17/10/2024, 11.22
LÍBANO - ISRAEL
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Bkerké: Los líderes religiosos libaneses llaman a la paz (pero con el distintivo chií)

de Fady Noun

En la sede del Patriarcado Maronita se reunieron los principales líderes de las 18 comunidades religiosas reconocidas en el país. Para el Card. Raï es «un signo de esperanza». La urgencia de un alto el fuego, la elección de un nuevo presidente de la República que goce de «consenso», la unidad nacional y la causa palestina entre los puntos del comunicado final.

Beirut (AsiaNews) - Las comunidades religiosas del Líbano se reunieron ayer en Bkerké, sede del patriarcado maronita, para celebrar una asamblea general de urgencia en presencia del nuncio apostólico monseñor Paolo Borgia, en representación de la Santa Sede. Al término de la reunión, los líderes de las distintas confesiones hicieron un llamamiento al Consejo de Seguridad de la ONU para que «se reúna a toda prisa para votar una resolución que imponga un alto el fuego» en la Tierra de los Cedros. Esta petición se produjo mientras el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, volvía a descartar con desdén la perspectiva de una tregua, afirmando que cualquier negociación encaminada a poner fin a los combates con Hezbolá sólo debe llevarse a cabo «bajo el fuego» (de las armas). 

Ante una treintena de personalidades representantes de las 18 comunidades religiosas reconocidas en Líbano, tomaron la palabra en la gran sala de la sede patriarcal: el Primado maronita Card. Beshara Raï; el muftí de la República, Abdel Latif Derian; el vicepresidente del Consejo Superior chií, Ali el-Khatib; el jeque druso Akl, Sami Abil-Mouna; el patriarca greco-ortodoxo Youhanna X Yazigi; y el jefe de la comunidad alauita, Ali Kaddour.

Estos discursos paralelos convergieron en ciertos puntos considerados fundamentales, aunque con algunas distinciones que surgieron en el discurso pronunciado por el exponente chií: la urgencia de un alto el fuego, la absoluta necesidad de elegir un presidente, la importancia de la unidad nacional, la centralidad del Estado, la centralidad de la causa palestina y el respeto del Acuerdo de Taif.

El Patriarca Beshara Raï comenzó su discurso dando la bienvenida a los presentes y señalando que la asamblea debía representar «un signo de esperanza» para los libaneses. Sobre todo en una fase histórica en la que las relaciones sociales, caracterizadas por las tensiones, «corren el riesgo de desmoronarse» debido al camino tomado por la crisis interna y el bloqueo de las instituciones. En esencia, el jefe de la Iglesia maronita instó a todas las partes implicadas a dejar para más adelante el ajuste de cuentas políticas internas y, en su lugar, centrar sus discursos y esfuerzos en «reforzar el sentimiento de pertenencia de todas las comunidades del Líbano».

La única disonancia con esta consigna vino del lado chií: el jeque Ali el-Jatib pronunció un discurso ambiguo, en el que saludó a la resistencia y justificó su existencia por el hecho de que «es el Estado el que ha abandonado su soberanía durante décadas y se ha mostrado incapaz de defender a su pueblo (...)». El vicepresidente del Alto Consejo chií también pidió la elección de un presidente «consensuado», un término problemático en el País de los Cedros, donde es sinónimo de acomodo político y de acuerdos incompatibles con la soberanía.

Con este discurso, quedó claro cómo la comunidad chií sigue queriendo dar legitimidad a una resistencia paralela a las fuerzas armadas libanesas [iniciada y alimentada por Hezbolá] y ajena a su mando. Se trata de la misma entidad que sumió al Líbano en la crisis actual al decidir unilateralmente el 8 de octubre de 2023, al día siguiente de que Hamás lanzara la Operación Inundación Al-Aqsa, apoyar los combates en Gaza con una guerra de «baja intensidad».

Cabe señalar que el muftí jafarí Ahmad Kabalan, portavoz oficioso de Hezbolá y posible sucesor del jeque Ali el-Jatib, formaba parte de la delegación del Consejo Supremo Chií que habló en Bkerké. En su discurso de apertura, el jeque druso Akl citó a San Juan Pablo II. «¿Qué hay del Líbano como mensaje?», exclamó, refiriéndose a una propuesta en la que el Papa Wojtyla describía el país de los cedros como “un modelo de pluralismo para Oriente y Occidente”. Esta frase, que incluye el concepto clave de pluralismo y que aparecía en el borrador preparatorio del comunicado final, fue omitida por él en el borrador final y definitivo.

Plena aplicación de la resolución 1701

Tras los discursos, la cumbre pidió «la plena aplicación de la resolución 1701, en particular en lo que respecta al apoyo al ejército y a su despliegue al sur del río Litani». También pidió «la elección inmediata de un presidente conforme a las disposiciones de la Constitución, que goce de la confianza de todos los libaneses, de la más amplia comprensión y del mayor consenso». Al tiempo que agradecía a las comunidades que han acogido a los desplazados, el comunicado subrayaba «el respeto a la propiedad individual y rechaza cualquier forma de usurpación de la misma». Por último, los participantes en la reunión interreligiosa agradecieron «a los países árabes y extranjeros [...] su apoyo político y su ayuda material, médica y alimentaria» y pidieron su ayuda para reconstruir lo que el ejército israelí sigue destruyendo sistemáticamente. El comunicado concluye con un llamamiento a la paz, recordando que la causa palestina es la causa central de todo el mundo árabe.

 

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