Cardenal Bo: 'Asia en el Sínodo, entre heridas y esperanza'

El arzobispo de Rangún, presidente de la Federación de Conferencias Episcopales del Continente, presidió hoy la celebración eucarística con los miembros del Sínodo en la basílica de San Pedro. “Nuestro camino no está exento de dificultades, pero este encuentro nos anima a volver al ejemplo misionero de los apóstoles”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Esperanza, paz y justicia como frutos que el camino sinodal quiere ayudar a recoger a los pueblos de Asia y de todo el mundo. Y la voluntad de retomar el camino trazado por los apóstoles que sembraron la semilla del Evangelio en las tierras de Oriente. Ésta es la perspectiva que señaló hoy en el Sínodo el card. Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún, que en su calidad de presidente de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia (FABC) presidió en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro la celebración eucarística con todos los miembros del Sínodo, inaugurado la última semana de los trabajos.

En la reflexión sobre las lecturas del día, el Card. Bo dio voz a los sufrimientos de su país, Myanmar, pero también de muchas otras Iglesias en Asia. “Nuestro camino sinodal está orientado hacia la curación y la reconciliación del mundo en la justicia y la paz – explicó -. La única manera de salvar a la humanidad y crear un mundo de esperanza, paz y justicia es la sinodalidad global de todos los pueblos. En este Sínodo, una de nuestras grandes preocupaciones es el legado que dejaremos a la próxima generación. El problema del medio ambiente lo hemos tomado de los jóvenes y el legado que les debemos es un mundo más pacífico, donde toda la creación esté intacta. Pero hoy se encuentra en peligro. El calentamiento global ha devastado las comunidades y los medios de subsistencia de millones de personas. El Papa Francisco ha llamado la atención sobre el concepto de justicia intergeneracional".

“Como obispos de Asia – prosiguió – somos muy conscientes de los daños medioambientales infligidos a nuestra región por las catástrofes relacionadas con el clima. Tenemos una población significativa de comunidades cristianas indígenas, sobre todo en el Mar de China Meridional, la India central, Vietnam y Myanmar. Estas comunidades han protegido la naturaleza, pero también han sufrido las ideologías modernas, la colonización y la explotación de los recursos naturales. Como FABC llamamos la atención del mundo sobre la destrucción de enormes extensiones de bosques, los pulmones de nuestro planeta en esas regiones, y sobre el aumento de la violencia contra estas poblaciones indígenas".

“Nuestro camino de fe en Asia no está exento de dificultades – resumió – pero este encuentro sinodal nos ha alentado a volver a los grandes días de la evangelización que llevaron adelante los apóstoles. Acogemos con optimismo la invitación a Asia de convertirse en el siglo XXI de Cristo, inspirándose en el camino sinodal de la Iglesia global".

En cuanto a la comunidad católica de Myanmar, la definió como "un pequeño rebaño actualmente disperso debido a las catástrofes naturales y los desastres causados por el hombre, que provocan crisis multidimensionales e inmensos sufrimientos". Nuestro pueblo vive un éxodo. Los hogares han desaparecido, las iglesias han soportado el peso de la crueldad y el Vía Crucis es una dolorosa realidad en muchas partes de Asia".

“Sin embargo – concluyó – como las mujeres fieles que acompañaron a Jesús a lo largo del Via Crucis, la Iglesia en Myanmar y en Asia pone su confianza en la esperanza de la reconciliación. Continuamos nuestro camino sinodal entre lágrimas, confiando en que, al igual que aquellas mujeres, veremos todas las heridas cicatrizadas y que un nuevo amanecer de esperanza, paz y justicia brillará sobre cada nación que ha sufrido durante tanto tiempo. Oramos para que la Iglesia católica, con la guía del Papa Francisco, conduzca a toda la familia humana por el largo camino de la curación".