Beirut: Los desplazados por la ofensiva israelí avivan las tensiones entre cristianos y chiíes
La reubicación de los refugiados de la guerra entre el Estado judío y Hezbolá y las tensiones político-comunitarias amenazan la estabilidad del país. El Patriarca maronita pide la «liberación» de las escuelas públicas ocupadas, pero sus palabras han desatado una nueva polémica. La comunidad drusa pide «hospitalidad». Walid Jumblatt: «La guerra parece destinada a prolongarse».
Beirut (AsiaNews) - La ofensiva israelí lanzada el 23 de septiembre ha sumido al Líbano en un profundo caos. Y si, por el momento, la prioridad está reservada al realojamiento de los cientos de miles de desplazados, al mismo tiempo hay otra serie de problemas que deben abordarse con la misma urgencia: el drama de la seguridad alimentaria, la atención sanitaria y el curso escolar de los alumnos de todas las escuelas y grados, públicas y privadas. En este sentido, las expropiaciones e invasiones de la propiedad privada, las construcciones ilegales en algunos pueblos y las ocupaciones forzosas de los institutos de enseñanza de Beirut ponen a dura prueba la resistencia del vínculo social entre los chiíes desplazados y la comunidad cristiana que los acoge. Al mismo tiempo, suponen una grave amenaza para la estabilidad interna a medio plazo.
En relación con esta cuestión tan delicada, el vicepresidente del Consejo Superior chií, jeque Ali el-Jhatib, reaccionó con vehemencia en los últimos días a un verbo utilizado por el primado maronita en su homilía dominical. Las escuelas públicas utilizadas para albergar a los miles de desplazados por la guerra entre Israel y Hezbolá deben ser «liberadas» y devueltas a su vocación educativa, afirmaron el patriarca y el card. Beshara Raï en su discurso en el centro de los atentados.
En círculos próximos al cardenal se intenta restar importancia al significado de la palabra utilizada. Ésta, explican desde Bkerké, debe situarse en un contexto, y según un significado, puramente civil, asegurando al mismo tiempo que se ha interpretado «incorrectamente», como si se quisiera expulsar por la fuerza a las familias desplazadas de las escuelas católicas privadas.
Una fuente episcopal del patriarcado maronita explica a AsiaNews: «Es evidente que hay que encontrar un alojamiento alternativo para las familias antes de reabrir estas escuelas a los alumnos. Pero es igualmente evidente que es responsabilidad de todos buscar y encontrar estos lugares». De hecho, algunas escuelas de Beirut, como la escuela Saint-Vincent de Paul de las Hijas de la Caridad, en la calle Clémenceau, y la escuela de las Hermanas de San José de la Aparición, ambas pertenecientes a la comunidad latina, han sido ocupadas sin ningún reparo por los chiíes desplazados. Un asalto relacionado también con el pánico causado por la orden de evacuación emitida por el ejército israelí (IDF) a los habitantes de los suburbios del sur de Beirut. Otras dos escuelas, una perteneciente a la comunidad ortodoxa griega de la capital y otra a una misión laica, se encuentran en la misma situación, según fuentes relacionadas con la institución.
«El despacho del director de la escuela Saint-Vincent de Paul fue violado», declaró la fuente. «Algunas monjas -continuó la fuente episcopal maronita- han sido expulsadas de sus habitaciones». Sin embargo, una voz independiente asegura a AsiaNews que esto no ha impedido que las monjas y el personal del establecimiento se muestren extremadamente serviciales. Sin embargo, hay que añadir que los 800 desplazados que ocupan el centro impiden a otras tantas familias enviar a sus hijos a la escuela y asistir a clase.
«Si se descuida, la cuestión de los evacuados se convertirá en una fuente de problemas sociales y económicos para los ciudadanos», advirtió el Patriarca Raï. “Hay que proteger la propiedad privada y la convivencia”, añadió. Estos pocos incidentes, como el bloqueo de edificios ilegales en Lassa, un pueblo chií de la región de Jbeil, o la resistencia a la orden de evacuar un hotel en desuso de la calle Hamra de Beirut, son sintomáticos del caos en que la ofensiva israelí ha sumido a Líbano.
En Dékouané, suburbio del norte de Beirut, bastión político cristiano, la presencia de un camión cargado de sacos de arena cerca de la escuela hotelera estatal, convertida en centro de acogida, suscitó los temores de un diputado de las Fuerzas Libanesas, Razi Hage. El político cristiano declaró que «teme la reconstitución de un “perímetro de seguridad” de Hezbolá». Según la información facilitada, los sacos, transportados por la ONG internacional Action contre la Faim (Acción contra el Hambre), iban a utilizarse para instalar depósitos de agua en terrenos elevados.
La mediación drusa
Hasta ahora, los roces se han contenido. Sin embargo, como la policía no puede estar en todas partes, la comunidad drusa ha considerado oportuno tomar la iniciativa y establecer algunas normas de acogida de los desplazados, que los municipios están obligados a hacer cumplir. Con este fin, el 2 de noviembre se celebró una asamblea general de los drusos en Baadaran (Chouf), donde viven sus «sabios», en presencia de todos los dirigentes políticos rivales de la comunidad, en particular Walid Joumblatt y Talal Arslan.
«No aceptamos ninguna violación de la seguridad, sea cual sea su origen. Colaboramos con el ejército y las fuerzas de seguridad para garantizar la estabilidad», declaró el jeque Akl de la comunidad. El líder druso subrayó también la importancia del «principio de hospitalidad», advirtiendo contra el riesgo de compras masivas de tierras por intermediarios, que alterarían el equilibrio demográfico en las montañas drusas. Por su parte, el antiguo líder del Partido Socialista Progresista (SPP), Walid Jumblatt, declaró: «La guerra parece destinada a continuar». Por ello, concluyó, «debemos estar preparados para ofrecer el máximo número de servicios tanto a los desplazados como a los residentes».
13/11/2023 12:06
06/11/2023 10:45
23/10/2023 11:35
03/01/2024 14:58