Centenario del partido: Xi rinde homenaje a los héroes del comunismo pero crece la presión externa
El 1 de julio el país se paraliza para las celebraciones. El régimen pone de relieve la recuperación económica de la crisis del covid. Los problemas vienen de afuera: Japón está dispuesto a proteger a Taiwán; la India envía 50.000 soldados más a la frontera con China; Indonesia abre una base marítima con la ayuda de Estados Unidos. Xi conserva el apoyo de Putin (por ahora).
Beijing (AsiaNews) - Debemos "creer, amar y contribuir para siempre al Partido Comunista Chino". Esta es la invitación (orden) que hoy dirigió Xi Jinping a los ciudadanos chinos durante la ceremonia entrega de la "medalla del primero de julio" a 29 miembros del PCCh. Pasado mañana China suspende todas las actividades para celebrar el centenario de la fundación del partido; el presidente chino hace alarde de confianza, pudiendo ostentar para su país una recuperación económica estable de la crisis del coronavirus.
Pero las celebraciones llegan en un momento de creciente presión externa, y no solo de Estados Unidos, con quien Beijing mantiene un duro enfrentamiento político, económico y tecnológico.
En su discurso de ayer en el Instituto Hudson de Washington, el viceministro de Defensa de Japón, Yasuhide Nakayama, dijo que era necesario "abrir los ojos" ante la presión china sobre Taiwán y defender la democracia taiwanesa. En los últimos tiempos Tokio ha incrementado su apoyo a Taipei superando el temor a posibles represalias de China.
La reunificación con Taiwán es el único objetivo explícito contenido en el plan de Xi para la "renovación de la gran nación china". Beijing considera la isla una provincia "rebelde" que, de ser necesario, no descarta reconquistar por la fuerza.
En el frente del Himalaya, en la frontera con la India, la situación no es menos tensa. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China pidió ayer al Ministerio de la India que tome medidas para reducir la tensión en la frontera. Según Bloomberg, Delhi ha enviado recientemente 50.000 soldados adicionales para vigilar la frontera provisional (Línea de control real), lo que eleva el total de la guarnición fronteriza a 200.000 unidades.
Los dos gigantes asiáticos comparten una frontera de 3.488 km en la remota región del Himalaya por la que mantuvieron un breve pero sangriento conflicto en 1962. Delhi reivindica amplias zonas de Aksai Chin (que los chinos obtuvieron de Pakistán); Beijing reclama el estado indio de Arunachal Pradesh. El 15 de junio de 2020 las tropas indias y chinas se enfrentaron en el valle de Galwan, entre Ladakh y el Aksai Chin chino. Murieron 20 soldados indios y un número indeterminado de militares chinos.
Tampoco hay buenas noticias para Beijing en su flanco sur. El 25 de junio Indonesia y Estados Unidos inauguraron la construcción de un centro de formación para la Guardia Costera de Yakarta. Se construirá en la isla de Batam, capital de la provincia indonesia de las islas Riau, a unas pocas decenas de kilómetros del estratégico Estrecho de Malaca.
La instalación estará terminada dentro de un año y no albergará fuerzas estadounidenses. Según el gobierno de Indonesia, la elección de Batam como sede del nuevo centro no responde a ninguna razón específica.
Varios analistas piensan de manera diferente. Hace tiempo que Indonesia puso en marcha un programa de refuerzo naval destinado en parte a hacer frente al activismo de China en las aguas que rodean las islas Natuna, que forman parte de la provincia de Riau. Los chinos no están haciendo reclamos territoriales sobre este archipiélago indonesio de 272 islas pero sí afirma el derecho a explotar sus aguas pese a la fuerte oposición de Yakarta. Las Natuna están ubicadas en el borde suroeste del Mar de China Meridional, del que Beijing reivindica casi un 90%. Indonesia, Vietnam, Filipinas, Malasia y Taiwán, con el apoyo de Estados Unidos, se oponen a los reclamos territoriales de China.
El único sector aparentemente tranquilo para los chinos es el norte. China y Rusia prorrogaron ayer hasta 2026 un tratado de amistad y cooperación de veinte años que se firmó en 2001. Los dos países hacen frente común ante el desafío geopolítico lanzado por la administración Biden. Sin embargo hay problemas, como la progresiva "colonización" china del este de Siberia, que a largo plazo podrían crear tensiones entre Beijing y Moscú.