Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, en el año 2017 los nacimientos disminuyeron: nacieron 630.000 niños menos. Luego de que el gobierno adoptara en 2015 la decisión de permitir que todas las parejas puedan tener dos hijos, los funcionarios del sector de Planificación Familiar habían previsto que el cambio impulsaría nuevos nacimientos, llegando a 20 millones por año. Para el 2030, se prevé que la población china aumente a 1,45 millardos –cuando la actual es de 1,39 millardos- generando una fuerza de trabajo estable, que resulta necesaria para el crecimiento económico. 

Beijing (AsiaNews) – A pesar de que se levantó la prohibición, las familias chinas siguen sin tener un segundo hijo: en 2017, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, los nacimientos cayeron, y nacieron 630.000 niños menos. En 2016 hubo un pequeño baby-boom, con un aumento de 1,31 millones de nacimientos en comparación al año anterior. Y ello, a pesar de que el total fue de 17,86 millones de neonatos, una cifra de todos modos inferior a los 18 millones previstos oficialmente.

Ahora, los expertos proponen incentivos, como facilidades fiscales, tasas y subsidios para impulsar a las parejas a tener un segundo hijo. Pero con el aumento de los costos de la educación y de la vivienda en China, son pocas las parejas que –al menos, hasta ahora- han acogido la idea de aumentar las dimensiones de su familia. Además, el hecho de que durante tres décadas haya regido la prohibición de tener más de un hijo, han creado una mentalidad cuya eliminación requiere de un gran esfuerzo.  

El dato resulta decepcionante si se tiene en cuenta que en 2015 el gobierno decidió abolir la ley del hijo único y permitir a todas las parejas tener dos hijos. Los funcionarios del área de Planificación Familiar habían previsto que con el cambio, se impulsarían los nuevos nacimientos, llegando a 20 millones por año. Para el año 2030, se prevé que la población china aumentará, y que de los actuales 1,39 millardos, llegará a ser de 1,45 millardos, creando una fuerza de trabajo estable, que resulta necesaria para el crecimiento económico. De hecho, las últimas estadísticas muestran que la población en edad de trabajar –de 16 a 59 años- suma 902 millones, que equivale al 64,8% de la población total. Esto es más de 5 millones menos que el año pasado. En tanto, las personas cuyas edades están por encima de los 65 años, durante 2017 llegaron a sumar 158 millones, que equivalen al 11,4% de la población y son 8 millones más, en comparación con el 2016.

Según Liang Jianzhang, profesor en la Guanghua School of Management de la Universidad de Beijing, y Huang Wenzheng, demógrafo en la Johns Hopkins University, en China se está verificando una disminución de la tasa de natalidad a un ritmo más veloz de lo previsto. Anteriormente, Liang y Huang estimaban que la tasa de natalidad de China comenzaría a caer bruscamente en 2018, con una caída anual de entre 300.000 y 800.000 neonatos en los próximos 10 años.

Según la Organización Mundial de la Salud, se considera que la población de un país envejece cuando el porcentaje de personas de 65 años alcanza el 7% de la población. Cuando este número ha superado el 14%, quiere decir que ya se ha convertido en una sociedad envejecida, y China se está acercando rápidamente al punto de ser una sociedad anciana.  

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