Caritas Jordan: "No tiene sentido" suspender la ayuda de la Unrwa, la única esperanza de Gaza
Wael Suleiman explica que en Jordania, la guerra en la Franja es una "herida" que sufren todos, y la guerra se percibe como "dentro de nuestra casa". En este momento trabajar "por la vida" es incluso más importante que trabajar por una paz impuesta por la fuerza. "Que Europa no se deje arrastrar". Los esfuerzos de Cáritas para llevar ayuda a una población exhausta y en extrema necesidad.
Roma (AsiaNews) – “Es suficiente caminar por la calle. Se percibe que la gente no está bien. Es como si Gaza estuviera dentro de Jordania, no fuera. Como si la guerra estuviera dentro de nuestra casa", dice Wael Suleiman, director de Cáritas Jordan, contactado telefónicamente por AsiaNews en su oficina en Ammán. En el país que más refugiados palestinos ha acogido desde 1948, donde hay "más palestinos que en Palestina", el dolor por la masacre que se está perpetrando en Gaza forma parte de la vida cotidiana. “Tratamos de ayudar a los palestinos de todas las formas posibles - afirma Suleiman, él mismo de origen palestino -. En los últimos meses la gente ha cancelado fiestas y viajes y ha donado muchísimo, porque siente la presencia de una gran herida”.
El ataque con un dron a la "Torre 22", una base estadounidense en la frontera con Siria, al norte de Jordania, que dejó tres víctimas y decenas de heridos, es "algo que ocurrió lejos de la vida de las ciudades", y Suleiman afirma que no se trata de un episodio preocupante. “Es algo que ha ocurrido en la frontera. La gente no habla de eso, vive la vida como siempre”, ataja.
Cáritas Jordan es la organización humanitaria más grande del país, fundada en 1967 después de la Guerra de los Seis Días como respuesta a las necesidades humanitarias de los refugiados palestinos. “Nació de un pedido oficial del gobierno al Vaticano. En esa oportunidad Jordania recibió a muchos refugiados, como siempre ha hecho en los últimos 75 años. Pero en más de cincuenta años de vida Cáritas ha tenido muchos momentos dramáticos, de guerras y conflictos, y no sólo en Palestina", afirma Wael Suleiman.
Las últimas emergencias en las que Cáritas ha operado en primera línea para acoger y proporcionar ayuda a las personas que huían de los países vecinos, fueron la guerra civil en Siria en 2011 y en Irak en 2014. “Tenemos 400 empleados y 26 centros en toda Jordania - explica el director -. Ayudamos a unas 200 mil personas cada año. Brindamos todo tipo de servicios: tenemos centros de salud, organizamos actividades en las escuelas y también ofrecemos apoyo psicológico". Cáritas lleva a cabo este trabajo colaborando con otros actores humanitarios que operan en Jordania, como la UNRWA, pero al mismo tiempo tiene su propio espacio. “Creemos que lo nuestro no es un trabajo, sino una misión - sigue diciendo Suleiman -. Y la misión lleva a asumir mayores responsabilidades. Esto forma parte de pertenecer a la Iglesia, de ser cristianos activos".
La relación entre Cáritas Jordania y la UNRWA (Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo) se remonta sobre todo a la época en que Cáritas también trabajaba en los campos de refugiados palestinos en Jordania. “En los últimos años, desde la Guerra del Golfo de 1990, hemos salido de los campos para llevar la ayuda sobre todo a las ciudades - explica Suleiman a AsiaNews -. Entonces la UNRWA se quedó sola. En Jordania, el 90% de su trabajo todavía se concentra en esos asentamientos". Suleiman afirma que la suspensión de la financiación voluntaria de la Agencia, que aplicó Estados Unidos en los últimos días, seguido de cerca por otros diez países (ocho europeos, entre ellos Italia), no tiene sentido. “Esta resistencia, sobre todo de Europa, es muy extraña. Precisamente los países que han educado al mundo sobre la importancia de los derechos y la justicia - comenta el director -. Hoy Europa no es capaz de ser lo que le ha enseñado al mundo; no tiene una posición propia, se deja llevar por otras corrientes. Y al hacerlo, traiciona sus raíces". Esta decisión se debe a un informe que envió Israel a EE.UU. en el cual se acusa a 12 empleados de la UNRWA que habrían participado en las filas de Hamás en el ataque del 7 de octubre. “Aunque fuera cierto que esas 12 personas cometieron un error (la Agencia Palestina para los Refugiados rescindió sus contratos, ndr.), con esta decisión se destruye la única esperanza de los palestinos, que sufren injusticias desde hace 75 años”, afirma el director de Cáritas Jordan.
