Billetes de polímero, debate en Manila sobre la sostenibilidad
Se introdujeron esta primavera de forma experimental en la primera denominación de 1000 pesos y el Banco Central de Filipinas quisiera extenderlos. Pero algunos senadores cuestionan el impacto ambiental de la operación y las repercusiones en los productores de cáñamo.
Manila (AsiaNews) - La transición del papel a un material plástico para la producción de billetes ha desatado el debate político en Filipinas. En forma experimental, el Banco Central de Filipinas emitió la primavera pasada un nuevo billete de 1000 pesos (17,3 euros) que, en vez de estar fabricado con la combinación tradicional de cáñamo y algodón que se utiliza para el dinero en Manila, está impreso en un polímero. No se trata de una novedad absoluta, sino de una tendencia que en este momento involucra a varios países. El primero que utilizó polímeros para los billetes fue Australia en 1988 y hoy ya lo hacen unos 20 estados, entre ellos Canadá, Polonia y Vietnam.
Según el Banco Central de Filipinas, el polímero hace que los billetes sean más difíciles de falsificar, más fáciles de limpiar y más baratos de producir. Además el material utilizado sería más respetuoso del medio ambiente porque se puede reciclar y tiene una vida útil más larga. “La mayor duración de los billetes -explicó el vicedirector general Mamerto Tangonan en una audiencia en el Senado- se traduciría en menores costos de reposición y por ende mayores ahorros en los costos de producción. El ahorro estimado en la producción asciende a 1.200-2.400 millones de pesos (entre 20 y 40 millones de euros).
Sin embargo la sostenibilidad de la operación ha sido fuertemente cuestionada en el parlamento. La senadora Pia Cayetano, quien preside la Comisión para los objetivos de desarrollo sostenible, señaló que el hecho de poder reciclar el polímero no significa que sea verdaderamente sostenible. “De todos modos no se biodegradará -cuestionó-. Seguirá estando ahí y no se irá”. También agregó que la sostenibilidad no solo debe tener en cuenta el impacto en el medio ambiente sino también en las comunidades. En este caso, los productores locales de cáñamo. Aunque el número de agricultores afectados se reduzca al mínimo -objetó Leonardo Montemayor, presidente de la Federación de Agricultores Libres-, la transición a la importación de materias primas plásticas podría dificultar la sostenibilidad de sus actividades”.