Cementerios cristianos, judíos y yazidíes profanados por menores y extremistas
A mediados de julio destruyeron tumbas y lápidas judías en Haskoy, un suburbio de Estambul. Anteriormente habían sido objeto de ataques varios cementerios cristianos en Mardin y Van. Exhumaron cuerpos de fieles yazidíes y los enterraron nuevamente según la tradición islámica. Algunos de los autores de las profanaciones son muy jóvenes, entre 11 y 13 años. Diputado armenio: una mentalidad que ha "llenado de odio a los niños".
Estambul (AsiaNews) - Los abusos y ataques por motivos religiosos en Turquía no perdonan ni siquiera a los muertos, como confirman los crecientes casos de vandalismo en cementerios de minorías religiosas, sobre todo cristianos, judíos y yazidíes. Desde Mardin hasta Van, los cristianos han denunciado en el pasado reciente la profanación de tumbas y lápidas e incluso la macabra dispersión de los huesos de los muertos. El último episodio afecta a la comunidad judía, una prueba más del creciente de odio e intolerancia contra los no musulmanes.
Los hechos ocurrieron el 15 de julio, pero la noticia trascendió recién hace pocos días. Miembros de la minoría judía del suburbio de Haskoy, en Estambul, denunciaron graves daños en el cementerio local como resultado de un ataque dirigido por grupos extremistas. Los vándalos, afirman algunas fuentes, profanaron 81 tumbas, exhumaron los ataúdes y dejaron el lugar sembrado de destrucción y caos. Según algunos testigos, entre los autores del ataque también hay jóvenes menores de 18 años, que actuaron siguiendo las instrucciones de una banda de adultos.
La policía ha detenido a algunos menores para interrogarlos, pero pocos están convencidos de que las investigaciones esclarezcan lo ocurrido y se haga justicia. El diputado opositor del HDP Garo Paylan, de origen armenio, se refirió a la edad de los (presuntos) autores: "El hecho de que el ataque al cementerio judío -escribió en Twitter- haya sido realizado por niños de entre 11 y 13 años no alivia la situación sino que la agrava. ¿Quién y qué mentalidad llenó a esos niños de odio contra los judíos?”.
Entrevistado por el Jerusalem News Syndicate (JNS), portal de noticias que ha dado amplia cobertura al ataque al cementerio judío de Estambul, el periodista asirio David Vergili explica: "En los últimos dos meses han atacado y destruido las tumbas de las comunidades siríaca y judía. Tumbas y lugares sagrados de la comunidad armenia también han sufrido ataques similares en el pasado”. Estos ataques, continúa el experto, tienen "motivaciones racistas y religiosas" porque se dirigen contra grupos y objetivos que "no participan de la ideología turca e islámica"
Para muchos observadores lo ocurrido a mediados de julio en el cementerio judío se enmarca dentro de un panorama más amplio de persecución y violencia contra las minorías, incluyendo a los cristianos. El 29 de junio, con motivo de la fiesta de san Pedro y san Pablo, personas desconocidas profanaron un cementerio en el barrio de Yemişli, distrito de Midyat, en la provincia sudoriental de Mardin, escenario de episodios de intolerancia en el pasado reciente . Al despertar, los fieles encontraron tumbas asirias milenarias devastadas y huesos esparcidos por toda la zona. Otro ejemplo se refiere a los yazidíes, que acostumbran enterrar a los muertos con la espalda vuelta hacia el sol. Las crónicas dan cuenta de casos de tumbas profanadas y cadáveres reubicados en dirección a La Meca, según los dictados de la fe islámica, que considera a los yazidíes una secta herética que debe ser castigada (y reconvertida), como sucedió en Irak bajo el Estado Islámico.
Una fuente institucional de AsiaNews había pedido una investigación rápida para identificar y capturar a los responsables, pero todavía no ha habido novedades relevantes y los autores siguen impunes. Las profanaciones de cementerios, como ha ocurrido en los últimos meses tanto en perjuicio de los cristianos como de la comunidad judía, son síntomas de una aversión, cuando no un verdadero odio, de una parte de la sociedad turca hacia todos los que no profesan la fe musulmana y no abrazan la ideología de nacionalismo e islam impuesta por el presidente Recep Tayyip Erdogan. Y mientras se siga alimentando esta política, que incluye una componente radical, los ataques a los cementerios, así como a las iglesias y otros lugares de culto, los bienes y propiedades, seguirán siendo parte de la crónica cotidiana.
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