Card. Tagle: Dolor y devastación en Guta Oriental, donde todos los días son Miércoles de Cenizas
El 6 de marzo pasado, el arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis visitó los suburbios de Damasco. Durante años, la periferia ha sido epicentro y símbolo de la violencia yihadista. El sufrimiento de la población y la labor de los voluntarios de Caritas. El purpurado resalta que hay personas viviendo en medio de los escombros y la destrucción.
Damasco (AsiaNews) - “Cuando entré a Duma, en Guta Oriental, y se abrió ante mí esa montaña de cenizas, polvo y destrucción quedé muy consternado. He visto a personas que aun siguen viviendo en medio de los escombros y la devastación y ha sido un momento de gran dolor”. La responsable de Comunicación de Caritas Siria cuenta con estas palabras cómo recordó el Card. Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis, su reciente visita al área periférica de Damasco, lugar que por largo tiempo fue símbolo del conflicto sirio. Acompañaron al purpurado el nuncio apostólico en Siria, Card. Mario Zenari, el patriarca greco-melquita Joseph Absi, y algunos obispos católicos del país.
La visita fue hace dos días, en el marco del encuentro anual del Consejo de responsables de las Iglesias católicas en Siria, y coincidió con el Miércoles de Cenizas, que marca el primer día del Tiempo de Cuaresma: “Al terminar [la visita] – prosigue el purpurado – vino a mi mente una reflexión: por una extraña coincidencia, la visita se llevó a cabo precisamente en este día, y observé con mis ojos el polvo y la destrucción. Como cristianos, vivimos y celebramos una vez al año las ‘cenizas’, pero hay personas que viven medio de las cenizas todos los días”.
“Las personas –continuó el Card. Tagle- aún necesitan de todo para sobrevivir. Comida, medicinas, ayuda humanitaria. Por eso, invito a no olvidarse de Siria, porque todavía es grande la necesidad y el sufrimiento”. Aún así, es bello ver como el personal de Caritas “que también ha sido afectado por la guerra, por ser parte de la sociedad siria, con una sonrisa y con generosidad se dedica a ayudar a los pobres. Ellos mismos están viviendo necesidades, pero trabajan para los demás”.
El área de Guta oriental fue por largo tiempo epicentro de enfrentamiento entre grupos yihadistas y rebeldes contra las tropas del ejército sirio; desde esta zona surgieron múltiples ataques que en reiteradas ocasiones embistieron a barrios cristianos, provocando víctimas y heridos. Por otra parte, dentro de ella se ha consumado una tragedia humanitaria de enormes dimensiones; en respuesta a ello, en más de una oportunidad, los activistas de Caritas han promovido “puentes de solidaridad” e iniciativas de “paz y convivencia”.
Los rostros de los niños que conocimos en Guta llevaban marcas de “sufrimientos indecibles”. La reacción general, tal como contó el patriarca siro-católico Ignace Joseph III Younan, es de “profunda tristeza y de repulsión” al observar “la horrible destrucción [que se constata] en la región, que durante mucho tiempo fue rehén de los extremistas musulmanes”. Esta visita golpeó profundamente al Card. Tagle, quien expresó gran dolor frente al sufrimiento “que sólo puede ser equiparado con el que surge después de un tifón o un terremoto”.
Además de la comida, los medicamentos y los medios de sustento diario, una de las emergencias que allí se afronta es la escolarización. En otra época, en el área había cuando menos 50 escuelas; hoy, el gobierno ha logrado que solo 20 estén en condiciones de funcionar; es menos de la mitad y la situación aun sigue siendo precaria. La escuela primaria que visitó el Card. Tagle, por dar un ejemplo, alojaba a 1800 niños en condiciones de hacinamiento, ya que la capacidad de las instalaciones es muy inferior. Aún llevará mucho tiempo volver al pleno funcionamiento de estos establecimientos y permitir a los niños afrontar y superar los traumas padecidos por la guerra.
Antes de la visita, el Card. Tagle pensaba en Siria como la cuna del cristianismo, una tierra donde la fe en Jesús está arraigada desde hace milenios, con el testimonio de San Pablo Apóstol. El prelado recordó la Gran Mezquita de los Omeyas, donde se encuentra la tumba de San Juan El Bautista y en la cual, en el pasado, cristianos y musulmanes solían rezar juntos. El purpurado concluye con la esperanza de que este pueda volver a ser un lugar de paz y convivencia entre religiones, “superando la muerte, la guerra y las devastaciones”.
(Colaboró en esta nota: Sandra Awad, responsable de Comunicación de Caritas Siria)
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