Católicos en Arabia Saudí: la "cara oculta" de la fe, entre el Islam y la libertad religiosa
Una fuente de AsiaNews relata la vida de los católicos. Un millón de personas, en su mayoría emigrantes económicos, celebran su fe "en privado". El vínculo con la Iglesia universal y la esperanza de poder reunirse algún día y rezar en una iglesia. Internet ha reforzado las relaciones comunitarias y facilitado la asistencia a los oficios. Una "larga historia" de presencia "discreta" en la región.
Milán (AsiaNews) - Un millón de personas que viven su fe "en privado"; una comunidad formada en gran parte por emigrantes económicos que rinden culto "a escondidas de los ojos del mundo" en sus casas, en los complejos donde trabajan o en las embajadas, manteniendo a menudo en secreto su filiación religiosa. Un territorio donde no hay Iglesias porque sólo está permitido el Islam, dependiente del Vicariato Apostólico del Norte, donde la gente reza, se reúne y, cuando es posible, asiste a los oficios celebrados por los capellanes en las representaciones diplomáticas. De la realidad católica en Arabia Saudí no hay muchas noticias ni reportajes en los medios de comunicación internacionales, a menudo ni siquiera en los vinculados de diversas formas a la Iglesia de Roma, y sin embargo está viva y presente. Y gracias a Internet y a las redes sociales, ha encontrado nuevas formas de sentirse parte de una comunidad. Arraigada en un territorio en el que, aunque minoritaria, no es extraña por historia y tradición, reivindica cada vez con más fuerza su pertenencia a la Iglesia universal y, recientemente, fue calificada de "sorprendente" por el Patriarca de Bagdad de los Caldeos, Card. Louis Rapahel Sako.
Para contarlo, AsiaNews se entrevistó con una personalidad diplomática que conoce bien el reino y la realidad católica, y que, bajo garantía de anonimato, quiso compartir algunas reflexiones y cambios. Porque en comparación con el pasado, cuando llamarse cristiano era arriesgar la vida, hoy bajo el liderazgo del príncipe heredero Mohammad bin Salman (Mbs) el país está mostrando cambios positivos no sólo a nivel social. La esperanza es, algún día, poder reunirse y rezar en una iglesia. "Los católicos hoy van a Bahréin o a otras zonas del Vicariato del Norte [territorio que incluye, además de Arabia Saudí, Kuwait, Baréin y Qatar] para asistir a misa", dice la fuente, y, al menos oficialmente, "no hay culto". Sin embargo, en la práctica pueden seguir el catecismo, recibir los sacramentos y participar en servicios religiosos, aunque de forma discreta. Y también por eso, del país llegan pocas noticias".
La fe e internet
El deseo es asistir a misa, una vida sacramental abierta, libertad de culto, aunque hoy esta comunidad ha encontrado en la red y en las redes sociales la forma de leer noticias sobre el Vaticano y las actividades del Papa Francisco. Internet es también el medio para seguir conectados con las comunidades de las que proceden, desde la India al Líbano, cada uno según su origen porque ya no existe la censura del pasado y es posible "celebrar o formarse online". "Nos ha cambiado la vida, porque antes traer textos sagrados o material cristiano era muy difícil, incluso la Biblia. Ahora con los smartphones tenemos todo en el teléfono, el breviario, los misales, ya no tenemos que llevar nada". Un proceso, como en todo el mundo, que se ha acelerado con Covid-19, favoreciendo el desarrollo de canales católicos, misas y formación, reuniones vía Zoom, email y sociales. "La gente -continúa la fuente- ya no está tan aislada como antes.
Las personas con las que nos hemos reunido conocen bien la realidad de Arabia Saudí, un país que visitaron por primera vez hace casi 20 años, cuando todavía era difícil reunirse o tener documentos, y todo pasaba por las embajadas. Y por eso hoy habla de un "cambio positivo en dos sentidos: por un lado los mayores recursos online, que incluso según los propios sacerdotes facilitan el trabajo y permiten organizar pequeñas comunidades según la espiritualidad: mariana, carismática, lingüística, ritual. Por otro lado, el mismo cambio social que garantiza una mayor libertad y un sentimiento de paz entre la gente: antes había un fuerte miedo a la expulsión, mientras que ahora, sin dejar de ser prudentes y respetando las costumbres locales, hay mayor libertad también, esperemos que pronto, para el culto".
