que si nuestros políticos italianos realmente quieren ser amigos de China, no pueden esconder a Beijing esta verdad.