China, tifón Doksuri: organizaciones católicas ayudan a la población afectada por las inundaciones

de Alessandra Tamponi

Hasta el momento, hay al menos 30 personas muertas y alrededor de 1,5 millones de desplazadas. La provincia de Hebei ha tenido que soportar algunas de las consecuencias más graves porque en su territorio se encuentran las zonas de control que permiten desviar el agua de las ciudades más pobladas. Las parroquias de la Iglesia católica china se encuentran en primera línea para proporcionar ayuda.

Beijing (AsiaNews) - Las lluvias torrenciales provocadas por el tifón Doksuri que afectó varias provincias del norte de China han sido las peores de las últimas seis décadas, con un saldo de más de 30 muertos y cerca de un millón y medio de desplazados. Desde la llegada del tifón el 28 de julio hasta ahora, se calcula que las pérdidas económicas alcanzan los 14.700 millones de dólares y han afectado a casi 3 millones de personas en las provincias de Fujian, Zhejiang, Anhui, Jiangxi y Guangdong. En respuesta al desastre, varias organizaciones benéficas, algunas de ellas vinculadas a la Iglesia católica china, se han movilizado para proporcionar ayuda a los habitantes de las zonas más afectadas. En China, en caso de catástrofes naturales, las organizaciones benéficas suelen ser las primeras en intervenir.

Las zonas del noreste del país, en particular las de Beijing, Tianjin y la provincia de Hebei, son las que han sufrido los mayores daños por el desbordamiento de los cursos de agua de la cuenca del río Hai, que abarca una superficie de más de 318.000 kilómetros cuadrados.

En China, las normas sobre inundaciones obligan a establecer zonas de control donde se pueda canalizar el agua si las inundaciones superan los límites de seguridad de las cuencas. Hay más de 80 zonas de este tipo en todo el país, y en la provincia de Hebei hay 10. Al abrir zonas de control en su territorio para drenar el agua, la provincia alivia la presión sobre las ciudades densamente pobladas de Beijing y Tianjin. A principios de este mes el departamento para la gestión de emergencias de Hebei había activado siete de estas zonas, desviando más de mil millones de metros cúbicos de agua de las inundaciones. Sin embargo, si por un lado esta medida ha mejorado la situación en torno a la capital, también ha agravado las consecuencias para los habitantes de la provincia. Se estima que del millón y medio de personas que debieron abandonar sus hogares, casi un millón fueron desplazados por la apertura de las zonas de control, en su mayoría provenientes del municipio de Baoding. La ciudad de Zhuozhou, por ejemplo, tiene en su territorio dos de las 13 zonas de la provincia y, según Reuters, muchos residentes no sabían que vivían en una zona de control.

En este contexto, varias organizaciones benéficas han comenzado a trabajar para llevar ayuda a la población local. La organización Jinde Public Welfare, por ejemplo, ha comprado 20 generadores y artículos de primera necesidad como alimentos y ropa de cama para los habitantes del condado de Yi, en el municipio de Baoding, mientras que la diócesis de Beijing ha donado cientos de envases de fideos instantáneos y de agua a los damnificados en el pueblo de Fanliandeng, cerca de la ciudad de Zhuozhou. Por su parte la parroquia de Langfang Gu'an Hanjiazhuang entregó desinfectantes, alimentos, agua y otros suministros a los ciudadanos de Fan Liandeng, y el responsable de la parroquia y los fieles participaron activamente en las tareas de socorro. Los miembros de la Iglesia de Gaobeidian acogieron a su vez a las personas desplazadas de Zhuozhou que abandonaron sus hogares para evitar las peores consecuencias del desastre.