Card Sako sobre la emergencia de Covid-19: no solo cambios en la liturgia, sino más solidaridad
El patriarca caldeo comenta la polémica surgida en el clero y entre los fieles caldeos luego de una entrevista del Card. Sarah. El Prefecto del Culto Divino habría criticado las misas en streaming, diciendo que en ellas, los sacerdote miran a las cámaras, y no a Dios. Se trata de cambios “momentáneos”, que no deben alarmarnos. “El pan y el vino”, el cuerpo y la sangre de Cristo, siguen siendo el centro de la celebración.
Bagdad (AsiaNews) - Los obispos y los sacerdotes no deben “dejarse alarmar” por los argumentos esgrimidos contra “medidas, que son momentáneas”, ya que han sido adoptadas por la Iglesia para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus y han determinado un cambio en las celebraciones. Es lo que escribe el primado caldeo, el Card. Louis Raphael Sako, en un mensaje enviado a los fieles - y también a AsiaNews - donde profundiza los contenidos de una entrevista del Card. Robert Sarah, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Las palabras del purpurado africano han dado lugar a debates en el seno del clero caldeo, especialmente sobre algunos puntos críticos de la celebración, según la modalidad actual. Uno de ellos es la transmisión de las misas vía streaming, en cuyos caso el sacerdote mira a la “cámara”, y “no a Dios”; respecto a la comunión, se cuestiona el “take away” entre las manos, con un sacerdote equipado con guantes y mascarilla. El Islam también ha tenido que hacer cambios de importancia en los ritos seculares, como recuerda el patriarca Sako, tanto en los momentos particulares como en el Ramadán y en la fiesta del Eid al-Fitr. La pandemia ha reforzado la “solidaridad humana” y las misas difundidas por la web son una fuente de “consuelo” en medio del miedo. A continuación, el mensaje del patriarca Sako:
Entre nuestros curas, ha tenido un amplio eco el texto - en idioma inglés - de una entrevista atribuida al Card. Roberto Sarah, prefecto de la Congregación del Culto Divino de la Iglesia Católica, que fue publicada en el sitio del Daily Compass.
Dado que no he podido confirmar con certeza dicha entrevista, y siendo que ésta se ha difundido entre nuestro clero causando cierta confusión, quisiera aclarar lo que sigue:
Los cambios que se han dado hasta ahora son momentáneos, impuestos por la difusión de la pandemia del coronavirus: la suspensión de la oración comunitaria y de la misa, con motivo de las medidas de “confinamiento doméstico” y del “distanciamiento social”. En estas situaciones, las personas trabajan en casa, con la computadora; el estudiante continúa estudiando en su casa, con la computadora, y el creyente reza en casa. Estas conductas son comunes a todas las religiones: las autoridades islámicas han suspendido la oración comunitaria en las mezquitas, inclusive durante el mes de Ramadán y también en la fiesta del fin de ayuno.
La pandemia del coronavirus ha creado una situación positiva, de solidaridad humana, y la gente está dispuesta a combatir el dolor y sus causas en su vida y en la vida de la sociedad, Es lo que constatamos al ver la dedicación de médicos, sacerdotes, voluntarios y del personal de servicio.
La difusión de la misa vía streaming (audio/vídeo) o a través de la TV en las iglesias, es un medio que ayuda a los fieles. [Promueve] la participación y los llena de consolación y confianza en medio de tantos miedos. Se nota respeto en esta participación: es lo que percibimos, a partir de los comentarios de los fieles. Ellos desean asistir a sus iglesias parroquiales y recibir la santa comunión. En esa experiencia excepcional, encuentran una ocasión que los ayuda a estar más cerca de Cristo y a vivir el espíritu del Evangelio. Esto cambio, necesario en la crisis del coronavirus, no tiene ninguna relación con el supermarket. Nosotros seguimos a nuestros sacerdotes y estamos atentos a la comunicación con ellos y a guiarlos.
En la capilla del patriarcado, celebramos la misa con cuatro religiosas, dos obispos coadjutores, un sacerdote y yo. En realidad, esta misa es el centro de nuestra vida diaria, aguardamos con impaciencia la celebración: nos llena el corazón de fe, de confianza y de alegría. No miramos a la cámara y a la pantalla, sino que miramos los elementos, el pan y el vino, que son transformados por el Espíritu Santo, a través de nuestra fe y de nuestra oración, en el cuerpo y la sangre de Cristo. Y los fieles que nos siguen a través de la pantalla, rezan con devoción junto a nosotros, repiten con nosotros las oraciones y los cantos, y afirman una y otra vez que desean recibir la comunión. Es una espiritualidad muy positiva, la Iglesia debe sacar ventajas de todo ello y debe revisar el modo de celebrar los sacramentos. Nadie niega que la eucaristía es un don de Dios para nosotros, pero el hecho de beneficiarse con este don está ligado a situaciones difíciles que han sido impuestas por la pandemia del coronavirus. ¡Estas situaciones han creado en los fieles una vida de oración!
La presencia de Cristo es una presencia sacramental, que se cumple a través de la fe de la Iglesia y con el poder del Espíritu Santo; no es una presencia biológica.
La identidad del sacerdote y su espiritualidad no son magias pre-elaboradas, sino que se forma a base de fe y convicción, que maduran y crecen continuamente a través de la formación permanente. Esta es la tarea de los obispos. ’
Dar la comunión en la mano no es una novedad, sino una antigua tradición de la iglesia: mucho Padres de la Iglesia hablan de ello, San Efrén por ejemplo, y la mayoría de las iglesias ortodoxas sigue esta práctica. Por supuesto que hay que respetar el deseo de quien pide la comunión, pero hay medidas de prevención que los sacerdotes deben observar. Explicar estas medidas de un modo superficial no es audacia ni heroísmo. En base a estos elementos, ruego a nuestros obispos y a nuestro sacerdotes que no se dejen alarmar por argumentos en contra de estas medidas, que son momentáneas. La Iglesia, cuando termine la pandemia de coronavirus, debe revisar estos temas con confianza, voluntad y con una visión clara, para ayudar a los fieles a resolver dudas, cuestionamientos, a fin de asimilarlos, hacerlos propios y vivir su fe en la vida cotidiana.
* Patriarca caldeo de Bagdad y presidente de la Conferencia episcopal iraquí