Católico palestino: ‘El acuerdo del siglo’ de Trump es un plan de la derecha israelí
Para el profesor Sabella el proyecto presentado ayer certifica la anexión de los asentamientos y del Valle del Jordán. Y pone el futuro “Estado palestino bajo el control de Israel”. Netanyahu y Gantz apoyan entusiastas, y aseguran la plena aplicación. Ataques durísimos de la Autoridad palestina y Hamas. Anunciada una jornada de protesta. Las reacciones internacionales.
Jerusalén (AsiaNews)- El plan de paz para Oriente Medio del presidente de EEUU, Donald Trump. rebautizado varias veces “el acuerdo del siglo” desde la narrativa de la Casa Blanca, es “un plan de la derecha israelí” y reduce “Palestina a una entidad bajo el control del mismo Israel”. Es cuanto subraya a AsiaNews el profesor Sabella, representante de Fatah para Jerusalén y secretario ejecutivo del servicio a los refugiados palestinos del Consejo d la Iglesias de Oriente Medio. “Ahora-agrega el líder católico- se certifica de hecho la anexión de los asentamientos y el Valle del Jordán. Con este proyecto surge en toda su evidencia que, para la administración estadounidense, los palestinos no están preparados para gobernarse solos”.
Presentado ayer en Washington durante una conferencia de prensa conjunta entre el dueño de casa Trump y el Premier interino israelí Benjamin Netanyahu, el plan ya registró la neta oposición de la dirigencia palestina y de Hamas, que controla la Franja de Gaza. Favorable el desafiante de Netanyahu al voto del 2 de marzo, el líder centrista Benny Gantz que se dice pronto a aplicarlo en caso de victoria en las urnas.
En sustancia, el plan elaborado por el yerno de Trump, Jared Kushner y relanzado con el hashtag #dealofthecentury, prevé el control de Jerusalén en Israel, de la cual será capital indivisible. Los palestinos se tomarán el 70% de Cisjordania, mientras que Israel tomará el resto, o sean los existentes asentamientos habitacionales hebreos (colonias).
Los palestinos podrán fundar su capital en un suburbio periférico de Jerusalén y deberán renunciar al derecho de retorno y al control de los lugares sagrados. El plan, de 80 páginas según Trump cuando en realidad son 181 (de aquí las dudas sobre la real lectura del proyecto) será negociado por las partes dentro de los próximos 4 años. Éste prevé también la desmilitarización de Gaza y un plan de inversiones internacionales de 50 millardos de dólares para mejorar infraestructuras, instrucción, bienestar y salud. A esto se agregaría un túnel de conexión entre Gaza y Cisjordania de modo que se puedan conectar los 2 territorios árabes divididos geográficamente por el Estado hebreo.
En el plano internacional no faltaron las reacciones, iniciando por el presidente palestino Abu Mazen el cual inmediatamente dijo que “Jerusalén no está en venta y nuestros derechos no se negocian”. Y si Netanyahu habla de “gran paso hacia la paz”, el líder de Hamas rechaza el proyecto en toda su línea definiéndolo como un “plan agresivo” que provocará “mucha ira”. Y para el viernes llamó a una protesta en la Franja.
Críticas también de parte de Irán, según el cual este plan es “vergonzoso” y “destinado al fracaso”. En una nota el ministerio de Exteriores de Teherán los define “la traición del siglo”, mientras que el movimiento filo-chiíta libanés Hezbolá habla de “intento de eliminar los derechos del pueblo palestino”. Un vocero del secretario general de la ONU Antonio Guterres recuerda que, para elaborar un plan de paz, es necesario respetar las resoluciones de las Naciones Unidas, el derecho internacional y los acuerdos bilaterales. Poco o nada de todo esto surge en el plan de Trump.
Desde el mundo árabe llegan parciales aperturas (desde Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos), mientras que para Turquía se trata de un proyecto “nacido muerto”. La Liga árabe tendrá una reunión de urgencia el 1° de febrero; Rusia subraya la necesidad de “negociados directos” entre israelíes y palestinos para un “acuerdo recíprocamente aceptable”.
En realidad, más que un plan de paz para Oriente Medio que debería involucrar a los dos pueblos, el presentado ayer es un pacto entre dos personas, Netanyahu y Trump, comprometidos en garantizarse un futuro político con las elecciones (más o menos) a las puertas de ambos. Un manifiesto político que acaricia la derecha israelí y el ala evangélica y radical de los EEUU que no tiene alguna posibilidad de traducirse en reales negociados entre palestinos e israelíes.
“Lo que surge-subraya el profesor Bernard Sabella- es un modelo de la derecha israelí, que prevé la anexión de todos los asentamientos y reduce a los palestinos a un pequeño Estado bajo el control de Israel que continúa recaudando impuestos, vigilando sobre las importaciones, sobre los ingresos. También el puente de acceso a Cisjordania estaría bajo el control de Israel. Claro que esta propuesta encuentre la aprobación de ambos desafiantes a la guía del país, Netanyahu y Gantz, exponentes de la derecha- más o menos radicales y extremista- del país”.
También los reconocimientos económicos, prosigue el líder católico, “están propuestos en una forma que resulta inaceptable para los palestinos”. “No se pueden negar-agrega- los derechos, la justicia para los palestinos, no es posible cancelar el apego hacia su tierra. Trump quiso hacerle un favor a Netanyahu, pero no creo que los dos recibirán el Premio Nobel de la paz”. En realidad, concluye, esto será “un presagio de ulteriores enfrentamientos, de mayores violencias… no hay perspectivas para los palestinos, pero no sólo para la derecha israelí. No es un plan global, estudiado y no toca el corazón de los palestinos”.
17/12/2016 13:14