Libertad religiosa y reformas
Sin dejar de ser la cuna del Islam suní (a menudo en oposición al Irán chií, aunque las relaciones han mejorado en la última etapa) con los dos lugares más importantes para la fe musulmana, La Meca y Medina, el reino (wahabí) está experimentando un cambio significativo. Antes había una censura sistemática de la televisión, internet y las redes sociales, mientras que ahora hay más posibilidades de conectar con el mundo exterior. Esto también es evidente para la Iglesia católica, con la formación de ministros laicos y líderes comunitarios, y cada reunión -privada- es un momento de alegría. Luego está el tema de la cruz, que antes era tan delicado que incluso la camiseta del Real Madrid (en la que hay una pequeña cruz) o la del Barcelona, solían quitarse o sólo se mantenía el eje horizontal (o vertical), mientras que ahora ya no es un problema. Yo mismo", subraya la fuente de AsiaNews, "he conocido esta realidad, que ha cambiado mucho". Palabras que reflejan lo dicho - y vivido - por el Card. Sako o el patriarca maronita Card. Beshara Raï, que han podido visitar el país llevando el símbolo cristiano en el pecho sin dudarlo.
Cambios que también han afectado a la esfera social, con una disminución gradual de la influencia de la policía religiosa y de los voluntarios morales (los Mutawa) que solían amenazar a la gente, incluso a los propios saudíes. No se permitía salir con una mujer que no fuera la esposa o la hermana, no se permitía hablar a los chicos y chicas, pero esto ya se ha acabado. Incluso ciertos símbolos o fiestas ligadas al cristianismo como el árbol de Navidad o San Valentín ya no están prohibidos, aunque su exhibición debe hacerse siempre con discreción y está ligada a los distintos territorios, más o menos conservadores. Por último, hay una mayor inclinación entre las autoridades a invitar a líderes religiosos cristianos como gesto de buena voluntad, facilitando recientemente la visita de los Patriarcas caldeo y maronita.
Los inmigrantes y la Iglesia local
Los sucesos relacionados con el Hajj, la gran peregrinación a La Meca recientemente concluida, con las más de 1.300 víctimas, en su gran mayoría inmigrantes ilegales y extranjeros, ha reavivado la atención sobre la población no saudí que vive en el reino. "Una realidad de la que quizá se habla menos", reflexiona la fuente, "pero que es muy similar a la de Qatar, Emiratos Árabes Unidos. Hay diferentes niveles y una estructura similar a una escala jerárquica que ve a los estadounidenses en la cima, luego a los británicos y europeos, australianos, luego filipinos e indios. En el escalafón más bajo figuran etíopes, bangladesíes y pakistaníes. Ahora tenemos comunidades africanas", prosigue, "que no existían hace 10 años y esto significa también una mayor apertura hacia ellas". El motor de las llegadas son ante todo los megaproyectos promovidos en el marco de Vision 2030, empezando por Neom, la ciudad futurista. En realidad, estas inversiones se están reduciendo sustancialmente, lo que ha provocado la marcha de miles de emigrantes, aunque siguen llegando muchos más. A esto se añade el plan de "saudización" del mercado laboral, similar al de otros países del Golfo, que pretende formar y contratar personal local y que ya cuenta con un mínimo del 20% de saudíes.
Una política que también reflexiona sobre los emigrantes cristianos en Arabia Saudí por motivos laborales y que también supone una revisión de los planes de la Iglesia en su labor -silenciosa y discreta- de apoyo a la comunidad local. Tras las reformas económicas y sociales, de hecho, el plano religioso aún está por desarrollar, pero la presencia y las políticas impresas por bin Salman en los últimos años alimentan una moderada esperanza, aunque ya se puede hablar de un cambio de época respecto a hace unas décadas. Un cambio del que también es testigo monseñor Aldo Berardi, al frente del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte desde hace más de un año, y que visitó por primera vez el reino saudí en 2003, una época en la que aún se registraban ataques contra extranjeros. Hoy, las comunidades católicas se centran en la Eucaristía y la devoción mariana, pidiendo en primer lugar poder acercarse a los sacramentos, cultivar el aspecto espiritual; luego está la catequesis y la formación permanente, aprovechando también el online; por último, la tarea de desarrollar la comunión con la Iglesia local (el vicariato) y la Iglesia universal, superando ese sentimiento de aislamiento mucho más evidente en el pasado, participando en el esfuerzo sinodal.
El vínculo con la Iglesia universal es muy importante "para no sentirse aislado", dice la fuente, pero a esto se añade el "sentimiento muy fuerte de unidad" con el Papa y el obispo local. El jubileo de San Areta encaja en esta perspectiva, para mostrar que "hay una larga historia de presencia discreta en la región, que no son sólo emigrantes y que están de paso", como demuestran también los 75 años de la primera iglesia en Kuwait o la primera escuela católica en Bahrein. "Los católicos forman parte de una Iglesia verdadera y local", concluye la fuente, "de un pueblo que se renueva en comunión con el obispo, con el vicariato y con la Iglesia universal".
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