La Agencia, creada en 1949, es la mayor organización humanitaria que opera en Gaza. Emplea a 12.000 personas y 150 de sus miembros murieron en la Franja desde que comenzó la ofensiva israelí. Aunque la UNRWA, con sus 30.000 dependientes, proporciona ayuda a casi 6 millones de palestinos tanto en Jordania y Cisjordania como en otros países vecinos, en este momento son precisamente los 2 millones de habitantes de Gaza los que están pagando las consecuencias más trágicas. En efecto, la Agencia hizo saber que si no se restablece la financiación, no se podrán garantizar las operaciones de ayuda "más allá de finales de febrero". Wael Suleiman también considera que los efectos en Oriente Medio "pueden esperar": la prioridad es la situación en la Franja de Gaza. “En este momento tenemos que pensar en esos dos millones de personas, no en las otras que por lo menos se encuentran en países con un mínimo de estabilidad, como el nuestro - explica -. La UNRWA es el único canal que puede llevar un poco de esperanza a la gente que está muriendo desde hace cuatro meses. Están quitando incluso lo poco que se consigue dar, cuando haría falta mucho más".
Respaldada por los llamamientos del Papa Francisco, que en el Ángelus del domingo pasado volvió a pedir que "se permita el tránsito de la ayuda humanitaria para garantizar lo necesario para cada persona", Cáritas Jordania colabora estrechamente con Cáritas Jerusalén, que coordina las actividades de la organización dentro de la Franja. “Enviamos ayuda desde Jordania, porque desde aquí tenemos un canal privilegiado - afirma Suleiman -. Estábamos ayudando a Gaza incluso antes del 7 de octubre, a través de la red Cáritas, que cuenta con unos 100 operadores en Gaza y el apoyo del Patriarcado Latino. Esta semana ayudamos a 4 mil familias, hace un mes enviamos ayuda a otras 3 mil. Es poco, pero es mejor que nada; en este momento incluso un poquito les ofrece algo de alivio a esa gente". Con respecto a la misión, los que trabajan en la Franja también ponen en riesgo su propia vida. Viola al-Amash e Issam Abedrabbo, empleados de Cáritas Jerusalén, son dos víctimas de las últimas semanas, junto con sus respectivas familias. “Ahora estamos afrontando otra emergencia: una de nuestras operadoras ha recibido un disparo y estamos tratando de traerla a Jordania para una operación urgente - explica Wael Suleiman -. Desafortunadamente, hay muchas situaciones críticas como la suya. Sabemos que hay cerca de 7.000 personas que necesitan desesperadamente salir de Gaza para ser operadas".
El abuelo de Wael Suleiman huyó de Palestina en 1948 y se estableció en Jordania. “Tomó la decisión de salvar su vida”, dice su nieto. En esa huida se encuentran las raíces del dolor que ahora embarga al pueblo jordano. "Los miembros de mi familia que decidieron quedarse están todos muertos", continúa. Durante sus 24 años de servicio en Cáritas Suleiman siempre ha "soñado y trabajado por la paz", pero ahora, después del 7 de octubre, dice que ha cambiado de opinión. “Ahora quiero trabajar por la vida. Porque imponer la paz por la fuerza sólo provoca muertes, de niños, de familias. ¿Qué es lo más importante?”. En este momento marcharse es, en definitiva, la única manera posible de salvarse de semejante violencia. “En la esquina de una casa destruida que visité, un muchacho sirio había escrito 'la vida me ha ofrecido la muerte' - cuenta -. Pensé que no, que la vida debe ofrecer vida". Es el juicio incuestionable de aquellos que todos los días se dedican a los demás. El director está convencido de que hoy, salvar vidas es más importante que trabajar por la paz, porque "la vida es algo sagrado". Dios nos ha creado para vivir, no para morir". Eso es lo que también creía su abuelo cuando decidió huir.
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