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Card. Sako: 10 años después del Isis, líderes cristianos, judíos y musulmanes "unidos contra el odio"

de card. Louis Raphael Sako*

A principios de agosto de 2014 se produjo la gran huida de cristianos de Mosul y la llanura de Nínive por el avance del Estado Islámico. Una tragedia aún grabada en la memoria y de la que sólo el 60% ha regresado a sus tierras. El primado caldeo llama a salir de una lógica de "miedo y desesperación" trabajando para "detener los conflictos" que ensangrientan la región.

Bagdad (AsiaNews) - Salir de una lógica de miedo y desesperación, trabajando para detener los conflictos comenzando por los líderes religiosos cristianos, musulmanes y judíos que "deben mostrar unidad" contra aquellos que "alimentan el odio y el extremismo". Este es el llamamiento lanzado por el Patriarca de Bagdad de los Caldeos, Card. Louis Raphael Sako, enviado a AsiaNews, con motivo del 10º aniversario de la gran huida de los cristianos de Mosul y de la llanura de Nínive, una tragedia colectiva ante el avance del Estado Islámico. En los 10 primeros días de agosto de 2014, más de 120.000 cristianos abandonaron precipitadamente sus hogares y todas sus posesiones, buscando refugio en Erbil y en el Kurdistán iraquí para escapar de la locura yihadista. 

Una década después, el norte de Irak está inmerso en una lenta y difícil tarea de reconstrucción, lastrada por los disturbios, las dificultades económicas y las numerosas guerras que aún se libran en la región, empezando por la que enfrenta a Israel y Hamás en Gaza, con alianzas y repercusiones mundiales. La propia comunidad cristiana, con sus muertos a manos de los hombres del "califa" al-Baghdadi, lucha por reiniciar y repoblar unas tierras que forman parte de su historia y tradición cultural desde hace milenios. Sin embargo, el camino aún es largo y sólo el 60% ha regresado, como subraya el propio Primado caldeo.

He aquí el mensaje del Patriarca caldeo:

En el décimo aniversario de los crímenes perpetrados por el Estado Islámico (EI, antes Isis), que incluyen el desplazamiento de los cristianos de Mosul y la llanura de Nínive y el genocidio de los yazidíes, los pueblos de Medio Oriente siguen viviendo en un estado constante de miedo, ansiedad y preocupación. Por ejemplo, Tierra Santa está experimentando actualmente asesinatos, desplazamientos, destrucción y atentados, en una escalada de la guerra que está llegando a su clímax y poniendo a toda la región de Medio Oriente en una encrucijada. 

Si los sabios y entendidos del mundo no actúan para detener la violencia en curso, que está matando miles de vidas y destruyendo hogares e infraestructuras, acabaremos viviendo en condiciones catastróficas. 

Todos dicen de boquilla que están en contra de la guerra, pero todos siguen armándose y luchando. Sin embargo, la paz debería ser siempre un compromiso absoluto. Nosotros, los pueblos de la región y las naciones de Medio Oriente, vivimos codo con codo y no podemos perseguir una condición de aislamiento. Y creemos firmemente que no hay solución en la guerra. En los conflictos todos acabamos perdiendo, como ha afirmado repetidamente el Papa Francisco. 

Simplemente necesitamos hoy, más que nunca, aprender las lecciones del pasado para que las tragedias no se repitan ¡Tenemos que trabajar para lograr la paz y la estabilidad, superando y venciendo el mal con el bien, y la guerra con el diálogo y el entendimiento, la exclusión respetando el derecho de los pueblos a la autodeterminación, terminando por respetar el derecho internacional! 

La gente está abrumada por el miedo y la desesperación. Dios nos creó para vivir y no para morir impregnados de esta infelicidad y de un sentimiento de miseria; al contrario, todos deberíamos poder vivir juntos en paz, amor y alegría. 

Por ello, Occidente debe salir de una lógica sin salida, hecha sólo de discursos y palabras, de la que hasta ahora no ha surgido ninguna solución: al contrario, debe trabajar para poner fin a los conflictos que él mismo alimenta apoyando guerras "por poderes" y esforzarse por construir la paz y la estabilidad en todas partes. Un ejemplo es el conflicto entre Rusia y Ucrania, que ya va por su tercer año y ¡cuyo final no está a la vista!

Los dirigentes y líderes religiosos cristianos, musulmanes y judíos deben alzar la voz y mostrar unidad contra quienes alimentan el odio y el extremismo, haciendo sonar sin descanso los tambores de guerra. 

También hago un llamamiento a nuestras Iglesias de Oriente para que muestren y sean portadoras de esperanza, aceptando la invitación del Papa Francisco, que nos pide a todos que seamos "peregrinos de la esperanza" con ocasión del Año Santo 2025. 

Por último, deseo oraciones conjuntas entre iglesias y mezquitas, por la paz en nuestra región, según la fórmula: "Oh Señor de la paz, da la paz a nuestro mundo". 

* Patriarca de Bagdad de los Caldeos y Presidente de la Conferencia Episcopal Iraquí

 

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