Beirut: un país a la deriva, 'traicionado' por los políticos. Ciudadanos en fuga

de Fady Noun

El patriarca maronita atacó a los que obstruyen deliberadamente la elección del presidente y la formación del gobierno. Los magistrados, que llevan dos meses de huelga, afirman que el país no está viviendo una "crisis" sino un auténtico "fracaso". Muchos quieren emigrar, de manera legal o clandestina.

Beirut (AsiaNews) - En diciembre de 2020 el ex ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian, comparó la situación del Líbano con "el hundimiento del Titanic, pero sin orquesta". Un año y medio después, el estado de descomposición de las instituciones, la acción perversa de un sector de la clase política, la corrupción endémica y el saqueo de los recursos públicos están privando a los libaneses de servicios esenciales. En algunas regiones solo se suministra energía eléctrica durante dos horas al día, mientras el salario medio en el sector público no supera en promedio los 40 euros por mes.

En este clima de decadencia, que se refleja también en la huelga de los magistrados, el Líbano ha entrado en el plazo establecido por la Constitución para la elección del nuevo Presidente de la República que comenzó el 1 de septiembre, dos meses antes de que termine oficialmente el mandato del jefe de Estado Michel Aoun, el 31 de octubre. El presidente de la Cámara de Representantes, Nabih Berry, todavía no ha fijado una fecha para la sesión de votación, sabiendo por otra parte que el presidente y el primer ministro no han logrado acordar un nuevo gobierno desde que expiró el mandato del ejecutivo saliente en mayo.

Ante el temor de que Líbano pueda encontrarse sin jefe de Estado y con un gobierno dimisionario -una situación sin precedentes que podría interpretarse como un vacío total a nivel de poder ejecutivo y justificar consecuencias peores- el patriarca maronita lanzó ayer una dura advertencia a la clase política. El cardenal no dudó en definir como "una traición" el hecho de que las elecciones sean obstaculizadas, de manera deliberada, por la facción que expresa un candidato que tiene muy pocas posibilidades de ser elegido. Ese estancamiento se ocasiona impidiendo sistemáticamente que se alcancen los dos tercios en la Cámara (85 votos sobre 128), en un juego que muchos observadores califican como perverso. “Creemos que una vacante presidencial provocada intencionalmente - afirmó el cardenal Beshara Raï - es una conspiración contra lo que representa la función del presidente de la República y es también una traición all Líbano”.

Al mismo tiempo, tampoco se ejerce ya la justicia y el derecho en el Líbano. Como muchos otros sectores y servicios públicos, el cuerpo del Poder Judicial decidió hace dos meses suspender todas las actividades en reclamo de salarios dignos y mejores condiciones de trabajo. En una declaración firmada como "Los jueces del Líbano", los magistrados expresaron su descontento con los sueldos recibidos en agosto, que valen "entre 95 y 235 euros según el cambio del día". Con fundadas razones, los magristrados acusan a los políticos de “estar equivocados” cuando hablan de “crisis” para describir la situación actual, porque en realidad se trata de un verdadero “fracaso”.

En un elocuente documento que expresa claramente su situación, la AFP cita al magistrado Fayçal Makki, quien declaró que en el Palacio de Justicia “no hay papel, ni tinta, ni bolígrafos, ni sobres, ni baños en funcionamiento y ni siquiera agua corriente". Y sospechan que esta situación se repite en todas las reparticiones de gobierno y oficinas públicas.

Dada la situación, muchos libaneses quieren salir del país. Los que no pueden hacerlo legalmente, lo intentan de forma clandestina. Todos los días, afirman los habitantes de Trípoli, numerosas embarcaciones salen de la costa cargadas con migrantes; a veces, cuando la necesidad lo requiere, con la complicidad de los mismos guardacostas. Ayer el diputado de Trípoli Achraf Rifi informó que 70 inmigrantes libaneses se encontraban varados a bordo de una embarcación averiada frente a las costas maltesas e italianas. Pidió ayuda a las autoridades de Roma, recordando que Italia es un "país amigo del Líbano", para rescatar a los inmigrantes cuyas reservas de alimentos y agua se están agotando.

Y el pasado mes de abril ya había naufragado frente a las costas de Trípoli (Líbano-Norte) una embarcación con cerca de 80 inmigrantes ilegales a bordo, dejando un saldo de decenas de muertos y desaparecidos. Un grupo de expertos que llegó al Líbano a finales de agosto abandonó el país sin publicar ningún informe sobre las conclusiones de su misión. Un nuevo revés, porque todos sabían que su objetivo era tratar de determinar las causas del hundimiento. Según el testimonio de algunos sobrevivientes, este habría sido provocado por el buque militar encargado de rechazar a los migrantes, que supuestamente -de forma accidental o deliberada- golpeó la embarcación, provocando el naufragio.