Cardenal Bo: Hay una sola guerra y es contra el coronavirus
El Arzobispo de Rangún lanza una campaña nacional de oración para combatir la pandemia de Covid-19. "La variante Delta es altamente contagiosa, lo que significa más contagiados, más muertes, más necesidad de oxígeno. El cardenal subrayó que "todos los trabajadores sanitarios deben ser capaces de ayudar a la gente que sufre".
Rangún (AsiaNews) - El cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún y presidente de la Conferencia Episcopal birmana, lanzó el 2 de agosto una campaña nacional de oración para combatir la pandemia del Covid-19. Myanmar es ahora uno de los países más afectados por la variante del coronavirus conocida como Delta, altamente contagiosa: los contagios diarios ascienden a casi 5.000, con un total de 311.000 personas infectadas y más de 10.300 muertos. Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que las cifras oficiales están subestimadas. Ya han pasado seis meses desde el golpe militar que derrocó al gobierno civil de la líder democrática Aung San Suu Kyi y la represión de los generales contra el movimiento de desobediencia civil ha provocado el desmoronamiento del sistema nacional de salud. Se acusa a los militares golpistas de utilizar la emergencia sanitaria para perseguir sus fines políticos e incluso de robar tanques de oxígeno a la población. Amenazados por el régimen, muchos médicos, enfermeras y otros miembros del personal sanitario permanecen en la clandestinidad. Según reportan varios medios de comunicación locales y extranjeros, las autoridades militares arrestaron y mataron a varios trabajadores de la salud. A continuación, el texto del llamamiento de Card. Bo (traducción de AsiaNews).
Al Pueblo de Myanmar: levantemos las manos al cielo y oremos
Llamamiento a una campaña nacional de oración contra el Covid, que amenaza al mundo y a nuestro país
Mis queridos hermanos y hermanas de Myanmar,
Mientras navegamos a través de los numerosos desafíos de nuestra vida, los expertos advierten que el mundo, y también Myanmar, deberán prepararse para afrontar nuevas y enormes pruebas a causa de una nueva ola de coronavirus. La variante Delta es altamente contagiosa, lo que significa más infectados, más muertos y una mayor necesidad de oxígeno.
En este momento la dignidad y la supervivencia de nuestro pueblo se ve amenazada. Una vez más, y lo decimos suplicando, es necesaria la unidad. Sin conflicto, sin desplazados. Hay una sola guerra en la que tenemos que combatir, y es contra el virus. Frente a esta emergencia, las únicas armas con las que debemos equiparnos son los kits médicos, el oxígeno y las ayudas para sostener a nuestro querido pueblo. Ya que se carece de recursos humanos, todos los trabajadores de la salud deben ser capaces de socorrer a la gente que sufre.
No somos hombres de la política. Nosotros siempre buscamos el bien de nuestro pueblo. A través de este llamamiento, invito a todas las personas a empeñarse en una campaña de oración, elevando nuestras manos y nuestros corazones a Dios Todopoderoso para pedir la curación. Unámonos en una sola comunidad, y dejemos que la compasión sea la religión que compartimos en estos días sombríos. Trascendiendo nuestras identidades religiosas y credos, reunámonos para tener encuentros de oración interreligiosos online. Apoyémonos mutuamente a través de la oración continua.
Exhorto a la Iglesia católica a organizar oraciones de forma ininterrumpida, así como adoraciones y rosarios en familia y en comunidad. Toquemos a las puertas de Dios para derretir el corazón de todas las personas, para traer la salvación, la paz y la reconciliación.
Encomendamos a todo el pueblo a la protección de Dios. El destino de nuestro pueblo siempre está en manos de Dios, mientras navegamos estos mares tempestuosos en los que abundan el miedo, la desesperación, la ansiedad y la pandemia. Dejemos que la mano divina alcance y bendiga a nuestro país, y proteja a nuestro pueblo de la pandemia y de todas las demás desgracias.
Jesús dice: “En verdad les digo: si tuvieran fe, del tamaño de un granito de mostaza, le dirían a este cerro: Quítate de ahí y ponte más allá, y el cerro les obedecería. Nada sería imposible para ustedes” (Mateo 17, 20). Sí, nuestros problemas nos aplastan como montañas. Pero recurramos a la fe. Convirtámonos en combatientes de la oración; salvémonos. Dejemos que la mano sanadora de Dios toque a todos y permita a nuestra gente recuperar la salud.
Que nuestra campaña de oración comience ahora y continúe durante al menos dos semanas. Que cada corazón eleve su voz a Dios para que nos salve a todos.
Card. Charles Maung Bo, Sdb
Presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Myanmar
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