Beirut: Hariri deja la política y su partido planea boicotear las elecciones
Para el líder suní, no hay ninguna "posibilidad" para el país mientras siga bajo "la influencia iraní". Las "divisiones internas" corren el riesgo de hundir la nación. Los enfrentamientos políticos y la incompatibilidad personal con el Presidente Aoun. Tras el anuncio, Hariri se dirigió al aeropuerto y tomó un avión con destino a los Emiratos.
Beirut (AsiaNews) - El anuncio fue con la voz quebrada por la emoción y los ojos enrojecidos. Frente a los diputados y ministros de su propia facción política y rodeado de los leales de un partido a la deriva, el ex primer ministro Saad Hariri comunicó que se retiraba de la vida política. Lo hizo desde su casa, en Beirut, el 24 de enero, cuatro meses antes de las elecciones generales, un paso crucial para la vida de la nación. Y en sus palabras evocó nada menos que la "influencia iraní" en el país, el "desorden en la escena internacional" y las "divisiones internas".
“Suspendo mi participación en la vida política”, dijo, “e invito a mi familia política en el seno de la Corriente del Futuro a seguir mis pasos". Dirigiéndose a su agrupación política, la corriente mayoritaria y dominante en el Líbano, la invitó a no presentar ningún candidato en las elecciones generales a celebrarse en mayo.
Su gesto marca el fin de una era política. Hariri se lamentó y dijo que mientras el país siga cobijado bajo el manto de la influencia iraní, “no existe ninguna posibilidad positiva para el Líbano, salvo el desorden en la escena internacional, las divisiones internas, el confesionalismo y la fragmentación del Estado".
“Después del asesinato de Rafic Hariri", explicó, "fui elegido para llevar adelante su proyecto, y no para que la familia Hariri siguiera en el poder. Este proyecto se resume en dos ideas: impedir que el Líbano caiga en una guerra civil -en cualquiera de sus formas- y garantizar una vida mejor para los libaneses. He tenido éxito en el primer punto, pero no en el segundo". Y luego añadió: "Sin duda, para evitar una guerra civil tuve que llegar a acuerdos, en primer lugar el acuerdo de Doha, y luego la visita a Damasco y la elección de Michel Aoun como presidente".
Saad Hariri subrayó que estos compromisos se hicieron a su costa. Sin embargo, el objetivo más importante para él era evitar una guerra civil en el Líbano y garantizar una vida mejor para su población. "Esta preocupación ha guiado todos mis pasos, me ha hecho perder mi fortuna personal, así como algunos amigos en el extranjero y muchos aliados, incluso hermanos", agregó. Esto último fue en alusión a su hermano Baha, que durante los dos últimos años ha estado construyendo una carrera política propia, enfrentándose al ex primer ministro.
Uno de los primeros en reaccionar ante estas declaraciones fue el actual primer ministro Nagib Mikati, quien subrayó que las palabras de Hariri "representan un momento triste para el país". El líder druso Walid Joumblatt lamentó que la decisión del ex primer ministro dejara "el campo libre" a Hezbolá y a los iraníes. "Perdemos un pilar de independencia y moderación", dijo Joumblatt. Además, es un hecho conocido que el padre de Saad Hariri, Rafic Hariri, fue asesinado en 2005 en un atentado en el que participó al menos un miembro de Hezbolá, que fue declarado culpable por el Tribunal Internacional para el Líbano. Para muchos observadores, la retirada de Saad Hariri de la vida política es una confirmación más del resultado y las vinculaciones que supone la violenta eliminación de su padre.
Lo que Saad Hariri no mencionó -pero que la prensa local ha subrayado durante mucho tiempo- es el rol de Arabia Saudita, el principal aliado regional de la comunidad sunnita y de Rafic Hariri en particular, y el hecho de que haya abandonado a su suerte a su propio ahijado. El principal responsable de este viraje en la política del reino wahabí es Mohammed bin Salman (MBS), que tacha a Hariri de ser "demasiado complaciente" con Hezbolá.
Sin duda, el deterioro de las relaciones entre Hariri y Arabia Saudita no se ciñe a la historia de los últimos días. El 4 de noviembre de 2017, mientras Hariri se encontraba en Arabia Saudita, MBS lo presionó para que anunciara su dimisión mientras se encontraba en Riad. La noticia provocó reacciones de indignación en el Líbano, incluso entre sus opositores de entonces: denunciaron que Arabia Saudita estaba dictando las órdenes y acusaron a Riad de tener a Hariri como "rehén".
Hariri pudo abandonar Riad recién dos semanas después de su dimisión y con la intervención diplomática del propio Líbano, y a instancias del presidente francés Emmanuel Macron, a título personal. Desde su primer ascenso al poder en 2009, Saad Hariri, que entonces carecía de carisma, ha conseguido poco a poco labrarse una reputación de hombre capaz de comprometerse. Por tercera vez, presentó su dimisión unas dos semanas después del inicio de las manifestaciones populares contra la clase política el 17 de octubre de 2019.
A pesar de haber sido designado el 22 de octubre de 2020 para formar gobierno, no pudo lograr su objetivo, a causa de la hostilidad del jefe de Estado, Michel Aoun, con quien existen evidentes discrepancias políticas, que se complejizan aún más por una incompatibilidad personal insuperable. El entonces primer ministro en funciones quería formar un ejecutivo independiente, conforme al plan elaborado por el presidente francés Emmanuel Macron. Su homólogo libanés Aoun, en cambio, se ha mantenido anclado a un gobierno respetuoso de los equilibrios políticos y comunitarios existentes, con vistas a las elecciones generales -a sabiendas de que el próximo Parlamento será convocado para elegir al futuro presidente de la República en octubre de 2022.
Inmediatamente después de su discurso, Hariri se dirigió al aeropuerto y tomó un vuelo con destino a los Emiratos Árabes Unidos, donde se ha instalado.