Beirut: un Parlamento dividido, obligado a ponerse de acuerdo sobre el Presidente de la República
Con mucho retraso, ayer se celebró la primera votación para elegir al sucesor de Aoun. Un paso que ha creado divisiones (sobre Hezbolá) y empujó al Presidente de la Cámara a forzar la mano para llegar a un acuerdo. El país podría quedar estancado si se produce una doble vacante en el poder, sin jefe de gobierno ni presidente. Las presiones de la comunidad internacional.
Beirut (AsiaNews) - "Si quieren que este Parlamento, y también el Líbano, sigan existiendo, ¡deben llegar a un entendimiento!" Con estas palabras, el presidente de la Cámara, el chií Nabih Berry, concluyó la votación de ayer para elegir un nuevo presidente de la República, llamado a suceder a Michel Aoun, cuyo mandato expira el 31 de octubre. Berry añadió que su intención es fijar la fecha de la próxima votación en función de los avances para llegar a un acuerdo entre las partes.
El Parlamento fue convocado en una fecha muy tardía, al final del primero de los dos meses (septiembre y octubre) estipulados por la Constitución. No logró elegir un nuevo jefe de Estado en la primera ronda de votaciones. El fracaso era de esperar: la Cámara está dividida en dos partidos, en torno a la cuestión de las armas a Hezbolá, una antigua fuente de enfrentamiento. Ninguno de los dos bandos cuenta con la mayoría absoluta de los votos (la mitad más uno, es decir, 65). Y mucho menos con los dos tercios de los escaños, el número necesario para elegir a un candidato en la primera vuelta (86 votos).
En la votación dieron su presente 122 de los 128 diputados que componen la Cámara (hubo seis ausentes). De ellos, 63 votaron en blanco: los del tándem chiíta (Amal y Hezbolá), el CPL de Gebran Bassil y algunos independientes y sus aliados. Por otra parte, el frente soberanista hostil a Hezbolá (cuyo núcleo está formado por las Fuerzas Libanesas, el partido Kataëb y el bloque druso de Walid Joumblatt) votó a favor de Michel Moawad, el hijo del ex presidente (René Moawad, asesinado en 1989), que obtuvo 36 votos. Sin dar explicaciones, los diputados de la "contestación" (que representan el movimiento de protesta de octubre de 2019) cambiaron de rumbo y votaron por Sélim Eddé (13 votos), un brillante empresario que, sin embargo, no es candidato, pues su candidatura fue rechazada por el jurista y ex diputado Salah Honein.
En el bando sunita reina la división desde que su líder, Saad Hariri, se retiró de la vida política, a principios de año. Ayer, a último momento, el frente logró formar un grupo de una docena de diputados que sólo escribieron una palabra en sus papeletas: Líbano.
En el campo del "voto en blanco", los diputados chiítas que en principio estaban a favor de la candidatura del líder del norte, Sleiman Frangié, no pudieron expresar su preferencia a su favor sin ser abandonados a su suerte por Bassil, el presidente del CPL y rival de Frangié. Sin representantes de peso de las comunidades suníes y drusas, este bando no puede aspirar a elegir a un jefe de Estado gracias a un “acuerdo”. El mismo razonamiento se aplica al campo soberanista, que carece de figuras influyentes de las comunidades suní y chií. Como señala Berry, ambos bandos están condenados a seguir adelante y llegar a un entendimiento, porque cada uno tiene el arma del quórum para impedir que el otro gane las elecciones y elija a su propio candidato.
Esta "primera votación" ha convencido a los diputados presentes de la absoluta necesidad de un acercamiento entre los partidos, ante el peligro de quedarse sin presidente de la República durante meses, cuando el mandato de Aoun expire a finales de octubre. Sería repetir el mismo escenario del 2016, cuando el país de los cedros se quedó sin jefe de Estado durante más de dos años.
Y este acuerdo es más necesario que nunca porque el impasse político en la formación de un nuevo gobierno también se debe a un profundo desacuerdo entre el actual presidente Aoun y el primer ministro dimisionario Nagib Mikati. El artículo 75 de la Constitución estipula que, en caso de vacante presidencial, las prerrogativas del jefe del Estado son asumidas provisionalmente por el Consejo de Ministros. Sin embargo, Aoun se niega a ceder sus prerrogativas a un gobierno dimisionario y amenaza con no abandonar el palacio presidencial si no se forma un nuevo gobierno favorable a la agrupación política a la que él pertenece.
Ante la perspectiva destructiva de un doble vacío en el poder del Líbano -gubernamental y presidencial-, Francia, Arabia Saudita y Estados Unidos emitieron la semana pasada una declaración conjunta. En ella, instan a los diputados a "elegir un presidente que pueda unir al pueblo libanés". Esta unidad es tanto más indispensable cuanto que el país atraviesa una crisis económica, asolado por el sufrimiento y las tensiones sociales. El Fondo Monetario Internacional ha condicionado una ayuda de unos 3.000 millones de euros a la realización de reformas relacionadas con el buen funcionamiento de las instituciones.
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